Tecnología ‘ADAS’: sistemas de ayuda a la conducción que le salvarán la vida

Y también le ‘salvan’ de las multas de la Dirección General de Tráfico (DGT), pues a partir de julio de 2024 serán obligatorios para todos los vehículos que se comercialicen en la Unión Europea.

Desde el 6 de julio de 2022, los vehículos europeos de nueva homologación tendrán que llevar instalados de forma obligatoria los sistemas ADAS de detección de marcha atrás, de fatiga y atención, control de la presión de los neumáticos, señal de frenada de emergencia, asistente de velocidad y caja negra donde se recopilen los datos. Los camiones y autobuses deberán incorporar, además, el sistema de información de ángulo muerto.

La Comisión Europea calcula que las distracciones causan entre el 10% y el 20% de las colisiones en Europa. Con la incorporación de estos sistemas, la UE prevé que de aquí a 2038 se salvarán más de 25.000 vidas y se evitarán 140.000 de las lesiones más graves.

Lo cierto es que no son nuevos. Hace ya una década que los fabricantes de vehículos de alta gama incorporaban algunas de esta mejoras en sus producciones de serie. Por ejemplo, el frenado autónomo de emergencia o la detección de los ángulos muertos. Son muy populares, desde 2015, las ayudas al aparcamiento a través de sensores y/o cámaras traseras.

Qué son los sistemas ‘ADAS’

Los sistemas avanzados de ayuda a la conducción (Advanced Driver Assistance Systems, por sus siglas en inglés) pretenden anticiparse al error humano, evitando de esta forma, sus graves consecuencias. Funcionan mediante sensores que controlan todo lo que sucede durante la conducción: presencia de peatones, animales, bicicletas, vehículos y otros objetos; controlan las distancias y reconocen espacios y colores; miden parámetros como la velocidad, la altura o los ángulos.

Los hay incluso capaces de tomar el control del vehículo en determinadas circunstancias de peligro. Cada uno de estos ojos artificiales se reparte por las diferentes zonas del vehículo, en función de la misión que deban cumplir. Una vez que detectan los detalles del entorno, envían la información a la caja negra que los monitoriza de forma continua. Este dispositivo, del tamaño de un paquete de tabaco, va soldada a la parte inferior del asiento del conductor.

No solo recibe la información, también la procesa y envía las órdenes necesarias para evitar accidentes. Además, como cerebro bien entrenado, registra todos los datos. Sólo las autoridades responsables de la seguridad del tráfico tendrán acceso a la información almacenada y sólo en caso de accidente. ¿Con qué fin? Analizar la seguridad vial y evaluar la eficacia de las medidas (normativa) tomadas al respecto.

Como ángeles de la guarda

Esta especie de ángeles de la guarda emplean tecnología puntera para velar por la seguridad. Se trata de sensores de ultrasonido y vídeo, cámaras y radares ubicados normalmente en la parte alta del vehículo, los retrovisores o los parabrisas.

Las cámaras y, sobre todo, los sensores de vídeo disponen de rangos de medición 3D que superan los 50 metros y utilizan algoritmos e Inteligencia Artificial para sus registros y mediciones. Los radares localizan objetos estáticos y en movimiento. Su alcance llega a los 250 metros y su rango los 360 grados. Además, como son inmunes a condiciones meteorológicas, proporcionan datos absolutamente fiables. Los sensores de ultrasonido -los guardianes del aparcamiento- funcionan mediante impulsos ultrasónicos que rebotan contra los obstáculos. Los sensores láser aún no son muy populares por su elevado coste.

Sistemas ‘ADAS’ más comunes

- Frenada automática de emergencia con detección de peatones, animales y ciclistas. En cuanto el sistema detecta su presencia, pone en marcha de inmediato el sistema de frenos. Obvio, si el conductor no lo ha hecho antes. Son fundamentales para evitar atropellos. Funciona del mismo modo ante obstáculos inanimados, reduciendo el riesgo de colisión. Control de crucero y mantenimiento de carril. Permite mantener la distancia de seguridad con respecto al resto de vehículos y la permanencia en carril correcto. El sensor es capaz de leer las líneas de la carretera y actúa al instante, devolviendo el vehículo a su sitio. Se complementa a la perfección con el detector de fatiga y atención, que nos manda de inmediato a tomar un café y un descanso. Avisador de ángulo muerto. Los ángulos muertos son la cruz de los conductores, sobre todo en tramos o momentos de circulación intensa. En ciudad, una pesadilla. Estos avisadores son los grandes cómplices de los espejos retrovisores.

Detección de marcha atrás o alerta de tráfico cruzado. Al salir marcha atrás de un estacionamiento, la cámara trasera detecta la presencia de vehículos circulando, evitando así la colisión. Asistente inteligente de velocidad. Se trata de un limitador que impide rebasar la velocidad máxima permitida. Eso sí, puede desactivarse pulsando un botón o pisando el acelerador a tope. Alerta de cinturón en plazas traseras. En caso de que el pasajero no se ponga el cinturón de seguridad, el coche llamará la atención inmediatamente de ello. Todos conocemos los pitidos. Alcoholímetro integrado. No se trata de un ADAS como tal. Sí de una barrera para impedir uno de los mayores peligros al volante.

Sistema de visión nocturna. Una cámara situada en la parte delantera del vehículo reacciona a las señales de calor que emiten los elementos de la carretera mediante un sensor de infrarrojos. Captura el espectro de luz visible y lo transforma en información visual.