Terrazas de Madrid para comer sin restricciones

La capital sigue activa sorteando restricciones y sacando lo mejor de sus restaurantes a la terraza. Esta propuesta va de alta gastronomía sin esnobismo

Las terrazas de las múltiples localizaciones de LaMucca (Almagro, Serrano, Pez, Fuencarral y Plaza del Carmen), están habilitadas para comer a gusto, seguros y calentitos. Tal vez la ocasión dé para probar algunas de sus pizzas elaboradas con harinas ecológicas y con ese aroma típico del horno de leña, que además aporta un crujiente inconfundible. Si no se decide por dónde empezar, tal vez la de boletus sea la más indicada. Dicen sus admiradores que no conoces el poderío de la cocina de LaMucca hasta que no hayas devorado una.

Claro que si el apetito busca sabores más exóticos, los pokes -de salmón, atún rojo de balfegó, pollo o tofu-, o el pollo thai son una gran elección.

En cambio, si está en busca de una terraza flexívora donde veganos, vegetarianos y carnívoros se dan la mano -el codo, ahora- y se sientan a disfrutar pase por La Mucca de Fuencarral o su restaurante de Andes. Allí, su carta Organik Parriya es la evolución de sus sabores y gastronomía hacia un estilo de vida más orgánico y saludable, con alternativas ecológicas que respetan al máximo la calidad de la materia prima y su origen.

Terrazas climatizadas, ambiente relajado, decoración maravillosa y una sucesión de sabores que apuntan a todo lo high, pero a precios razonables.

‘Bar Carallo’

Otra de las terrazas que está teniendo más tirón durante estos meses es la del Bar Carallo, en Serrano, 45. Cocina gallega contemporánea, honesta y atrevida -y un tanto rebelde, para qué negarlo- para degustar lo mejor del terruño acompañado de una copaza. Se proclaman como “parte de la solución” y lo demuestran a bocados de su menú con los infaltables: pulpo a feira, pulpito al horno con patata trufada y ajada; samosas de pote gallego o las croquetas de lacón con grelos.

En el 17 de la calle Zurbano, el restaurante La Mentira propone oír, ver y callar acompañado de muchas sorpresas. Como los taquitos las Curry-lleras: carrilleras de cerdo ibérico al curry verde con cilantro, hierbabuena y albahaca. También destaca el pulpo a la brasa con mole madre, sésamo tostado y tortilla de maíz. Por aquí, lo sorprendente reina en las mesas de este ambiente ecléctico con mucho de speak easy, netamente kirsch.

Haciéndose el sueco para cenar

Y si queremos alejarnos del ruido, casi como escondida en un rincón de La Moraleja, la terraza de Cabaña Marconi siempre está abierta para ser disfrutada. Este refugio de alma sueca en Madrid es espacioso, encantador y pausado.

Durante el mediodía la Cabaña es el típico lugar para ir con amigas o para una comida de trabajo en un espacio rodeado de naturaleza. Las meriendas y el afterwork invitan a usar sus instalaciones para leer o ir con el ordenador para salir un poco de casa que, con tanto teletrabajo, el aire renovado y el verde se agradecen.

La carta de Cabaña Marconi está repleta de recuerdos vividos por Marcos Olazábal: las recetas suecas de su madre Maud, los frutos del Cantábrico, los sabores de Italia. Una terraza imprescindible en el norte de Madrid.