La revolución eléctrica se sube a la ola mientras conquista la ciudad

Primero fueron las bicis, después los patinetes y ahora las tablas de surf. ¿Cuál será el próximo instrumento deportivo en subirse al carro de la tecnología para mejorar sus prestaciones y la experiencia del usuario?

Al margen de los complementos y aplicaciones para medir y controlar el rendimiento o de las innovaciones tecnológicas aplicadas a los materiales, el calzado y la ropa deportiva, la revolución eléctrica ha logrado elevar determinados deportes a un nivel superior. Buen ejemplo de ello es el sector de las bicicletas eléctricas, cuyas características técnicas ofrecen experiencias globales de diseño, comodidad y seguridad, sobre todo en entornos urbanos.

Moverse en bicicleta por la ciudad es hoy, más que una tendencia, una costumbre que crece como la espuma. De ahí que prácticamente todas las marcas top cuenten con diferentes modelos de esta categoría. Entre las mejores de 2021, destaca el modelo Ciudad Mujer EC01 de Peugeot. Se trata de un diseño clásico, ligero, minimalista y elegante. Además, tanto la ergonomía (sillín essenza real; manillar de aluminio), como los detalles (motor Bosch de 300 WH oculto) contribuyen a preservar la armonía del cuadro sin perder ninguna de las prestaciones técnicas.

Plegable es la nueva NCM Paris (+), cuyo motor de 250 W permite alcanzar una velocidad de 25 km/h. La batería de litio es extraíble, asegura una autonomía para recorrer unos 100 kilómetros y proporciona a los pasajeros al menos 40 kilómetros de pedaleo asistido. En el número uno de ventas se encuentra el modelo E-Bike 20.2 de la marca Moma Bikes. Se trata de una bici plegable, con motor de 250 W, tres niveles de asistencia y cuadro de aluminio muy ligero (pesa tan solo 18 kilos). Alcanza una velocidad máxima de 25 km/h y aguanta 80 km sin necesidad de recargar la batería.

En cuanto a sus competidores directos, los patinetes eléctricos continúan en ascenso. Y todo ello pese a los riesgos propios y ajenos que implica su uso y la ausencia de una regulación general al respecto. Una de la empresas que marca ahora mismo las tendencias es Olsson and Brothers. Aunque suena a nórdico, se trata de una firma ubicada en Cantabria y especializada en este tipo de vehículos urbanos. Rhino, el último de sus modelos, ha sido calificado por la OCU como uno de los mejores del mercado. Con una autonomía máxima de 30 kilómetros, alcanza una velocidad de 25 km/h. Su cuadro de aluminio es plegable e incorpora una batería de litio de 350 W, freno eléctrico e-ABS regenerativo más freno de disco, luces LED y ruedas hinchables de 8,5 pulgadas.

Como extravagancia merece una mención la motobici Punch. Este híbrido es una motocicleta desmontable que se convierte en bicicleta una vez despojada de sus baterías, que no son más que dos maletines laterales. Se trata de un capricho para urbanitas exquisitos que puede superar los 100 km/h.

Mientras bicis y patines compiten por el espacio urbano, el mar sigue siendo para los surferos. Y, como corresponde, han sido ellos quienes para aprovechar al máximo el tiempo de práctica de este deporte han inventado las tablas perfectas para desafiar a las olas más perezosas.

La firma sueca Radinn fue una de las primeras en diseñar una tabla de surf propulsada para surfear también en esos días en los que las olas se resisten. Era 2018 cuando lanzaron su primer modelo: un prototipo similar al de cualquier tabla al uso, algo más corta y bastante más gruesa con el fin de incorporar en el interior el propulsor eléctrico. De aquella serie inicial (Radinn G2X) capaz de alcanzar una velocidad de 58 km/ y una autonomía de 25 minutos, la nueva generación de tablas eléctricas modulares G3 Jet ofrecen una configuración personalizada en función del estilo de práctica de este deporte, la potencia y la experiencia del usuario.

Si los escandinavos se atreven con este deporte tan del sur, los oriundos de la cuna del surf no iban a quedarse atrás. No hay más que curiosear por la web de Flite para empezar a soñar con el paraíso. Esta joven firma ubicada en el cogollo del surf australiano, Byron Bay, también creó su primera tabla con motor eléctrico en 2018. La idea de crear una tabla voladora partió de su fundador, David Trewern, durante un evento de kitefoil sin viento a principios de 2016.

Hoy, la top de las antípodas presenta una nueva línea de tablas eléctricas con hidroalas, dotadas de una potencia espectacular, un sistema que permite la geolocalización y una autonomía de 40 kilómetros. Las Fliteboard Series 2 son compatibles tanto con los novatos como con los grandes expertos. La tecnología incorporada en cada uno de sus cuatro modelos permite una experiencia deportiva excepcional.

Todos los modelos incorporan una batería oculta en la tabla por una fibra de carbono. En función del mismo, la tabla ofrece entre hora y hora y media de uso con una velocidad máxima de 55 km/h, GPS, acelerómetro y telemetría para establecer la posición. Varios leds indican el estado de la batería, el consumo o la distancia recorrida, permiten conexión remota y establecer la velocidad de crucero mediante un mando a distancia gracias al sistema Virtual gears, patentado por la compañía.

El compromiso con el medio ambiente por parte de esta premiadísima marca forma parte de su filosofía empresarial. Su objetivo es “acelerar el cambio hacia embarcaciones marinas propulsadas más respetuosas con el medio ambiente. Fliteboard proporciona un viaje silencioso y sin emisiones sin dejar rastros de estela o contaminación”, aseguran.

Por ello, todas sus tablas economizan el gasto de energía eléctrica usando menos de 750 vatios. De esta forma garantizan un perfil acústico subacuático menos impactante. Esto gracias a la investigación en nuevas tecnologías en el campo de la navegación recreativa.