Theresa Zabell Presidenta ejecutiva de Fundación Ecomar: “El cuidado del mar y del medio ambiente no es una moda, es una necesidad urgente”

Ha sido una de las mejores deportistas españolas, con dos medallas de oro olímpicas en su palmarés, defensora del olimpismo y enamorada confesa del mar. Theresa Zabell lleva toda la vida navegando y luchando por concienciar a los más pequeños sobre el ciudado de mares y océanoas a través de Fundación Ecomar.

¿Quién es Theresa Zabell?

Me definiría como una enamorada del mar. Empecé a navegar porque mi sueño era ir a los Juegos Olímpicos, y el medio en el que practicaba mi deporte es mi gran pasión. Estoy completamente enamorada de ese medio. Y después de lo que he visto navegando por mares de distintas partes del mundo, tengo ese deber de protegerlo y enseñar a la gente qué tiene que hacer para cuidarlo.

Casi ha respondido a mi siguiente pregunta: ¿Qué significa el mar para usted?

El mar lo significa todo, porque empezó siendo el medio para conseguir mi sueño y acabó siendo la razón por la que dedico tantas horas cada día a intentar cuidarlo. Y el mar, no ya para mí, sino para todos, es el gran pulmón del planeta. Muchas veces pensamos que el pulmón del planeta son los bosques, los Amazonas, pero realmente, la única diferencia que tiene este planeta es que en la Tierra hay vida porque hay mares y océanos. Esta es la principal razón para cuidarlo.

¿Por qué decidió fundar Ecomar?

Fundé Ecomar porque me tiré toda mi carrera deportiva, desde los trece o catorce años, preguntándome cómo era posible que el mar estuviera sucio. Y cómo era posible que hubiera cosas flotando en el mar que no tenían que estar allí. Y cómo era posible que nadie hiciera algo. Cuando estas preguntas me las había repetido tantas veces durante 20 años, llega el final de mi carrera deportiva y decido que ese alguien voy a ser yo. Es la razón por la que se crea Ecomar.

¿Qué actividades realizan en la fundación?

Tenemos muchos proyectos. Ecomar ya lleva una trayectoria de 22 años y nacimos con la idea de educar y concienciar para crear un cambio de tendencia. Cuando quieres cambiar la forma de pensar de la sociedad tienes que irte a la gente receptiva y estos son los niños entre nueve y diez años y hasta los doce, según los psicopedagogos es la edad más receptiva. Nosotros nos dirigimos a ellos y les involucramos en una experiencia Ecomar. Puede ser ir a limpiar una playa y hacer un taller interactivo en el que se divierten y se dan cuenta de la importancia que tiene el mar para nosotros en nuestro día a día y cómo todos desde nuestros hábitos cotidianos y desde nuestras casas podemos ayudar a cuidar ese mar que es el que nos da el oxígeno que respiramos.

Ha sido una de las mejores deportistas españolas, es la única mujer con dos medallas de oro olímpicas. ¿Qué es lo mejor del olimpismo?

Para mí el olimpismo fue un sueño. Con once años descubrí los Juegos Olímpicos, me encantaba el deporte, todavía no navegaba, y en ese momento decidí que mi sueño era ir a los Juegos Olímpicos. Para mí fue un sueño que se convirtió en un objetivo y en un plan para llegar a ese objetivo. Esto suena muy fácil, sueñas con ir a los JJOO, vas a dos y ganas dos oros; parece que es llegar y besar el santo, pero realmente fue una trayectoria larga y complicada, porque, entre otras cosas, cuando tenía 19 años, que fueron los Juegos de Los Ángeles y, por edad y por nivel, lo lógico hubiera sido que hubiera participado, no fui porque el deporte femenino todavía no tenía esa opción, tan solo lo tenía en gimnasia, ciclismo y natación, me parece. Con lo cual, fui abriendo camino por muchos sitios hasta que al final el deporte femenino de la vela también se incluyó dentro del programa olímpico. El olimpismo también ha significado para mí el estar ligada al movimiento olímpico como vicepresidenta del Comité Olímpico Español. También llevando la candidatura de Madrid 2020. He tenido diferentes facetas dentro del olimpismo y creo que es un gran ejemplo de movimiento que, evidentemente es una gran competición deportiva, pero es más una filosofía de vida, como a mí me gusta definirlo.

También ha sido eurodiputada, ¿volvería a la política?

Nunca me he considerado política, pero he sido eurodiputada y la experiencia me encantó. La política la entiendo como una aportación de tu tiempo cuando te dedicas a algo con lo que puedes aportar ideas y conocimientos para que lo puedan disfrutar la gran mayoría de ciudadanos. Cuando acabé mi carrera deportiva, al año siguiente el deporte entró a formar parte de las instituciones comunitarias. Estaban buscando a alguien con experiencia de gestión que hablara idiomas y pudiera ir a Bruselas a jugar ese rol. Me lo ofrecieron y la verdad es que al principio mi intención era decir que no, pero luego los deportistas -y esto es extrapolable a otras profesiones- cuando estamos pidiendo mejoras y cambios y nos ofrecen formar parte de esos cambios, por responsabilidad hay que aceptar y decir que sí. Ya cuando entré puse una serie de condiciones, una era que mi intención era estar una legislatura y así fue como lo hice.

¿Qué valores deportivos podrían aplicarse en política?

Entré en política pensando que me iba a encontrar un cierto tipo de personas y me encontré algunas personas con unos valores muy diferentes a los que me esperaba. No hay que generalizar, hay muchas personas anónimas para todos nosotros que trabajan en el mundo de la política y que realmente son personas muy válidas y competentes. Ese respeto me gusta tenerlo por todos ellos. Lo más importante cuando estás en un puesto político es el servicio a los demás, porque estás ahí para hacer algo por todos. Y este es un valor que no hay que perder nunca.

El cuidado del medio ambiente ¿es una moda o una necesidad?

Completamente una necesidad. Muchas perdonas han podido considerar que es una moda, pero cada día estamos teniendo más constataciones de que realmente es una necesidad. Además, ya estamos en una cuenta atrás. Esto lo dijeron los científicos cuando la COP25 se celebró en Madrid en diciembre de 2019: que teníamos diez años para revertir la situación de este planeta, para poder frenar el cambio climático y llegar a tiempo. Ya ha pasado año y pico, y en este tiempo no nos hemos centrado tanto en el cuidado del planeta, sino más en el Covid, como es lógico. Pero realmente es una necesidad urgente.

¿Cómo les ha afectado la pandemia en la Fundación Ecomar?

La pandemia nos ha afectado como a todos los ciudadanos del mundo. Primero, porque tienes una planificación establecida y no la puedes llevar a cabo, con lo que tienes que volver a darle la vuelta a todo. Hemos tenido que reducir equipo por falta de ingresos y por la falta de poder alcanzar los objetivos propuestos. Al mismo tiempo ha sido una oportunidad y nos lo hemos planteado como una oportunidad, porque estábamos en pleno crecimiento, el día a día nos estaba absorbiendo y este tiempo lo hemos aprovechado para sentarnos, analizar bien la situación de la fundación y sentar bien las bases para poder llevar el edificio más alto con una base sólida.

¿Cómo se puede colaborar con la Fundación?

Hay varias maneras. Una persona puede ser socio de Ecomar, pueden venir a hacer actividades con nosotros y conocer nuestra filosofía y nuestros conocimientos e investigaciones. También hacemos algunas acciones de voluntariado. Toda las información está en nuestra web.

¿Qué le pide a 2021?

Lo primero, que se acabe la pandemia, o al menos que la controlemos con medicamentos, vacunas y las medidas necesarias, porque realmente lo más triste en este momento es ver cómo tanta gente está sufriendo, tiene miedo y cómo hemos perdido a miles de ciudadanos de nuestro país y del resto del mundo. Recuperar esa alegría de vivir, poder abrazarnos, besarnos y compartir todo lo que llevamos dentro, porque yo creo que a mucha gente le está pasando muchísima factura. Y luego, lo segundo, empezar a priorizar la emergencia climática y el cuidado del planeta en el que vivimos, sobre todo de los mares y océanos.