El seguro de salud mejora su atención de la enfermedad grave

Más de once millones de españoles cuentan con la cobertura de un seguro de salud, pero ¿qué pasa cuando son diagnosticados con una enfermedad grave? ¿Cuál es el papel del seguro de salud y la sanidad privada en estos casos?

Más de 11 millones de españoles -entre asegurados y mutualistas- tienen contratado un seguro de salud. Esto supone, por un lado, duplicar la cobertura sanitaria que les ofrece el sistema sanitario público, aunque, obviamente, no todas las pólizas tienen las mismas coberturas. La mayoría de los asegurados de salud utilizan su póliza para acudir a especialistas médicos o realizarse pruebas diagnósticas, pero ¿qué sucede cuando se les diagnostica una enfermedad grave?

De acuerdo con el informe Sanidad privada, aportando valor: Análisis de situación 2021, elaborado por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación Idis), la sanidad privada representa el 29,2% del gasto sanitario total, lo que supone el 2,7% del PIB, y hace que España sea uno de los países donde el peso del gasto sanitario privado sobre el total es mayor. Además, se estima que el ahorro generado por el seguro privado se situaría entre 506 euros -si realiza un uso mixto de la sanidad, utilizando tanto sanidad pública como privada- y 1.368 euros al año -si el paciente usa exclusivamente el sistema privado-.

El seguro de salud no ha parado de crecer en los últimos años, tanto en número de asegurados como en volumen de primas. “En 2020 se han alcanzado 11 millones de asegurados -contando con los mutualistas-, lo que supone un incremento del 4,4% respecto al año anterior. Por tipología, el 77% de los asegurados corresponden a asistencia sanitaria, el 16% a mutualismo administrativo y el 7% restante a reembolso de gastos”, explica Marta Villanueva, directora general de la Fundación Idis.

La asistencia sanitaria privada

La sanidad privada lleva a cabo una actividad asistencial significativa y contribuye a disminuir las listas de espera del sistema público. En este sentido, los hospitales privados llevaron a cabo en 2018 -los últimos datos disponibles- el 30,2% de las intervenciones quirúrgicas; el 23,7% de las altas y el 24,4% de las urgencias de todo el territorio nacional en alguno de sus 441 hospitales. Esto representa el 56% del total de centros hospitalarios, con 50.960 camas (el 32% de todas las existentes).

Esta actividad se ha mantenido durante los meses más duros de la pandemia. Según datos de la Alianza de la Sanidad Privada Española (Aspe), la sanidad privada ha atendido al 19% de los pacientes afectados por Covid-19 y al 14,2% de los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos por esta enfermedad.

Innovación y tecnología

Uno de los aspectos que destaca la Fundación Idis es la apuesta de la sanidad privada por la innovación y la tecnología. Los centros sanitarios privados disponen del 52% de los equipos de resonancia magnética, del 44% de los PET y del 34% de los TAC. Cataluña, Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana son las que cuentan con más equipos de alta tecnología. Pero, además, la sanidad privada cuenta con tecnología de vanguardia para el tratamiento de múltiples enfermedades, como el cáncer o enfermedades neurológicas. En este sentido, dispone de un gran número de aceleradores lineales para radioterapia y braquiterapia de última generación; es pionero en el uso de PET/RMN para un diagnóstico más preciso y un 90% de reducción de la radiación; ha construido en el último año y por primera vez en España dos centros de protonterapia, disponibles para pacientes con cánceres en zonas especialmente sensibles a la irradiación; y dispone de equipamientos HIFU (High Intensity Focus Ultrasound) en tres centros para el tratamiento de procesos neurológicos sin necesidad de cirugía, señala la entidad en su informe.

Cuando aparece la enfermedad grave

A la hora del tratamiento de las enfermedades graves a través del seguro de salud es necesario tener en cuenta que, si esta sobreviene estando ya asegurado, lo más probable es que el seguro de salud autorice su tratamiento -siempre en función de las coberturas contratadas en cada póliza-. Otra cosa es cuando un enfermo ya diagnosticado quiere contratar un seguro de salud. En este caso, aunque ya hay compañías dispuestas a asegurar a personas con enfermedades graves preexistentes, con unas primas más elevadas, la mayoría de las aseguradoras no las admite. Para evitar problemas a la hora de acceder al seguro de salud, el corredor de seguros Carlos Lluch nos recomienda no caer en campañas que ofrecen seguros de salud muy baratos, porque las rebajas en precio se trasladan a la tecnología utilizada: “No esperemos láser, tratamientos innovadores, cirugía robótica, etc., en seguros low cost. Esto suele significar más dolor, periodos de recuperación más prolongados, mayor riesgo de infecciones, mayores cicatrices y secuelas, etc.”. Además, incluyen más exclusiones. “Y tras toda exclusión hay lo que se pretendía evitar, la vuelta al circuito público y sus listas de espera”, explica. “O profesionales con menor experiencia y/o reputación, lo que puede implicar desde mayor riesgo de error en el diagnóstico y tratamiento a menores expectativas de supervivencia en casos graves”. Y, sobre todo, “mayor saturación y menor calidad de atención en los low cost: un médico que cobra siete euros por visita tiene que hacer muchas para llegar a fin de mes”.

Lluch advierte de que la mayoría de las aseguradoras mantienen en sus pólizas su derecho a anular con una antelación de dos meses cada año. “Sólo unas pocas renuncian expresamente a su derecho a ejercer el art 22 de la Ley de Contrato de Seguros. Esto convierte a estas últimas en pólizas vitalicias para el cliente mientras que las primeras suponen un riesgo en caso de enfermar o envejecer”. Y esto es importante, porque muchas aseguradoras reducen su cobertura a partir de cierta edad.

A la hora de contratar un seguro de salud también conviene fijarse en las técnicas y tratamientos que cubren, y si el acceso a las últimas técnicas está cubierto o hay que pagar un extra. Y, si lo que quiere es cambiar de compañía, el corredor de seguros señala que hay que tener especial cuidado: “Tenemos tendencia a no recordar las enfermedades pasadas y corremos el riesgo de que nuestro historial real, en el futuro, revele un posible error en las declaraciones y eso conlleva la negativa de la nueva aseguradora a dar cobertura”.

Y un factor fundamental: “Hay que tener en cuenta que el directorio de médicos y hospitales concertados por una aseguradora es dinámico. No hay que comprar tal o cual seguro porque está el médico que nos gusta si el seguro es de cuadro médico cerrado, pues al año siguiente puede no estar incluido. Si queremos garantizar que dispondremos sí o sí de ese médico hay que pensar en clave de seguro de reembolso, que cubrirá el médico mientras esté en el cuadro y también cuando salga de este”, explica Carlos Lluch.

El seguro de enfermedades graves

Varias compañías cuentan con oferta específica para cubrir las enfermedades graves, Acunsa, la aseguradora de la Clínica Universitaria Navarra, dispone de un seguro de salud específico: Alta Especialización Élite, con cobertura exclusiva en Clínica Universidad de Navarra.

Complementa cualquier póliza de salud que se tenga ya contratada y ofrece coberturas y tratamientos exclusivos para patologías oncológicas, cardiacas, circulatorias, y de neurocirugía (para patologías cerebrales) que requieren mayor especialización médica y tecnológica. Esto incluye cirugía del Parkinson, Cirugía Cardiaca mínimamente invasiva, Quirófanos híbridos, Cirugía Robótica para diferentes especialidades. Tratamientos oncológicos innovadores, como la inmunoterapia, la protonterapia o tratamiento con protones. Acunsa destaca que es “la única compañía de seguros de salud que garantiza este tratamiento (hasta 25.000 euros por tratamiento)”. También la radioembolización con microesferas de Ytrio90 para tumores hepáticos, y tratamientos de radioterapia con los aceleradores lineales más avanzados que dispone Clínica Universidad de Navarra, tanto de radioterapia externa (Elekta) como intraoperatoria (LIAC). Así mismo cubre el trasplante entre vivos.

La compañía, además, garantiza equipos diagnósticos pioneros en España y las últimas pruebas diagnósticas, y su póliza Alta Especialización Élite ofrece, también, alternativas terapéuticas no convencionales o que se encuentran en ensayo clínico. Y, en este caso, garantiza la cobertura de gastos para los tratamientos en ensayo clínico.

Por otra parte, Generali ofrece un seguro específico de enfermedades graves. Con esta póliza, una vez confirmado el diagnóstico, el asegurado podrá acceder al Cuadro Médico de la compañía para el tratamiento de la enfermedad grave durante 60 meses y hasta la suma asegurada de 500.000 o un millón de euros. La compañía explica que, según la modalidad contratada, se podrá acudir “en España o en el extranjero a cualquier médico o centro, abonando los gastos, que luego serán reembolsados conforme a las condiciones”.

Las enfermedades que cubre Generali en esta póliza son: cáncer; infarto de miocardio; accidente cerebrovascular; enfermedades cerebrales derivadas de tumores benignos o malformaciones vasculares; insuficiencia renal; intervención por afección de la arteria coronaria; sustitución de las válvulas del corazón; trasplante de órgano vital; esclerosis múltiple y parálisis