El ‘boom’ del ‘antiaging’: ¿es posible ganarle la batalla al paso del tiempo?

La tecnología se alía con la medicina para favorecer tratamientos que alargan la juventud y retrasan el envejecimiento, algo buscado desde tiempos inmemoriales

El sueño de la inmortalidad no es un delirio de los tiempos modernos. El hombre lleva siglos intentándolo, creando pócimas mágicas cuyas fórmulas garanticen la juventud eterna. Lo hicieron los alquimistas, primero en Egipto y Mesopotamia, en China e India, durante el Imperio romano y en la Antigua Grecia. En Europa, casi siempre vinculada con las corrientes herméticas, el origen de la alquimia se remonta a más de 2.500 años.

Lo que sí es muy de ahora es el avance de las nuevas tecnologías, la ciencia y un estilo de vida cómodo y saludable que favorece una larga existencia en condiciones óptimas. Se trata del célebre antiaging, una serie de pautas y tratamientos dirigidos a prolongar la juventud. Las bases son sencillas: alimentación ligera, poco calórica, y práctica habitual de ejercicio moderado. Pero eso no basta para detener el estrés oxidativo causante del envejecimiento. Los adelantos científicos han permitido identificar el origen de la longevidad en cierto tipo de enzimas y proteínas que no todos los individuos poseen.

A través de diferentes test genéticos, biochips de ADN y estudios nutricionales, hormonales, biológicos e inmunológicos, la medicina antienvejecimiento -que forma parte de la medicina estética- ha logrado establecer tratamientos y programas personalizados dirigidos a la mejora de los factores que influyen en la pérdida de la vitalidad. Obviamente, la medicina antiaging no impide el proceso de envejecimiento que, hoy por hoy, sigue siendo irreversible e imparable. Sí logra retrasarlo, aumentando la esperanza y la calidad de vida, fundamentalmente mediante la prevención.

Los estudiosos de la longevidad aseguran, no obstante, que la genética influye sólo un 25%, mientras que el 75% restante depende en gran medida de los hábitos de vida. Aparte de la alimentación y el ejercicio físico, para alcanzar la vejez sin patologías ni limitaciones físicas es importante mantener a raya factores de riesgo -hipertensión, estrés, diabetes, colesterol alto, sedentarismo, tabaquismo, sobrepeso- y trabajar de manera activa para mejorar las condiciones físicas mediante terapias establecidas siempre por un especialista.

Son ellos, los médicos antiedad, los únicos capacitados para, tras un estudio exhaustivo del paciente -pruebas físicas, riesgos cardiovasculares, composición corporal, análisis bioquímicos-, de sus hábitos y estilo de vida y de su genética, determinar el plan de salud individual adecuado que incluirá tratamientos nutricionales; suministros adicionales de vitaminas, oligoelemento o antioxidantes; programas de ejercicios físicos y/o psíquicos y reposiciones para restablecer los niveles correctos, en caso de deficiencias.

De esta forma, no sólo se logra ralentizar el proceso de envejecimiento y la destrucción celular, también se mejora el rendimiento físico, se aumenta el tono muscular y la inmunidad, así como la elasticidad e hidratación de la piel.