Los deberes para 2023 son las promesas de 2022

Se cierra un 2022 que, a grandes rasgos, parece un año perdido. El auge de ómicron a comienzos del año se controló rápido y las coberturas vacunales han avanzado a buen ritmo gracias a la colaboración de la población. Sin embargo, el resto de deberes que quedaban pendientes no se ha trabajado prácticamente en ellos. Fue en septiembre de este año cuando el director de Farmacia del Ministerio de Sanidad aseguró que su tarea prioritaria era la reforma de la Ley del Medicamento y que los trabajos serían inminentes e intensos. Desde entonces, el hermetismo se apoderó del departamento de Darias y lo único en claro que se puede contar es que la promesa para finales de 2022 se ha quedado en deuda para 2023.

Los trabajos de esa ley son muy importantes. De ellos dependen en gran parte el mayor paquete de inversión jamás anunciado por la industria farmacéutica en España. El país se juega 8.000 millones en los próximos tres años y el redactado de la reforma de la ley es condición necesaria para desbloquear el dinero. Ahora toca esperar, pero tampoco demasiado. Darias se irá a hacer campaña para las elecciones de mayo cuando empiece el segundo trimestre y, poco después, se acabará la legislatura. A esta carrera contrarreloj hay que sumarle el atasco legislativo que existe en el Congreso de los Diputados...

Además, hay otra ley sanitaria que está por delante en la agenda del Ministerio. La ley de Cohesión. Se trata de otra promesa de 2022 que se ha quedado en el tintero. Esta ley afecta a las empresas de sanidad privada porque quiere limitar hasta la “excepcionalidad” su participación en conciertos y concesiones. Aquí el redactado ya es público y lo que no está claro es si verá la luz en los mismos términos en los que está escrita. La razón es sencilla: el gobierno necesita a los partidos catalanes para sacar el texto, pero es precisamente esta comunidad autónoma la que más depende de la participación de estas empresas para asegurar el derecho a la salud de sus ciudadanos.

Como último detalle, cerramos el año con incertidumbre cuando se mira hacia China. El brote por Covid que está sufriendo el gigante asiático nos retrotrae a enero de 2020 y el miedo comienza a campar a sus anchas. Los expertos piden cautela y las razones que dan son de peso: hay coberturas vacunales amplias y se están poniendo controles preventivos. Sin embargo, la ciencia no puede contestar a la pregunta que más aterra. ¿La enorme circulación viral que se está viendo en China puede provocar una mutación del virus que escape a la inmunización y sea más agresiva? Esperemos que no, es lo único que se puede decir de momento.