Un 34% del gasto farmacéutico se puede contener con biosimilares

Los medicamentos biológicos representan el 34% de la factura farmacéutica, sus versiones biosimilares excitan la competencia, hacen que los precios se reduzcan y permiten el acceso de más pacientes a estas terapias generando ahorros para que sean destinados a los tratamientos más innovadores.

Los biosimilares pueden desempeñar un papel crucial en la sostenibilidad de los sistemas sanitarios, según un reciente documento que ha estudiado su impacto en la factura sanitaria de varios países europeos y ha hecho un balance del mismo en los últimos 15 años.

Estos medicamentos tienen el potencial de mejorar el acceso a las terapias biológicas innovadoras, equilibrar el gasto y generar ahorros para dedicarlos a la innovación.

Uno de los últimos informes del Instituto IQVIA analiza qué ha supuesto su empleo en Europa entre 2018 y 2021, evaluando el uso de estos medicamentos en los países europeos y, en particular, estudiando el impacto que supuso el lanzamiento del primero de ellos: Omnitrope, también denominado somatropina, una hormona de crecimiento humana. Su utilización y los ahorros asociados han sido analizados por los expertos de la consultora, que ofrece su balance algo más de 15 años después de aquella primera aprobación. Según explican los autores, “comprender el valor de Omnitrope para el sistema sanitario como un todo es importante y puede ofrecer pistas sobre cómo aprovechar al máximo los biosimilares del futuro”.

La factura sanitaria de los países europeos no deja de crecer, sobre todo por el nivel de avances terapéuticos y logros para atender necesidades médicas no cubiertas hasta el momento. Se espera que el gasto farmacéutico de los principales mercados de Europa alcance los 46.900 millones de euros entre 2021 y 2026. Eso supone 40.500 millones más que en los cinco ejercicios anteriores.

Los medicamentos biológicos han supuesto una considerable proporción del gasto sanitario de la última década. Representan el 34% de la factura farmacéutica europea (94.800 millones de euros) en 2021. Su crecimiento anual ha sido del 10,5% en los últimos cinco años.

Estos medicamentos son una innovación “importante” y mejoran la calidad de la atención a los pacientes. Apoyar su empleo a la vez que se protege la sostenibilidad del sistema es clave para la salud humana, indican los autores del documento en el apartado de conclusiones.

Los biosimilares son una solución a este reto. Proporcionan ahorros al sistema porque cuestan menos, pero también porque hacen que la presión por competir ejerza de moderador del mercado. El término biosimilar hace referencia a la versión sin marca de un medicamento biológico innovador que se apellida medicamento de referencia, cuya patente ha expirado y que ha perdido la exclusividad en un mercado. Los biosimilares tienen la misma calidad, seguridad y eficacia que los fármacos biológicos de referencia.

De acuerdo con el criterio de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), los biosimilares pueden sustituir al tratamiento con el fármaco original sin que los pacientes experimenten cambios en sus efectos clínicos, recuerdan los autores del documento.

En este análisis, desgranan la información recopilada sobre Omnitrope, una versión biosimilar de la somatropina, que fue el primero autorizado por la EMA, en 2006. En los últimos 15 años, numerosos estudios han mostrado su similaridad con Genotropin, el producto de referencia, en cuanto a seguridad y eficacia y calidad. Además, ha ido ganando cuota de mercado en la mayor parte de los países europeos hasta el 30%. No obstante, matizan que su trayectoria es diferente a la de los biosimilares que se han ido lanzando después.

Según los datos de IQVIA, la llegada del biosimilar ha generado más de 1.750 millones de euros en ahorros en los países seleccionados entre 2006 y 2021. Los ahorros se deben a su menor precio y al aumento de la presión competitiva sobre los medicamentos de referencia.

El nivel de ahorro es diferente entre países. Teniendo en cuenta una penetración similar, la respuesta de la competencia y la regulación son diferentes. Por ejemplo, mientras en Francia el ahorro ha sido de 616 millones desde el lanzamiento, en Reino Unido fue de 264 millones y en España de 211 millones.

Asimismo, los autores señalan que los biosimilares aportan valor al sistema sanitario de forma indirecta (por la vía del ahorro), puesto que pueden emplearse para ampliar el acceso de los pacientes a tratamientos biológicos y para adquirir medicamentos innovadores que se van incorporando al mercado.

En el caso de Omnitrope, el uso total de somatropina se duplicó entre 2006 y 2021, pero su coste solamente creció un 34% en ese periodo. En conjunto, el biosimilar ha proporcionado a más de 324.000 pacientes años de tratamiento desde que fue aprobado.

Con el coste anual de los medicamentos para enfermedades endocrinas o metabólicas raras al alza, (aproximadamente 1.840 millones de euros, 57% más en una década), los ahorros que generan medicamentos como Omnitrope son críticos para la sostenibilidad del sistema, razonan los autores.

La variabilidad en la penetración de los biosimilares en cada país sugiere que aún se puede aprovechar más el potencial de estos medicamentos para generar ahorros.

Entre este año y 2030 van a perder exclusividad 120 medicamentos biológicos. La demanda potencial de biosimilares aumentará y “es clave que el uso de los biosimilares disponibles y los que vayan llegando se optimice para asegurar que contamos con sistemas sostenibles en los que los costes sean asumibles, garantizar que hay acceso adecuado a los medicamentos existentes y que es posible financiar los fármacos innovadores y ponerlos a disposición de los pacientes”.