La avalancha de pacientes exige invertir en terapias innovadoras

Los expertos aseguran que, a medida que aumentan los diagnósticos de cáncer, las organizaciones que no inviertan en innovación van a enfrentarse, con los mismos recursos (o menos) a una población de pacientes cada vez más amplia y a la que será más costoso atender. La innovación es la solución.

En un reciente encuentro organizado por el rotativo Financial Times con la eurodiputada portuguesa Sara Cerdas y Marie-Sharmila Blandino, vicepresidenta de la patronal europea de compañías farmacéuticas (EFPIA) sobre El futuro del tratamiento del cáncer en Europa los participantes han destacado la importancia de coordinar medidas en todo el territorio para ganar eficacia y, sobre todo, innovar. Con una “auténtica revolución en las técnicas de cribado”, la población de personas que viven con cáncer va a aumentar de forma sustancial, y es necesario adaptarse a estas nuevas necesidades para mantener la calidad y proteger la sostenibilidad del sistema, han planteado los expertos participantes.

Cerdas ha recordado que, aunque la atención sea una competencia de cada estado “la protección de la salud pública es parte de la estrategia europea, y también lo van a ser la promoción de la innovación y el acceso a los tratamientos; tenemos que asegurarnos de que las redes están integradas”.

Para Blandino, la cuestión de hacer compatible la calidad en la atención con la sostenibilidad es “urgente” y la clave para solventar ese reto es la innovación. “Hay que cambiar ya, empezando por el modo en el cual se diagnostica el cáncer, es algo que nos va a afectar a todos, directa o indirectamente”, ha asegurado.

En su intervención se ha referido repetidamente al informe Innovación por una atención sostenible de la EFPIA. El documento constata que los resultados (medidos en salud) de los pacientes con cáncer en Europa han mejorado de forma significativa en la última década. No obstante, con los diagnósticos al alza a medida que la población aumenta en número y envejece, la presión sobre los presupuestos es cada vez mayor.

“Quienes toman decisiones van a tener que tomar una decisión: O bien continúan ofreciendo la atención que ya conocemos, cuidando cada vez a más y más pacientes con los mismos recursos -o menos- sin tener en cuenta la sostenibilidad, o bien innovan, lo que liberará recursos para ofrecer cuidados más sostenibles”, advierten los autores.

A modo de ejemplo, ella ha recordado que la atención domiciliaria, que muchas veces es la que prefieren los pacientes, es también un instrumento que las nuevas tecnologías han facilitado y puede aportar ahorros. Es solamente una muestra de cómo la innovación es una inversión a largo plazo “y no un gasto”, ha explicado.

Tamara Husson, presidenta de la asociación de pacientes con cáncer hereditario EVITA, se ha mostrado de acuerdo en la apreciación de que “va a haber una revolución en el cribado” y ha declarado que los datos y las nuevas tecnologías pueden aprovecharse también por la vía de la prevención.

“Parte de las medidas en beneficio de la sostenibilidad tienen que dedicarse a la prevención de la enfermedad avanzada”, sugería. También lamentaba que, a pesar de que la documentación sobre estas cuestiones es extensa y de calidad, “no se ven medidas acordes con ese conocimiento”. No considera que los gobiernos estén dedicando suficiente atención a las medidas preventivas, “sobre todo las que se piensan a medio y a largo plazo, porque el gobierno que se beneficiaría sería otro, como lamentablemente sucede en muchas otras áreas de la salud”.

Thanos Kosmidis, representante de la asociación All.Can, aconseja prestar atención al “viaje del paciente”, que es necesario entender “más allá de los aspectos médicos”. En general, se muestra partidario de mirar “a lo grande”, medir todo lo que se pueda, “de forma estructurada” e innovar “juntos”. “Por supuesto que hay un coste inicial, pero hay que evaluar el impacto de ese coste”, ha valorado.

Entre las tendencias que los expertos consideran clave porque van a redefinir el área de oncología mencionan -en el cribado- la posibilidad de incrementar la proporción de casos de cáncer colorrectal identificados en fase 1, cuando la enfermedad es más manejable y los tratamientos necesarios menos agresivos. Es posible que del 15% actual, con buenos programas de cribado, la detección en fase 1 alcance el 50% de los diagnósticos. En cuanto al diagnóstico, las nuevas técnicas de análisis de imágenes que utilizan inteligencia artificial pueden hacer que la lectura de las pruebas sea un 40% más rápida.

Sobre las ya famosas inmunoterapias que estimulan el sistema de defensas del organismo de los propios pacientes para combatir el cáncer, señalan que su combinación puede hacer que se gane un 30% de esperanza de vida, un 34% en años de vida ganados con buena salud y un 80% de supervivencia libre de progresión de la enfermedad.

Todos estos cambios han impulsado, y deberían impulsar aún más, las mejoras en la atención geriátrica integrada de las personas de edad avanzada y los cuidados paliativos. Las personas que han sido atendidas con este nuevo abordaje “global” han declarado mejor calidad de vida y se han ahorrado (el sistema también, naturalmente) tener que ser ingresados en el hospital de forma imprevista.

En el terreno de beneficios “indirectos” han documentado una reducción de las emisiones de carbono producidas en los procedimientos quirúrgicos de hasta un 80% mediante iniciativas como la reducción de la energía empleada, la reutilización de elementos estériles y la administración de anestesia por vía intravenosa en lugar de gas.