Las bicicletas y los patinetes eléctricos conquistan también al seguro

Estos pequeños y sencillos dispositivos de movilidad eléctrica van ganando cada vez más presencia en nuestras calles y vías. ¿Qué puntos fuertes y débiles tienen? ¿Cuáles son sus riesgos potenciales? ¿Qué coberturas ofrecen los seguros respecto a este tipo de vehículos?

Las bicis y los patinetes eléctricos van ganando progresivamente presencia en nuestras vías, y su reto ahora es conseguir su mejor convivencia con el resto de vehículos por medio del desarrollo de infraestructuras apropiadas, la puesta en práctica de una legislación adecuada y la propia responsabilidad de todos los vehículos, que deben adaptarse de la manera más armoniosa posible a estos nuevos tipos de movilidad.

Una movilidad poco o nada ruidosa, menos contaminante y que además ocupa poco espacio en las vías. Pero no todo es tan bonito como suena: el desplazamiento en este tipo de vehículos, como en cualquier tipo de medios de transporte, presenta una serie de riesgos que deben tratar de minimizarse o, cuando menos, de cubrirse a través de una buena cobertura aseguradora -pese a que hasta el momento no es obligatorio contratar un seguro para un patinete o bici eléctrica-.

Los riesgos que se corren (o que se generan) al circular en un vehículo eléctrico no difieren en líneas generales de los que tienen otro tipo de medios de transporte. El principal es el riesgo de que se produzca un accidente, derivando en daños propios, a terceras personas o a las instalaciones e infraestructuras cercanas; el segundo, el hecho de que estos pequeños vehículos -pese a la eficacia de los candados y otros sistemas de seguridad- suelen estacionarse al aire libre y corran el riesgo de ser hurtados. Incluso se puede sufrir un robo, entendiéndose en clave aseguradora como aquél que se produce mediante violencia o intimidación.

En cuanto a las consecuencias negativas, es cierto que al ser dispositivos pequeños (especialmente en el caso de los patinetes) y silenciosos están bastante expuestos a que el resto de vehículos o personas que transiten no los vean y oigan con facilidad, lo que incrementa el riesgo de accidente. Eso sí, tampoco suelen circular a velocidades elevadas, lo que reduce el riesgo de daño severo.

También tienen un pequeño impacto negativo en el medio ambiente, por extraño que parezca, ya que no sólo deben recargarse, sino que su proceso de construcción es más contaminante, como sucede en el caso de cualquier vehículo eléctrico con respecto al tradicional.

Seguros y coberturas

El sector dispone desde hace años en el mercado de seguros apropiados para este novedoso medio de transporte. Algunos son específicos para bicis o patinetes eléctricos y otros amparan en un mismo producto el uso de ambos dispositivos de movilidad. Dependerá del punto de vista del cliente y de mil circunstancias, entre ellas el precio, aunque desde fuera parece sensata la contratación de un seguro que sirva para cubrir ambos modos de desplazamiento.

El mercado dispone de una gran variedad de coberturas para asegurar bicis y patinetes eléctricos. Por supuesto, las garantías dependerán de la compañía aseguradora por la que se apueste, de la modalidad de seguro que cada cliente quiera firmar y de si decide o no ampliar la cobertura de la póliza más allá de la elemental.

Esta modalidad de seguros incluyen garantías que van desde la básica de responsabilidad civil hasta otras muchas como garantía ante robo y/o hurto, asistencia en viaje, gastos médicos, indemnizaciones por accidente, incapacidad o fallecimiento, defensa jurídica, daños propios, daños sobre el patinete o bici, etc. Incluso hemos visto incluida una cobertura de cirugía plástica reparadora, como es el caso de algunos seguros del ramo de la compañía Pléyade.

Garantías específicas

Como vemos, en realidad no hay tanta diferencia con respecto a lo que ofrecen los seguros tradicionales. Igual que ocurre en el caso de las bicis y los patinetes sucede respecto a vehículos más grandes, potentes y caros, como los coches. También en este caso el sector seguros se ha puesto las pilas -o, por decirlo de manera más apropiada, se ha puesto un motor eléctrico- para trabajar en la creación de seguros adaptables, que tampoco difieren en demasía de otros seguros de autos, pero que cuentan con coberturas específicas que encajan a la hora de afrontar las necesidades y riesgos particulares de los vehículos eléctricos.

Entre este tipo de coberturas específicas están las que se encargan de la batería, asegurándola ante la posibilidad de una avería o un robo o proporcionando asistencia en carretera para remolcar el vehículo hasta un punto de carga o reparación en caso de fallo de esta pieza. También las garantías que proporcionan asistencia para atender a emergencias de recarga rápida del vehículo.