El universo olfativo de Ben Gorham

Quienes conocen Byredo saben de qué vamos a hablar. Quienes no, están a punto de descubrir el inmenso territorio del olfato, el universo olfativo de Ben Gorham

Entrar en el mundo Byredo implica descodificar a qué huele la vida, la luz, un atardecer africano, una boda hindú o el (¿dulce?) momento de transición de la infancia a la adolescencia. El universo sinestésico-olfativo de Ben Gorham nació en Estocolmo en 2006. ¿La idea? Convertir emociones y recuerdos en aromas inspiradores, momentos inmarcesibles en un carnaval de experiencias sensoriales, como una magdalena escandalosa. De madre india y padre canadiense, Ben Gorham creció entre Toronto, Nueva York y Estocolmo. Allí se graduó en la Escuela de Bellas Artes, siempre fascinado por la belleza y la capacidad de crear. Sin embrago, su presunto itinerario por el panorama pictórico se vio (felizmente) alterado cuando se cruzó con Pierre Wulff, el maestro perfumista que le cautivó con las sensaciones olfativas.

El enfoque Byredo está ligado a la memoria, los viajes y los sentimientos a través de un estilo único de perfumería que aúna elegancia, delicadeza, sobriedad, alegorías olfativas e ingredientes exquisitos. Cada fragancia es una historia en sí misma, recuerdos y emociones que Ben Gorham traduce en aromas exóticos, fascinantes. Perfumes, cremas, velas, jabones... Todos los productos de la firma sueca portan el inconfundible sello creativo de su fundador, la sensibilidad de sus percepciones, el carácter étnico de sus orígenes indios. En Laconicum —la tienda online y española de cosmética nicho para beauty freaks— se pueden adquirir varios de sus aromas más icónicos. He aquí algunos de ellos.

Bal d’Afrique: intensa y vibrante. Cálida de base y cítrica de salida, su aroma es un viaje imaginario por el continente africano, por su cultura y sus ritos. Fue esta fragancia, creada en honor a su padre, una de las primeras experiencias de Ben Gorham, hoy uno de los referentes de la firma.

Gypsy Water, picante y distinguida, con toques de vainilla, incienso, cítricos y bayas de enebro juega con la intimidad, la extravagancia y la aventura a partes iguales. Se trata de una oda a las culturas nómadas, sus creencias íntimas y su manera de entender la vida natural.

Rose of no man’s land rinde homenaje a la vida. A la de los hombres rescatados del frente durante la I Guerra Mundial. Y a las enfermeras que lo hicieron posible, las rosas de los soldados heridos de gravedad, incluso de muerte. De ahí el nombre y las notas envolventes de un perfume que huele a rosa de Turquía, flor de frambueso, ámbar blanco, papiro y pimienta rosa.

Si Black Saffron huele a la sensualidad del azafrán y a la cultura sagrada de la India en la que fue criado Ben, Blanche huele a limpio. Así, tal cual. Como un festival de inocencia y ropa recién lavada y secada al sol es, tal vez, el aroma más sinestésico de Gorham: su percepción del color blanco.