La colaboración público-privada, más necesaria que nunca

La sanidad es uno de los ejemplos más claros de los beneficios que tiene la colaboración público-privada. En el año 2020, el seguro de salud fue uno de los ramos que más creció dentro del sector asegurador, un 5,1% en primas, hasta superar los 9.000 millones de euros. También crece en asegurados y ya supera los 11 millones, en un año en el que la contracción económica fue la protagonista. También lo fue la pandemia, y la constatación de que, sin unos sistemas sanitarios unidos y fuertes, el colapso está garantizado. La sanidad privada, ya sea a través del seguro de salud o de forma particular, ayuda al Sistema Nacional de Salud a descargar trabajo a los hospitales púbicos. De acuerdo con los datos de Fundación Isdi, la sanidad privada representa el 29,2% del gasto sanitario total en España, lo que supone el 2,7% del PIB. Además, se estima que el ahorro generado por el seguro privado se situaría entre 1.368 euros al año -si el paciente usa exclusivamente el sistema privado-) y 506 euros -si realiza un uso mixto de la sanidad, utilizando tanto sanidad pública como privada-.

Durante la pandemia, la sanidad privada reivindicó su papel para ayudar a descongestionar los hospitales públicos. En algunas Comunidades Autónomas su colaboración fue más estrecha que en otras, según ha manifestado en numerosas ocasiones desde marzo de 2020 Aspe, la patronal de la sanidad privada en España. Con todo, a pesar de algunas trabas políticas, ideológicas y burocráticas, la sanidad privada atendió al 19% de los pacientes afectados por Covid-19 y al 14,2% de los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos por esta enfermedad.

En cuanto a su actividad asistencial fuera de la pandemia, de acuerdo con los últimos datos disponibles, de 2018, la sanidad privada realizó el 30,2% de las intervenciones quirúrgicas; el 23,7% de las altas y el 24,4% de las urgencias de todo el territorio nacional en alguno de sus 441 hospitales repartidos por todo el territorio español. Esto representa el 56% del total de centros hospitalarios, con 50.960 camas (el 32% de todas las existentes). Y en esa asistencia se incluyen, pese al mito arraigado en la sociedad, las enfermedades graves. El cáncer, los infartos, los problemas cardiovasculares y muchas otras patologías sí están cubiertos por el seguro de salud privado. Pero, eso sí, la póliza debe ser la adecuada. Es, además, en algunos de los centros privados donde se desarrolla buena parte de la investigación científica y médica que da lugar a nuevos tratamientos más personalizados, menos invasivos y más eficaces. En el reportaje de portada de este número de elEconomista Seguros de noviembre, ahondamos en el papel que el seguro tiene en el tratamiento de las patologías más graves, con algunos ejemplos de pólizas desarrolladas específicamente para este cometido. Además, podrán encontrar otros interesantes contenidos relacionados con el seguro, el motor y, también, el ocio. Feliz lectura.