La industria biotecnológica capta 309,5 millones, un 45,8% menos

El Coronavirus ha incrementado la visibilidad del sector atrayendo a una gran cantidad inversores y también ha generado oportunidades de negocio. Ahora, tras el ‘boom’ inversor de los años 2020 y 2021 los niveles vuelven a la normalidad, aunque supera los datos de años prepandémicos.

La financiación del sector biofarmacéutico disminuye tras dos años de crecimiento sin precedentes en la pandemia. En 2022, el sector captó 309,5 millones de euros, un 45,8% menos que en el ejercicio anterior. En 2021 se registraron 212,16 millones. El fin del boom de la pandemia ha hecho que los niveles de financiación vuelvan a estabilizarse. “Estamos viviendo una vuelta a la normalidad en términos de inversión para el sector”, afirma el director de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio), Ion Arocena.

Una biotecnológica puede obtener diversos tipos de financiación. En primer lugar, puede ser de carácter privado. En 2022, la biotecnológica en España captó 142 millones de euros. En concreto, un 22,4% menos que en 2021, momento en el que marcó un hito histórico con 180 millones, según la Asociación Española de Empresas Biotecnológicas (AseBio). De hecho, de la cantidad obtenida el año pasado, el 70,4% se levantó en operaciones que contaban con participación internacional.

Dentro de la cantidad invertida durante el último año, hay tres operaciones que destacan por encima de las demás. En el puesto número uno se encuentra Minorys. La compañía protagonizó la mayor captación de capital, con 51 millones de euros, más de un tercio del total. Entre los que ahora forman parte de su capital en la lista se encuentran Columbus Venture Partners, Caixa Capital Risc o el vehículo inversor de la farmacéutica Roche. En el ranking le sigue la operación protagonizada por ADL Biopharma. La empresa consiguió 24 millones en una operación de ampliación de capital en la que participó el fondo Kartesia. Por otro lado, en tercera posición se encuentra DeepUII que obtuvo 13 millones en una operación de capital.

En los últimos 15 años, se han creado diez fondos de capital privado especializado. En conjunto, en los dos últimos años han captado 510 millones de euros (120 millones en 2022 y 390 en 2021) los cuales no han sido invertidos en su totalidad todavía. “Los fondos todavía tienen vida por delante para ser canalizados. Hay elementos que nos hacen pensar que aún existe dinero disponible para invertir en nuestro sector”, afirma el director general de AseBio.

Por otra parte, la financiación puede ser de origen público y de operaciones en bolsa. De la primera mencionada, la biotecnología captó siete millones de euros, un 30,5% más que en el ejercicio anterior (5,36 millones). Además, de los fondos a través de mercados de capitales se registraron 125 millones. Cabe mencionar que en 2021 no hubo actividad por lo que no puede compararse respecto a ese año.

De igual importancia, se han consolidado instrumentos como el crowdfunding (una herramienta para conseguir fondos colectivos a través de Internet) que obtuvo casi nueve millones; préstamos participativos con casi siete millones o el venture debt del Banco Europeo con el que se movilizaron 20 millones.

El sector de la biotecnología ha ido madurando a lo largo de los años. “Se ha invertido mucho en ciencia, en I+D y lo que está ocurriendo ahora no es fruto de un día”, afirma Ion Arocena. De hecho, un dato interesante es que a lo largo de estos últimos años, se han realizado operaciones de compra de empresas españolas biotecnológicas por parte de grandes empresas internacionales.

A nivel global, la financiación de las biofarmacéuticas, es decir, aquellas empresas que desarrollan cualquier producto farmacéutico fabricado, extraído sintéticamente o semisinteticamente a partir de fuentes biológicas, se ha ralentizado en 2022 tras dos años de niveles elevados durante la pandemia. En concreto, el año pasado este tipo de compañías captaron 55.012 millones de euros, un 48,6% menos respecto a 2021 (107.128 millones) y un 54,7% menos que en 2020, momento en el que se registró el máximo histórico. De hecho, fueron 121.695 millones de euros, según el informe Global Trends in R&D 2023, elaborado por la consultora Iqvia.

Durante los años de pandemia, es decir, 2021 y 2020 se consiguieron niveles históricos de financiación y acuerdos firmados debido “al interés en la inversión en ciencia para responder a las consecuencias del Covid-19”, afirma Iqvia. Posteriormente, “los flujos de inversión han vuelto a los niveles previos a la pandemia en 2022”, añade. Sin embargo, “Después del Coronavirus, el riesgo en el mundo entero se ha multiplicado. Los inversores se dirigen a donde es seguro y donde creen que se puede tener rentabilidad, más a corto plazo que largo”, afirma el director ejecutivo de QualitecFarma, Óscar Mesa.

Por otro lado, la industria biofarmacéutica es un sector de alta rentabilidad, pero también de alto riesgo. Y es que, de cada diez medicamentos que investiga una compañía solo tres consiguen salir al mercado “con una inversión muy grande de dinero”

A pesar de que la financiación haya sufrido una reducción, el nivel de actividad sigue siendo superior a los años pre pandémicos. En 2019, las biofarmacéuticas captaron 52.387 millones. No obstante, “la combinación de tipos de financiación ha cambiado”, afirma Iqvia en el documento.

En cuanto a tipos de financiación, la actividad de acciones en bolsa fue notablemente inferior de un año para otro. En 2022, la oferta pública inicial para sacar las empresas a bolsa, también conocidas como OPI, disminuyó un 79,16% pasando de 21.722 millones en 2021 a 4.525 millones. También se ha reducido en el caso de la oferta de acciones después de la inicial (follows). En concreto, en 2022 se registró un valor de 15.386 millones, un 39,3% menos. Una de las razones de esta disminución, es que el número de empresas que han salido a las diferentes bolsas del mundo en el último ejercicio ha sido menor que en otros años.

Por otro lado, la privada es uno de los tipos de financiación que más ha caído. En concreto, el año pasado se registraron 19.912 millones, un 45% menos respecto al ejercicio anterior (36.204 millones). Normalmente la mayor parte de la inversión a nivel internacional suele ser de origen privado, no público. “La privada baja porque ahora mismo es momento de guardar el dinero. En cierto modo, los inversores tienen miedo del escenario actual”, recalca Óscar Mesa.

En 2022, las biofarmacéuticas obtuvieron otros 15.386 millones de euros de la financiación pública. Esta también ha sufrido una bajada, en concreto ha menguado un 39,3%. En 2021 se captaron 25.386 millones. Cabe destacar que actualmente muchos territorios están viviendo cierta inestabilidad jurídica y política a nivel mundial.

La evolución de las operaciones refleja cambios en el tipo de empresas en las que invierte. En concreto, su orientación terapéutica y su ubicación. Cabe recordar que las nuevas compañías cuyo portfolio está centrado en el Coronavirus han visto crecer su financiación durante 2020 y 2021. No obstante, con el paso del tiempo y los avances en las etapas de la pandemia, esta se ha ralentizado en los últimos meses. De la misma forma, las empresas con sede en China y Europa “han visto como los acuerdos se lentificaban de forma más drástica que las estadounidenses”, explica Iqvia

Para 2023, los expertos afirman que habrá que monitorizar muy de cerca el acceso a la financiación del sector de la biofarmacéutica. Y es que, se trata de una industria donde el acceso a los fondos, fundamentalmente en forma de capital, es de gran importancia y cuando las condiciones para acceder se endurecen el sector sufre directa o indirectamente.