¿En qué consiste un ERTE?

La pandemia está teniendo un devastador impacto, también económico. Una de sus consecuencias es la implantación de ERTE por parte de numerosas empresas. Pero ¿en qué consisten, qué consecuencias tienen y cómo se realizan?

La mayoría de los trabajadores conocemos qué significan las siglas de ERTE: expediente de regulación temporal de empleo. Pero vamos a saber -con la ayuda de la editorial jurídica Lefevbre, en qué consiste, cómo debe llevarse a cabo y qué consecuencias tiene tanto para los empresarios como para los trabajadores.

Las empresas que decidan presentar un ERTE sólo podrán hacerlo en tres ocasiones: por causa de fuerza mayor, suponiendo la pérdida de actividad por motivos como las restricciones en el transporte y movilidad de las personas y mercancías, la falta de suministros, el contagio de la plantilla o la adopción de medidas de aislamiento preventivo. Por razones organizativas, de producción o técnicas, tanto en el ámbito de los sistemas y métodos de trabajo del personal como en el de los medios e instrumentos de producción y la demanda. O por razones económicas, debido a una situación negativa originada por las pérdidas o a la disminución persistente del nivel de ingresos ordinarios o ventas.

En ese tipo de situaciones, el empresario tiene a su disposición dos opciones: efectuar un ERE de suspensión de contratos de algunos de sus trabajadores -o de todos- o un ERE de reducción de jornada, con lo que los empleados seguirían realizando su labor. En el primero de los casos, el responsable de la empresa deberá descontar de los salarios del personal los días no trabajados, así como la parte proporcional de días de descanso semanal, teniendo en cuenta también que no se devengarán ni pagas extras ni vacaciones. En el segundo supuesto, el salario -y las pagas extras, si las hubiera- deben reducirse en la misma proporción en la que se reduce la jornada, mientras que el cómputo de las vacaciones no se ve afectado.

Los empleados deben conocer, por su parte, que su empresa está obligada a mantenerles de alta en la Seguridad Social, tanto en el caso de suspensión de contrato como en el de reducción de jornada. Asimismo, mientras dure el ERTE tienen derecho a poder cobrar el paro, aunque no hayan cotizado los 360 días que se exigen para acceder a esta prestación. La base reguladora será el promedio de la base de cotización del trabajador en los últimos 180 días. Hay que indicar también que, en los expedientes temporales autorizados por fuerza mayor, las empresas quedan exoneradas del pago de la parte empresarial de las cotizaciones.

Por último, los representantes de la empresa deben informar de la situación a sus trabajadores y reunirse con ellos en una comisión negociadora para llegar a un acuerdo, a menos que se constate que el ERTE se lleva a cabo por causa de fuerza mayor. Los empleados pueden reclamar e impugnar el expediente ante los tribunales en un plazo de 20 días hábiles desde la notificación del expediente.