Rosa Montaña, médica de familia, sexóloga y terapeuta de parejas; experta en psicoterapia sistémica breve: “La vida es una gran oportunidad que hay que empezar a disfrutar hoy. Mañana ya será tarde”

Podcasts, terapias, másteres de desarrollo personal, libros. Miles de puertas al cambio radical de vida que propone esta vallisoletana de armas tomar, que pone sobre la mesa las claves para dejar de ser infelices. Acaba de publicar ‘Yo no quiero ser infeliz. Las claves definitivas para tomar el control de tu vida de una p*ta vez’.

¿En qué momento empezamos a ser infelices? ¿Es más fácil ser infeliz?

Cuando dejamos de ser como somos y hacer lo que queremos para comenzar a ser y hacer lo que los demás quieren de nosotros. No es que sea más fácil, sino que es más retador ser feliz. Ser feliz es una posición en la vida de querer y comprometerte a conseguir algo. Ser infeliz es sólo asumir y conformarte con las migajas de lo que toca. Uno quiere ser feliz y hace lo que sea preciso, porque no hacer ya es en sí algo, pero no lo suficiente ni lo comprometido para conseguirlo.

En el libro promete que se puede pasar de infeliz a feliz, en 31 días. Si me embarco en esto... ¿qué me espera?

Lo que te espera y eliges es tu vida, ¡tu vida! Nadie va a cambiar por el mero hecho de leer el libro, sino por elegir ser consciente de lo que dice y llevarlo a la acción. Si lo lees desde “esto ya me lo sé” y sigues sin hacer, es mejor que no pierdas el tiempo.

¿Por qué Amazon no quiere que leamos su libro? ¿Qué le molesta?

Por el subtítulo de la portada. El libro se llama ‘Yo no quiero ser infeliz. Claves definitivas para tomar el control de tu vida de una p*ta vez’. Lo han considerado un lenguaje blasfemo, no apropiado. Yo he optado por utilizar la parresia, hablar sin tapujos y con claridad. Alguien que se encuentra en un estado de infelicidad no piensa que su vida es “chachi pirulí”. En sí, lo que me está diciendo Amazon es: “no te voy a facilitar que llegues a la gente, no podrás publicitarlo”. Tendrás que buscarlo tú por el título.

¿A quién le regalaría el libro?

A todo el que quisiera mover el culo para conseguir un cambio en su vida, pero de verdad. Está proscrito para quejicas, ‘yamelosétodo’ y victimistas. Para esas personas soy su peor castigo: les enfrento con aquello que quieren tener muy escondido y oculto.

Antes de terminar este libro ya tenía otro casi terminado. Quien le conoce, sabe que es omnipresente: cursos, webinars, podcasts, sesiones individuales y de pareja. Además, dirige dos másteres en la Universidad Europea Miguel de Cervantes, de Valladolid, ¿cómo gestiona su agenda?

Diferenciando lo importante de lo urgente. Se llama ponerle foco a la vida. Cuando estoy a algo estoy sólo a eso. Quito la paja que me distrae y no permito que haya ladrones de tiempo que me influyan. Marco un objetivo y hasta que lo consiga. Cualquiera puede hacerlo. Yo soy una MEDEC (una Mortal Excepcional con Derecho a Cagarla muchas veces). Me prima más “mejor hecho que perfecto”. Recuerda que una de mis especialidades es ser médico de urgencias. En la urgencia podemos tener demasiados frentes abiertos y no puedes dejar de atender ninguno, podrían morirse si lo hicieras.

¿Cómo nos ha afectado la pandemia y qué podemos hacer con todo lo vivido?

Nos ha recordado que somos mortales, que lo sabíamos, pero no sabíamos que la muerte podría estar a la vuelta de la esquina. Y, además, nos ha vomitado a la cara que no hay una edad para morir. Puede suceder en cualquier momento. Por eso no existe quedarnos viviendo en los recuerdos del pasado, ni dejar nada de hacer para el futuro incierto, que quizás no llegue nunca.

¿Vivimos o sobrevivimos?

Muy poquitos viven. Les han enseñado a sobrevivir y se lo han creído. La mayoría de la gente no tiene miedo al fracaso, tiene miedo es a su éxito, a que consigan lo que realmente quieren, porque aceptarían ser quienes realmente son, sin culpas ni penas.

Viendo cómo está España... ¿cuál es el diagnóstico, doctora?

Soy optimista, estamos cambiando, aunque de forma muy lenta. Muchos aún tienen los ojos cerrados, pero quienes los abren no pueden dejar de tenerlos abiertos.

¿Qué es lo que más nos cuesta ver?

Lo que no aceptamos, nuestra trastienda, la mierda que ocultamos creyendo que si se conociera no nos permitiría encajar con los demás. Tenemos demasiado miedo a no gustar y, por eso, quitamos del medio lo que puede llegar a confundirnos.

¿Qué pregunta no quiere escuchar?

¿Por qué tengo que cambiar las cosas si así van bien? Primero, porque buscas una causa que no va a darte la respuesta que esperas. Segundo, porque no tiene un “para qué” implícito, una finalidad.

Propone un cambio radical de vida en pocos meses, ¿en qué se basa su proceso?

Yo creo que todos somos un Ferrari, aunque nos hayan hecho creer que somos un seiscientos abollado. Para que eso suceda, tienes que trabajar las cuatro ruedas de tu Ferrari: la de desarrollo personal, la de desarrollo profesional, la de sexo y pareja; y la de las creencias limitantes. O tus cuatro ruedas están bien o como una esté pinchada, todo se va al desastre. Si estamos mal en la pareja, nuestra empresa puede estar directamente afectada. Hay que mantener el equilibrio. Me gusta trabajar en cuato o cinco meses. Todo lo que no hagas por solucionar en ese tiempo —hay que ser sinceros—, nunca lo haremos. Poner foco y fecha de caducidad.

Empieza el año y muchos tienen fe en que será mejor que 2020. ¿Qué podría decirles?

El 2020 ha sido un gran año para quienes han querido ver oportunidades en lo que aportaba y no el foco en lo que restaba. Si lo único que tienen es fe, pero no mueven el culo, sucederá más de lo mismo. No es una cuestión de ver culpables y echar las “mierdas” en otros. Es el momento de afrontar tu responsabilidad y dar un paso al frente. Aquí, la pregunta que debemos hacernos cada uno es: ¿Qué podría hacer yo, hoy, para que mi vida fuera un poco mejor? Las respuestas están dentro de uno, no fuera. Si esperamos a que las cosas cambien por los demás, siempre estaremos vendidos.

¿Por qué hay tanto tabú respecto al pedir ayuda a un profesional?

Creemos que somos capaces de hacerlo todo, porque nos da vergüenza admitir que no sabemos cómo. Hemos crecido con la idea de que ‘los trapos sucios se lavan en casa’. Sin embargo, hay ocasiones que si la lavamos con el mismo agua de siempre, sale incluso más sucia. Necesitamos diferentes puntos de vista más objetivos.

¿Quién no entiende a Rosa Montaña?

Quien quiere no cambiar. Quien quiere ver que son memeces buscar la responsabilidad en uno mismo. Quien va de víctima, asumiendo que no hay problemas, que si los hay son culpa del otro y que se pasarán con el tiempo. Esos no encajan conmigo.

¿Quién escucha a Rosa?

Quien pasa a la acción. Quien se cansó de esperar viendo que no sucede nada. Quien sueña en grande, quien confía haciendo y no mirando solo al cielo.

Escucha todo tipo de vidas e historias... ¿qué le asusta a la altura de la vida?

El sobrevivir estando muerto. El acomodarnos a lo que otros nos dijeron por no echarle fuerza para lograr lo que sí te mereces. Me aterra dejar de tener esa curiosidad y ver el reloj mirando que llegue solo mi hora. He conocido demasiada gente así en el camino.

Hay tantas puertas de entrada a todo lo que hace Rosa que... ¿por dónde entramos?

Todas son la misma. Llegas a mí porque no sabes ni lo que necesitas, pero sabes que así no quieres quedarte. Es como el libro, sabes que no quieres ser infeliz, pero aún no sabes qué quieres. A veces me escuchas en una entrevista o me lees y sientes que algo te resuena. Si es así, cuéntame, invierte en ti. Es tu mejor inversión, aunque sientas que tampoco estás tan mal, siempre puedes crecer. Ahí es donde yo puedo ayudarte. Luego veremos si es haciendo terapia, un especialista, un curso o leyendo un libro. La vida es una gran oportunidad que hay que empezar a disfrutar hoy mismo. Mañana ya será tarde.