Ni sal ni siestas de más de media hora para cuidar el corazón

En la última edición del congreso anual sobre prevención de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) los expertos han presentado nuevos datos sobre las mejores estrategias para cuidar la salud del corazón “a lo largo de toda la vida”, evitar la sal y no echar siestas de más de media hora, entre otras.

El encuentro centrado en prevención que convoca todos los años la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) se ha celebrado en Málaga en su última convocatoria. Bajo el lema ‘Definir los objetivos e individualizar estrategias’, los expertos han compartido las últimas evidencias científicas sobre cómo cuidar la salud del corazón. Ser prudentes con la sal -aunque no tengamos hipertensión- y evitar las siestas prolongadas (de pijama y orinal en jerga popular) son dos buenas formas de hacerlo.

Podría pensarse que, mientras una persona tenga niveles de presión arterial normales, es libre de consumir la sal que desee sin consecuencias para su salud. En este congreso se ha desechado esa idea. Una dieta rica en sal hace que las arterias del cuello y las que rodean el corazón sean más propensas a obstruirse, aumentando a su vez el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus (accidente cerebrovascular). Es la conclusión a la que han llegado un equipo de investigadores de varias universidades en colaboración con el Instituto Karolinska de Suecia, el mismo que elige al jurado que elige el Premio Nobel de medicina. Es la primera vez que se ha estudiado la relación entre el consumo de sal y la aterosclerosis -proceso que va obstruyendo los vasos sanguíneos- y que además lo ha vinculado con los infartos. Jonas Wuopio, investigador del instituto, ha dicho en Málaga que la asociación es lineal: “Por cada aumento en la cantidad de sal, crece el riesgo de arterosclerosis, y esto se ha observado incluso cuando los niveles de presión arterial son normales, lo que quiere decir que la sal es dañina incluso antes de que se presente la hipertensión”.

Solamente dos semanas antes, la propia ESC daba a conocer un estudio en el que, por primera vez, se ha logrado identificar cuáles son las áreas del cerebro que resultan dañadas cuando los niveles de presión arterial están por encima de lo normal. El trabajo contribuye a explicar por qué las personas con hipertensión tienen mayor riesgo de desarrollar demencia y alteraciones de las funciones que desempeña el cerebro. Ese trabajo se dio a conocer en la revista científica European Heart Journal, y lo firman investigadores británicos.

El estudio sobre la siesta lleva impronta española, de investigadores del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez de Huelva. Jesús Díaz Gutiérrez, uno de sus autores, advertía en el encuentro que, para quienes tienen problemas para conciliar el sueño o descansar adecuadamente por la noche, no es buena idea “compensar” con largas siestas. Su equipo ha podido observar que cuando los descansos diurnos duran media hora o más, se incrementa el riesgo de un tipo de arritmia conocida como fibrilación auricular. En el trabajo se emplearon datos recopilados por el proyecto de sistema de seguimiento de la Universidad de Navarra (SUN). Para llegar a esta conclusión, los autores analizaron información de más de 20.000 personas durante un periodo de dos años.

Además, los autores de un trabajo más que confirma la relación entre la contaminación ambiental y el riesgo cardiovascular han recomendado prestar atención al pronóstico del estado del aire, tal y como se suele hacer con el meteorológico, para contemplar la posibilidad de llevar mascarilla durante las peores horas o días y, si es posible, evitar las zonas en las cuales el tráfico de vehículos es más intenso. Combinadas, ambas medidas pueden ayudar a reducir el riesgo de infartos de miocardio e ictus, han planteado. En este caso se analizó la información sobre salud cardiovascular de los participantes durante un periodo de cinco años. La población estudiada fue la residente en cinco ciudades polacas. Además de esas precauciones, el investigador Michal Swieczkowsi ha indicado que, a la luz de sus resultados, las autoridades deberían tomar medidas para proteger la calidad del aire en entornos urbanos.