Diez -o más- curiosidades sobre el cerebro humano

Desde 2014, cada 22 de julio se celebra el Día Mundial del Cerebro para concienciar sobre los cuidados de este importantísimo órgano y los males que pueden deteriorarlo

El cerebro, que representa el 2% del peso corporal adulto, termina de crecer cuando cumplimos 25 años; funciona con el 25% del colesterol del organismo y consume un 20% de la energía y el oxígeno que recibimos. Se compone de 86 billones de células -una partícula del cerebro del tamaño de un grano de arena alberga 100.000 neuronas- y un 73% de agua, por lo que una deshidratación puede reducir de forma importante la agudeza mental. Es, además, el órgano más graso del cuerpo y consume gran parte del colesterol bueno del organismo.

Pese a la relevancia fundamental del cerebro, la ciencia y los conocimientos sobre el mismo han aumentado en las dos últimas décadas más que en el resto de la historia de la humanidad. Aunque seguimos avanzando, gran parte de su funcionamiento continúa siendo un enigma.

¿Sabían que el cerebro se canibaliza cuando hacemos dieta o no comemos lo suficiente? Diversos estudios han demostrado que las células cerebrales se alimentan de pequeños trozos de sí mismas cuando el organismo sufre carencias alimenticias. Por eso nos resulta tan difícil seguir dietas excesivamente restrictivas.

Este es uno de los numerosos y fascinantes datos revelados gracias a un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que también desenmascaró el funcionamiento de los circuitos cerebrales que favorecen el conocimiento y el aprendizaje. Las neuronas permanecen sintonizadas continuamente para absorber y analizar con rapidez toda la información recibida.

Un equipo de la Universidad de Harvard descubrió no hace mucho que la manipulación intencionada del lenguaje influye de manera decisiva a la hora de imponer un castigo: cuanto más truculenta sea la forma de exponer el suceso, más severa será la condena -y el castigo- impuesta.

Con respecto a la calidad del sueño, la Universidad de Duke (EEUU) y la Universidad Nacional de Singapur concluyeron que cada hora robada a la duración del sueño, disminuye exponencialmente rendimiento cognitivo global. Dormir menos de siete horas al día provoca una reducción en el volumen cerebral y una disminución en el desempeño cognitivo como consecuencia del envejecimiento acelerado del sistema nervioso.

Según un estudio de la Universidad de California, “ver el vaso medio lleno o medio vacío” no tiene nada que ver con el pesimismo o el optimismo: es cuestión de la química cerebral de cada uno.