Una de cada ocho mujeres tendrá enfermedad de tiroides

Solo por cumplir años, aumenta nuestro riesgo de desarrollar enfermedades que afectan a la glándula tiroides. En el caso de las mujeres, será una realidad para una de cada ocho.

Se calcula que más del 10% de la población padece alguna enfermedad que afecta a la tiroides, pero que aproximadamente la mitad de los afectados no lo sabe. Según las sociedades científicas internacionales, en cifras absolutas hay más de 1.500 millones de personas en todo el mundo en riesgo de desarrollar enfermedades de este tipo. Cientos de millones viven con ellas, pero más del 50% no lo sabe.

La tiroides es una glándula situada en la parte anterior del cuello, con forma de mariposa y dos lóbulos -que equivaldrían a las alas- unidas por una parte alargada que se llama istmo. Tiene la función de producir hormonas que determinan cómo consumen energía los tejidos del organismo, regula el ritmo de los latidos del corazón, el desarrollo del feto durante la gestación y cumple otras importantes funciones en todo el cuerpo.

La enfermedad más frecuente de las que afectan a esta glándula es el hipotiroidismo. Cuando una persona padece hipotiroidismo, la tiroides no puede producir hormonas en cantidades suficientes. Si no se diagnostica y se trata, los efectos del hipotiroidismo pueden llevar a complicaciones serias. En un artículo publicado en la revista científica European Thyroid Journal, expertos en este campo indican que el infradiagnóstico de esta condición en Europa merece una atención especial por sus consecuencias en la salud pública.

Cuando no se trata, el hipotiroidismo puede provocar bocio -aumento del tamaño de la tiroides-, problemas de salud cardiovascular -insuficiencia cardiaca y exceso de colesterol malo, entre otros-, alteraciones de la salud mental -depresión y problemas cognitivos-, neuropatía periférica -daños en los tejidos nerviosos de las extremidades, que cursa con dolor, entumecimiento y hormigueo-, infertilidad, anomalías congénitas en hijos de mujeres con hipotiroidismo no tratado, y un un trastorno raro pero grave que puede poner en peligro la vida del paciente, el mixedema.

De acuerdo con los expertos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), el hipotiroidismo suele asociarse con aumento de peso sin que la persona haya cambiado su dieta ni exista otra causa que pueda explicarlo, pero no es el único síntoma. De hecho, si no se diagnostica, muchas veces es debido a lo inespecífico de los síntomas, como cansancio, depresión, problemas de memoria, piel seca y caída del pelo. Son síntomas que comparte con muchas otras dolencias.

La contrapartida del hipotiroidismo es el hipertiroidismo, una condición que se caracteriza por lo contrario: la tiroides produce -y libera al torrente sanguíneo- niveles excesivos de hormonas. Entonces los síntomas son pérdida de peso sin causa aparente, aceleración del ritmo del corazón, insomnio, nerviosismo y aumento de la sudoración, entre otros.

El hipertiroidismo no tratado, como el hipotiroidismo, también puede alterar el funcionamiento del corazón. Además puede provocar osteoporosis -fragilidad de los huesos-, problemas en la vista, enrojecimiento o inflamación de la piel, y crisis tirotóxica, una intensificación repentina de los síntomas que puede manifestarse con fiebre, pulso acelerado e incluso delirios, y exige buscar atención médica de urgencia.

La salud de la tiroides es particularmente importante en mujeres embarazadas, porque el desarrollo del embarazo y la salud del sistema nervioso del futuro hijo dependen en gran medida del equilibrio de hormonas tiroideas. Lo ideal es que antes de quedarse embarazada, la mujer consulte con el médico para que revise la salud de la glándula.

Por otra parte, según un trabajo que acaba de publicar el área de tiroides de la SEEN, la incidencia del cáncer de tiroides se ha duplicado en los últimos 10 años. Cada año se identifican en nuestro país alrededor de 4.500 nuevos casos de cáncer de tiroides, lo que supone más de 9 casos por 100.000 habitantes; 5 casos anuales por 100.000 varones; y más de 13 casos anuales por 100.000 mujeres.

La sociedad científica insiste en la importancia del papel del endocrinólogo en el abordaje de la enfermedad. “El endocrino se encarga de diagnosticar el cáncer de tiroides, así como de coordinar al equipo multidisciplinar que interviene en el tratamiento de esta patología conformado por cirujanos, médicos nucleares, radiólogos, oncólogos, radioterapeutas, entre otros, según las características y la evolución del caso clínico del paciente”, mantiene el doctor Javier Santamaría Sandi, miembro del Comité Gestor del Área de Conocimiento de Tiroides de la SEEN.

En cuanto a los síntomas, en la mayoría de los casos, el cáncer de tiroides se manifiesta con un bulto en el cuello, pero el doctor Santamaría especifica que “hay muchos otros procesos que pueden aparecer de la misma forma, por lo que en este caso se debe acudir al médico para distinguirlo de otros procesos benignos, que es lo más frecuente”. El cáncer de tiroides puede diagnosticarse a cualquier edad, tanto en jóvenes como en ancianos, aunque en niños es excepcional. Sin embargo, el doctor Santamaría resalta que existe una gran diferencia entre sexos: “es más frecuente en la mujer, ya que la prevalencia en las féminas es 3 o 4 veces mayor que en el hombre”.

En relación a los retos sobre el abordaje de esta patología, el endocrinólogo asevera que es esencial individualizar el tratamiento de cada paciente con cáncer de tiroides. “La gran mayoría de los casos tienen un buen pronóstico, por lo que hay que evitar intervenciones que pueden dar lugar a morbilidades, pero a la vez, es necesario identificar aquellos que pueden evolucionar mal para poder aplicar precozmente estos nuevos tratamientos”. Asimismo, el doctor hace hincapié en que es fundamental transmitir a los pacientes que “es una enfermedad frecuente, cuyo pronóstico es excelente, e incluso en los pocos casos de mala evolución existen, y cada vez más, opciones terapéuticas” y añade que “en términos generales, el pronóstico de los cánceres de tiroides es muy bueno, lográndose curación en la gran mayoría de los casos”.

“En los últimos años están apareciendo numerosas moléculas que pueden frenar el desarrollo de los tumores con mala evolución, mejorando el pronóstico de estos escasos pacientes que no respondían a los tratamientos clásicos”, concluye.