Un otoño expresionista con Lee Krasner en el Guggenheim Bilbao

Lee Krasner desafió los cánones de su época y se inspiró en el cubismo, el expresionismo alemán y la abstracción europea de principios del siglo XX

Lee Krasner nació en Nueva York en el año 1908. Se crio en el barrio de Brooklyn, en el seno de una familia ortodoxa judía procedente de Rusia. Declaró sus intenciones artísticas recién cumplidos los 14 y, como entonces el acceso al arte aún estaba restringido para las mujeres, removió la ciudad hasta que consiguió ser admitida en la única escuela neoyorquina que ofrecía cursos para chicas.

Recibe su primera formación artística oficial en la Cooper Union, la National Academy of Design (1929) y la Escuela Hoffmann de Bellas Artes (1937). Es aquí donde conoce a Jackson Pollock, con quien se casa años después. Durante este periodo, bebe de las fuentes del cubismo, el expresionismo alemán y la abstracción europea de principio de siglo. Es evidente también la influencia del expresionismo abstracto que se materializa en la década siguiente, cuando Krasner comienza a exponer en Nueva. A partir de entonces, rechaza la estética cubista, el autorretrato y los bodegones.

Su gran oportunidad llega en 1942 cuando expone su obra junto a la de Picasso, Matisse, Braque, André Derain, Stuart Davis, Walt Kuhn y Jackson Pollock en la histórica exposición American and French Paintings Galería McMillen. Ella, la única mujer participante en la misma, cae rendida ante la pintura de Pollock. Cuentan que la impresión fue mutua, aunque durante los catorce años que dura el matrimonio, ella apenas pinta. Ya en los 50, encuentra en el collage un nuevo modo de expresión que trabaja a partir de telas inacabadas.

En el verano de 1956, Krasner creó “Profecía”, una pintura sinuosa, dominada por formas redondeadas, los contornos negros y acentos rosas que realzan la carnosidad de los cuerpos. Pese a enviudar ese mismo año, no abandonó la estela de esta pieza. Realizó tres pinturas más, antes de sumergirse en sus “Viajes nocturnos”, piezas de una escala sin precedentes en blanco y ocre oscuro.

El Museo Guggenheim Bilbao presenta Lee Krasner. Color vivo, una retrospectiva dedicada a la artista neoyorquina pionera del expresionismo abstracto. La muestra reúne una amplia selección de piezas, algunas inéditas en Europa, que permiten corroborar la constante investigación y reinvención de la obra de Krasner en torno al color. A lo largo de cinco décadas, la pintora neoyorquina recorrió un amplio espectro de movimientos, desde sus tempranos autorretratos y dibujos del natural, hasta las exuberantes y monumentales obras de principios de los 60.

Aunque la muestra estaba prevista para el pasado mes de marzo, será a partir del 18 de septiembre cuando la neoyorquina se traslade al museo bilbaíno. Se expondrán obras excepcionales, prueba de su evolución y personal estética artística.