Cinco claves a tener en cuenta para evitar la ineficiencia de los antibióticos

Lo hemos oído miles de veces como una de las habituales frases de nuestros padres: “No abuses de los antibióticos o dejarán de hacerte efecto”. Más allá de parecer una de esas míticas leyendas urbanas, la resistencia microbiana existe y provoca la ineficacia de los antibióticos en animales y humanos. De ahí que sea fundamental conocer diferentes claves, entre las que destaca una adecuada prescripción y un correcto uso de estos medicamentos, para evitar que bacterias y microbios se hagan fuertes en nuestro organismo.

De hecho, la reducción o contención de estas resistencias a los antibióticos es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el sector sanitario en las últimas décadas y una de las principales áreas de investigación e innovación en los laboratorios farmacéuticos especializados en salud animal y humana.

En los últimos años, dentro de la comunidad científico-sanitaria se han llevado a cabo diferentes estrategias entre las que, por su importancia e implicación directa en la población, destaca, por ejemplo, la concienciación y educación acerca de las posibles consecuencias que acarrea un uso irresponsable o inadecuado de estos tratamientos, tanto al personal sanitario que prescribe como al resto de la población.

Asimismo, la implementación de planes de vacunación frente a ciertas patologías ayuda también a combatir el número de infecciones y su propagación. Es importante destacar que la higiene, tanto en el área personal como en las instalaciones sanitarias, es uno de los aspectos más importantes a cuidar. La falta de higiene es una de las causas más comunes de propagación de infecciones y, consecuentemente, también de resistencias microbianas.

Por su parte, otro de los elementos clave es el desarrollo de nuevos antibióticos efectivos, especialmente dirigidos a los desafíos infecciosos o a combatir bacterias multirresistentes, siendo esta última opción bastante limitada debido a la complejidad que implica encontrar nuevas alternativas. Y, aunque esta lista puede complementarse con medidas recientemente implementadas o desarrolladas, como son el uso de probióticos, prebióticos, algunos ácidos, péptidos antimicrobianos, bacteriófagos, etc., la importancia reside principalmente en la elección correcta del antibiótico y su dosificación adecuada. Y es que la resistencia microbiana se combate con la elección adecuada del medicamento que combate la infección, pero también cumpliendo su prescripción a rajatabla. Esto quiere decir que, en un tratamiento de 10 días, no basta con dejar de tomarlo cuando desaparecen los síntomas, por ejemplo.

Así, a la hora de seleccionar un tratamiento antibacteriano exitoso, los denominados como análisis farmacocinéticos/farmacodinámicos pueden ser un aliado, ya que consiguen ajustar las dosis y una correcta elección del antibiótico en función de su clasificación, y por lo tanto, de la interacción con el organismo y a su vez con el agente patógeno, evitando de esta forma cantidades excesivas que puedan implicar toxicidad o concentraciones de antibióticos insuficientes que no sirvan para resolver la infección, pero sí para provocar la aparición de resistencias.

Y es que para una óptima interpretación y utilidad de estos análisis es importante también definir con exactitud algunos conceptos o métricas, la propia clasificación de los antibióticos u otros factores íntimamente relacionados que facilitarán una adecuada elección y dosificación de los agentes antimicrobianos.

En conclusión, la prevención de la ineficacia de los antibióticos requiere un enfoque integral que abarque desde una adecuada prescripción de estos medicamentos hasta la concienciación y educación sobre su uso responsable. Además, es fundamental promover la implementación de planes de vacunación, mantener altos estándares de higiene y fomentar la investigación y desarrollo de nuevos antibióticos efectivos. La resistencia microbiana es un desafío crucial en el sector sanitario, y su combate depende tanto de la elección correcta del antibiótico por parte del profesional, como del cumplimiento riguroso de su prescripción por parte del paciente.