Claves para conseguir trabajar con estilo en casa a partir de ahora

El teletrabajo ha llegado para quedarse -en muchos casos- y tras los primeros meses ha llegado la hora de crear un espacio de trabajo propio en casa sin perder el estilo.

Ya es oficial, el Covid-19 ha consagrado el teletrabajo como la alternativa del futuro. La opción no era nueva —algunos llevamos mucho tiempo practicándolo—, sí poco habitual. Ahora que desarrollar la actividad profesional en el hogar se perfila como permanente (al menos, estable), llega el momento de diseñar nuestra oficina ideal. Los adictos al teletrabajo ya saben un poco de esto. Sin embargo, quienes se inician pueden sentirse un tanto despistados e incluso incómodos a la hora de trabajar en casa. Tranquilos, es posible y, sobre todo, sencillo.

Luz a raudales

Un ventanal con vistas es, probablemente, el mejor rincón para instalar una mini oficina improvisada. Un escritorio liviano, una silla adecuada —que puede retirarse para ganar espacio una vez finalizada la jornada laboral—. Si no tiene la posibilidad de disfrutar de la luz natural, no se preocupe. Actualmente existen magníficas soluciones luminosas para suplirla. Las lámparas de sobremesa proporcionan una iluminación adecuada: mejor difusa y situada en una buena posición para evitar reflejos en la pantalla. Desde la plataforma de decoración Houzz aconsejan colocar más de un punto de luz.

El escritorio como base y mucho orden

La estética neutra y minimalista encaja en cualquier estancia, principalmente en los espacios pequeños como pasillos o zonas de paso. Una solución es hacerse con un escritorio funcional, de líneas sencillas y sin estridencias. Las estanterías a media altura pueden convertirse en el sustituto perfecto del escritorio. En este caso, elija muebles adaptados al espacio para unificar la decoración.

El secreto está en el asiento

Es posible que al principio usemos lo primero que tengamos por casa: taburetes de cocina, butacas del salón, sillas del comedor... Como parche temporal funcionan, pero a la larga, cuando el dolor de espalda aparece en nuestra vida, caemos en la importancia de un buen asiento. En primer término, es imprescindible conseguir una silla regulable en altura para evitar molestias cervicales y lumbares. También el respaldo juega un papel fundamental en este sentido: procure que ajuste a la forma de la espalda, que la cubra entera y que disponga de un buen soporte lumbar. Regular la firmeza y la movilidad constituye un plus de confort.

Hay quien no soporta los reposabrazos pues en ocasiones impiden acercar la silla al escritorio y resulta muy incómodo. Pero la ergonomía los aconseja para mantener una postura adecuada. Lo suyo es situarlos a la altura que permita apoyar en ellos los brazos formando un ángulo de 90 grados mientras se escribe en el ordenador.

Las ruedas y las bases rotatorias permiten desplazamientos rápidos en el espacio de trabajo. Con respecto a esto es importante que la base tenga cinco puntos de apoyo porque es más estable y facilita la movilidad.