Cómo cuidar los oídos en invierno

Con el frío, los oídos tiene más riesgo de padecer una infección y terminar con pérdida auditiva. Para evitarlo, la visita al otorrinolaringólogo es obligada, además de otras precauciones.

Cuando el frío aprieta (y está apretando), el oído es uno de los órganos que más puede sufrir las consecuencias. ¿Por qué? Porque las bajas temperaturas, el viento y la humedad favorecen la creación de mucosa. Eso está bien, claro, salvo cuando la mucosidad se produce en exceso y dificulta la comunicación entre la nariz y el conducto auditivo. Es entonces cuando se puede producir una acumulación de fluido tras el tímpano, causa de la otitis media.

Esta afección del oído -los niños y las personas mayores son los más propensos a sufrir estas complicaciones, pues su sistema inmune es más sensible a las agresiones externas- se convierte durante los meses fríos en el principal motivo por el que se acude al otorrino. Suele ser muy dolorosa y puede provocar pérdidas auditivas, sobre todo a los más pequeños.

Para cuidar la salud auditiva en invierno, los otorrinonaringólogos aconsejan protegerse del frío y abrigarse el oído con gorros u orejeras, evitando en lo posible los cambios bruscos de temperatura que propician las faringitis, catarros y gripes y ponen fácil el camino a las rinitis y otitis.

Fortalecer el sistema inmune: una buena alimentación rica en vitamina B12, higiene correcta, hábitos saludables y ejercicio son, como siempre, los mejores amigos de la salud y la fortaleza. En este caso, contribuyen a la prevención de las otitis y demás afecciones del oído. En cuanto a la limpieza, los especialistas no recomiendan el uso de bastoncillos, sino irrigaciones de agua de mar. En el caso de practicar natación u otros deportes acuáticos es buena idea el uso de tapones para evitar que el agua se introduzca en los oídos.

Como en cualquier otra estación del año, hay que evitar los ruidos y sonidos demasiado fuertes, pues dañan el canal auditivo.

Revisar la audición y los audífonos: estos últimos deben mantenerse siempre limpios, secos y no exponerlos a una fuente directa de calor para quitarles la humedad. Es mejor el uso de deshumidificadores diseñados expresamente para ello. Para mantener la higiene de los moldes se emplea un recipiente especial provisto de una cesta de plástico donde se disuelve en agua la pastilla de limpieza. Si se está pasando un proceso gripal o catarral, es conveniente que dicha limpieza se realice casi a diario.

Jamás recurrir a la utilización de gotas u otros productos en el interior del oído sin la supervisión de un especialista.

Hay que señalar también la importancia de las pérdidas auditivas asociadas con la edad. Según los datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-CCC), la presbiacusia o pérdida auditiva asociada a la edad afecta al 20% de la población a partir de los 60 años y al 70% a partir de los 70, y multiplica por cinco el riesgo de demencia. Por ello es fundamental la detección precoz y la prescripción del tratamiento adecuado.