Qué no es responsabilidad social corporativa

La responsabilidad social corporativa es un concepto muy utilizado en los últimos años pero cuyo significado resulta abstracto, confuso o impreciso para muchos

Hay conceptos que en un momento dado empiezan a introducirse en el vocabulario colectivo sin que la gran mayoría de nosotros seamos muy conscientes de qué significan exactamente, con lo que corremos el riesgo de utilizarlos inapropiadamente y contribuir a malearlos y acabar por convertirlos en algo ambiguo que nadie sepa muy bien en qué consiste.

Es el caso del título que encabeza esta sección, el de responsabilidad social corporativa, un término que se ha utilizado sin parar en el mundo empresarial a lo largo de la última década del cual la mayoría podemos intuir su significado, pero no sabríamos definirlo con claridad. Eso intentaremos conseguir en las siguientes líneas, en este caso deconstruyendo el plato y realizando una definición en negativo de este concepto. Es decir: qué no es RSC.

RSC no es la campaña de marketing de una empresa determinada, como tampoco lo es una acción puntual de solidaridad organizada por la misma; no es una iniciativa promovida por una firma con el fin de ayudar al cuidado del medio ambiente, ni una propuesta puntual de conciliación durante el verano; no es la transparencia sobre un determinado asunto, ni el pago de un salario digno a los trabajadores, ni el respeto por el tiempo libre de los empleados, la creación de un ambiente de trabajo agradable, la competencia leal con las marcas rivales o la sana implicación de todo el personal por un objetivo común.

Entonces, dirán ustedes... ¿qué es la RSC? Todo eso a la vez, no de una manera puntual sino mantenido en el tiempo y como una política empresarial sólida y duradera que engloba multitud de aspectos que aúnan beneficio económico, generación de bienes o servicios de utilidad para la sociedad y respeto al entorno propio -el personal, desde la directiva a los trabajadores- y ajeno -competencia directa, medio ambiente, derechos humanos, política mundial, etc.-.

En definitiva, una estrategia que aúna la búsqueda de rendimiento con la ética y el respeto a personas, empresas e instituciones, que pretende contribuir a un nuevo orden universal que permita que el mundo se siga moviendo, pero no de cualquier manera, sino con unas normas de respeto y convivencia globales. Las empresas tienen mucha responsabilidad en ello, y es por eso que desarrollar, implementar y ejercer una política adecuada de responsabilidad social corporativa resulta esencial para sumar su granito de arena a ese importante objetivo. Y eso va mucho más allá que una campaña solidaria por Navidad, una paga extra o un día de la bicicleta.