Claves para el liderazgo en tiempos difíciles

En este tiempo de calma tensa hay todavía mucho por hacer en la reconstrucción, la puesta en marcha, el desempeño laboral y la vida social. En este contexto, la buena gestión de los líderes es esencial

Superar este difícil periodo es un trabajo de todos, pero los líderes tienen todavía una mayor responsabilidad, pues de su actuación depende directamente la continuidad de una empresa, la política de una ciudad o el bienestar de su círculo cercano. Diferentes expertos en liderazgo apuntan las que a su juicio son las diez claves del liderazgo en este complejo presente. Estas son:

- Cambio: el líder debe estar siempre atento a lo que se pueda mejorar, a lo innovador. A veces las estructuras (y las políticas) se anquilosan y eso no permite avanzar y acaba convirtiendo a la empresa, sociedad o equipo en algo inerte y estático.

- Carisma: esa capacidad de llegar a los demás, de ser influyente por medio de la palabra, de la imagen y, sobre todo, del ejemplo. Una cualidad imprescindible para motivar al resto y generar confianza.

- Confianza: fundamental, no solo la que el líder debe tener en sí mismo y en sus capacidades para afrontar la situación, sino la que consiga despertar en las personas a su cargo. Mostrar y transmitir seguridad es esencial.

- Comunicación: no solo eficaz y rápida, sino honesta y veraz, algo que la ciudadanía echa a menudo en falta entre la clase política actual. Ir con la verdad por delante quizás no sea lo más cómodo, pero es lo más ético y convierte al líder en una persona fiable, creíble.

- Colaboración: la suma de esfuerzos siempre es mucho más efectiva y poderosa que el caos en el que cada uno vaya por libre y mirando sólo por sus intereses. Un líder debe generar sinergias de colaboración y una organización que funcione con eficacia de manera conjunta.

- Compasión: y también bondad, empatía y generosidad. Un líder debe ser, ante todo, persona, y no sólo tomar decisiones con frialdad y de manera mecánica.

- Compañerismo: quien esté al cargo debe generar un buen ambiente de trabajo, abortando cualquier indicio de egoísmo para convertirlo en compañerismo en la lucha por un bien común.

- Ego equilibrado: el líder no puede ni venirse muy arriba en las buenas ni muy abajo en las malas. Debe tener un correcto equilibrio entre modestia y autoconfianza.

- Coraje: el mundo es de los osados, de los atrevidos, de los que son capaces de tomar decisiones difíciles sin esperar a ver qué sucede. Un líder valiente, que no temerario, es más capaz y efectivo.

- Calma: un líder debe estar expuesto a decisiones, y estas siempre han de tomarse con la cabeza fría. Con corazón, claro que sí, pero nunca dejando de lado el cerebro.