¿Cómo puede afectar la pandemia de Covid-19 a las coberturas del seguro de vida?

Nos cuenta el Instituto de Salud Carlos III que “el 5,2% de la población española ha contraído la enfermedad y presenta anticuerpos IgG contra el Covid-19”. Aunque la mala noticia, a efectos de identificación de infecciosos, es que el 33% de esos 2,44 millones de españoles son asintomáticos, es decir, el Covid-19 les ha visitado y ni se enteraron de la fiesta. Pero otros no han tenido tanta suerte. Según la John Hopkins hemos padecido a fecha de 7 de junio de 2020 la friolera de 27.136 fallecidos, para quienes el fin del mundo ha llegado en una pandemia que no todos imaginábamos. Tampoco han tenido mucha suerte quienes han pasado por las UCI, aunque no han pagado con la vida sí se han dejado mucho en términos de salud.

Parece ser que el seguro sí esperaba una pandemia. Tal vez no esta, pero sí una con efectos similares. De otro modo, no habría tomado la precaución de excluir en muchos contratos tal eventualidad. En general, los profesionales hemos pasado de largo por esta exclusión dándola como admisible dado el nulo riesgo para un mercado nacional al que no afectaba algo así desde la llamada gripe española de 1918. Erramos. Ahora nos hallamos en el momento previo al día después, ese en el que toca pensar cómo resolver los problemas que ha dejado el Covid-19.

En relación con los seguros de personas y, especialmente, en materia de seguros de vida, debemos analizar que esa exclusión de pandemias ha dejado para siempre de ser banal y aceptable. De algún modo, sea con el respaldo del reaseguro o con el del Estado, debería impulsarse un marco de cobertura que incorpore aquellos eventos que pueda ocasionar un episodio pandémico o epidémico. Ya hemos aprendido la lección y, si esto del seguro va de aportar a las familias el soporte financiero que precisan ante un fallecimiento o una incapacidad hay que estar a la altura.

Más complejo va a resultar el tratamiento de los riesgos de las personas que han pasado el Covid-19, excepto el de aquellas asintomáticas que podrán considerarse especialmente afortunadas. Las que pasaron los efectos del virus habrán experimentado un severo estado de cansancio, dificultad para respirar e incluso lentitud de pensamiento que se prolonga más allá de la alta médica. Los especialistas reportan en muchos pacientes lesiones permanentes que generan insuficiencia respiratoria, lesiones cardiovasculares, pérdida de funciones cognitivas y aparición de patologías crónicas renales y hepáticas. Estaríamos, por tanto, ante un virus capaz de afectar de forma sistémica a todo el organismo.

Una mala noticia para quienes tengan un seguro de vida o salud con exclusión de pandemias, no solo porque no va a obtener de él algo que esperaba, sino porque ahora será mucho más difícil cambiar a algo mejor. A no ser que la industria empatice y localice coberturas adaptadas a este nuevo nicho, el de los supervivientes al Covid-19. Un virus al que aún le espera una cita con casi el 95% de la población.