No es por finanzas, es por salud

El pasado 1 de enero de 2023 entró en vigor la nueva cuota de autónomos: esa de la que poco o nada se habla. Este hecho supone la eliminación de poder cotizar por la base mínima de 294€, y en su lugar, establece un sistema de cuotas progresivo en función de la previsión de ingresos reales (rendimientos netos).

A todo esto, además, se suma la actual tendencia al alza de los tipos de interés, que afecta directa o indirectamente al encarecimiento de hipotecas o alquileres y, por último, la inflación. Sin duda, la subida de precios se proclama protagonista para hacer frente a todo este contexto, pero... ¿existe realmente alguna manera de evitarlo? A continuación, un breve análisis del sector salud.

Si bien es cierto que la salud es un sector que parece estar exento de temas financieros, como si hubiera un gran “gap” entre la economía y el sistema sanitario, existe una estrecha relación entre ambos sectores. No parecen casar al 100% (sin una razón lógica), y tampoco se contempla el área de la economía en muchos planes de estudio de carreras sanitarias convencionales.

A pesar de ello, es fundamental entender que un negocio de salud competitivo debe cuidar correctamente de sus finanzas, más allá del dominio de los conocimientos técnicos del área en cuestión y de ofrecer calidad en el desempeño de su profesión. Es por ello que, para hacer frente a todo este contexto, sugiero algunos consejos.

El primero de ellos: aumentar el valor promedio por visita. Nos interesa conocer qué porcentaje de nuestras visitas recae en los servicios de mayor valor, para así potenciarlos y que ocupen un porcentaje más alto en el total de la facturación.

Por otra parte, cobra mucha relevancia implementar estrategias para aumentar el volumen de visitas efectivas diarias. De esta manera, se consigue elevar la facturación sin necesidad de subir los precios. Para ello, necesitamos dotar a las consultas de herramientas de inteligencia de negocio que nos ayuden a entenderlo en profundidad y a saber cómo optimizarlo a través de un análisis profundo, teniendo en cuenta aspectos como la gestión horaria y la capacidad para atraer nuevos pacientes. En cuanto al primero de los puntos, es importante entender bien temas como a qué hora acuden los pacientes, en qué momentos hay mayor o menor demanda y saber cómo adaptar los horarios y capacidad de la consulta en función de esto.

Por otro lado, para abordar la atracción de nuevos pacientes, deberíamos centrarnos en el análisis profundo de la visibilidad y posicionamiento en Internet, implementar la reserva de cita online para las consultas (el 76% de los pacientes prefieren utilizar la reserva online de cita antes que la llamada), crear bonos de visitas o promover la fidelización de nuestros pacientes a través del envío de comunicaciones personalizadas de utilidad o recordatorios médicos.

Finalmente, considerar cómo nos afecta el ausentismo, un lastre invisible y crítico de todas las consultas que hay que evitar a toda costa. Actualmente se produce entre un 10% y un 15% de cancelaciones de visitas, lo que a priori puede parecer un porcentaje bajo, pero que en realidad es muy relevante ya que esos huecos normalmente no se llegan a cubrir con otros pacientes, impactando directamente en la cuenta de resultados.

Para ello, es vital realizar un análisis de las cancelaciones de cita producidas 24h antes de la cita y ser capaz de o bien reducirlas mediante recordatorios automáticos, o en segunda instancia anticiparse y reagendar a otros pacientes para cubrir estos huecos.

Estas son -en su gran mayoría- oportunidades difíciles de cubrir y que, por lo tanto, suponen ingresos perdidos. Una herramienta fundamental para combatir ese ausentismo es, por ejemplo, el uso de los recordatorios de cita por SMS y/o email, que nos permiten reducir la tasa de pacientes que no se presentan en la consulta hasta un 65%. Si además automatizamos este proceso, podemos recuperar hasta 10 horas al mes de media dedicadas a recordatorios manuales, lo que equivale a más de un día de trabajo.

En definitiva, ser capaz de medir y entender en detalle las métricas económicas claves del negocio, para poder llevar a cabo acciones específicas para optimizarlas, son los must-have para asegurar la salud financiera de la consulta.

Sin embargo, para combatir el contexto socioeconómico actual y gozar de una buena salud financiera, los consejos no bastan -aunque ofrecen un empujen y empacan la materia-. Hay que ir más allá, y dotar a los profesionales sanitarios de la formación necesaria desde sus primeros pasos en la medicina, lo que se posiciona muy arriba en el ranking de soluciones.