La escasa formación de los sanitarios frena la medicina de precisión

Los expertos sostienen que las facultades de medicina no proporcionan los instrumentos adecuados en tareas formativas. Esta situación lleva a que muchos profesionales sanitarios se vean obligados a recurrir a la autoformación y a iniciativas individuales.

La medicina de precisión posibilita actuaciones de salud preventivas, diagnósticas y terapéuticas más efectivas. Pero, como toda incorporación de nuevos conocimientos e innovaciones tecnológicas, trae consigo grandes desafíos que recaen sobre los sanitarios, siendo el ámbito de la formación profesional uno de los más destacados. Hace apenas un mes, el pleno extraordinario del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) acordaba el reparto de 40 millones de euros entre todas las autonomías para consolidar la medicina de precisión. Dicha medida se enmarca en el Plan 5-P (Personalizada, Predictiva, Preventiva, Participativa y Poblacional) y la intención del departamento que dirige Carolina Darias es actualizar y ampliar la infraestructura de los centros sanitarios para consolidar un tipo de medicina que busca el impulso del diagnóstico genético de enfermedades hereditarias y el diagnóstico genómico del cáncer.

La situación que atraviesa el país en esta materia se puede resumir en la falta de formación profesional de los sanitarios. La raíz del problema surge en las facultades de medicina, donde los futuros profesionales se encuentran ante una tesitura en la que no se le proporcionan los instrumentos adecuados en tareas formativas. Los planes actuales de estudio se dividen por asignaturas y departamentos, que, en palabras de los expertos, siguen siendo “muy tradicionales”. “En España, las clínicas son mini especialidades. No se dan unas clínicas basadas en las necesidades de un médico generalista que tiene que hacer obligatoriamente una especialidad”, explica Milagros García Barbero, presidente saliente de la SEDEM (Sociedad Española de Educación Médica).

Ante este problema, muchos profesionales se ven obligados a recurrir a iniciativas individuales y a tareas de autoformación. “En estos momentos, para tener conocimientos de medicina de precisión, el profesional se tiene que formar por su cuenta o en los hospitales que están practicando los servicios que lo han incorporado. Pero todavía está a un nivel muy en mantillas porque necesita una gran inversión en infraestructuras y en personal. Sinceramente, creo que no hay ni voluntad política ni académica por cambiar la situación”, afirma García Barbero.

Uno de los tres pilares del plan es el impulso del diagnóstico genético de enfermedades hereditarias. Sin embargo, España es el único país de Europa que no reconoce la asignatura de genética clínica en las facultades. Ante esta situación, los genetistas españoles se han visto obligados a complementar su formación por otras vías, por lo que en la actualidad suelen ser biólogos especializados en genética, farmacéuticos o incluso médicos.

Otra de las preguntas que surgen entre los especialistas tiene que ver con qué se va a hacer con los profesionales que ya están trabajando. Qué se va a hacer con la formación de los profesionales en el ámbito de la salud digital es otra de las dudas, ya que el manejo tecnológico es uno de los pilares más importantes de la medicina de precisión. Por tanto, las instituciones necesitan desarrollar estrategias en genómica, salud digital y bioética para que se implemente la medicina de futuro en el sistema sanitario, a la vez que los profesionales de la sanidad necesitan herramientas que los ayuden en el proceso de traducción de los datos.

La oncología es el área donde la medicina de precisión está más desplegada, ya que es donde más opciones y más conocimiento médico hay. Sin embargo, su uso se puede ampliar también a otros escenarios, como el de las neurociencias. “Estamos atacando el problema desde distintos frentes a la vez. La cartera de servicios está abierta, pero el profesional que va a recibir esta información tiene que interpretarla y conectarla con una decisión clínica. Si todavía no tenemos claro lo que vamos a hacer, no podemos saber si eso va a ser suficiente o no. ¿Vamos a aspirar a todos los profesionales en todas las especialidades o vamos a empezar por aquellas donde tiene mayor impacto? Si queremos que ese dinero sea eficiente, falta un programa docente”, explica Adrián Llenera, presidente de la Sociedad Española de Farmacogenética y Farmacogenómica (SEFF).

Hace apenas seis meses, la Fundación Instituto Roche presentó un documento elaborado por un grupo multidisciplinar de expertos que analiza en profundidad las competencias que deberían adquirir los profesionales sanitarios en el entorno de los nuevos avances científicos. Las actuaciones se han desarrollado en dos fases de trabajo: la primera de ellas busca identificar los elementos clave y las necesidades formativas de los profesionales en este ámbito; mientras que la fase dos buscaría definir sus competencias y su nivel de capacitación. Según ha podido saber este medio, diferentes actores de la Administración se han puesto en contacto con la Fundación Instituto Roche para conocer más detalles del plan.

En dicho documento han identificado y definido seis perfiles profesionales a los que va dirigida esta propuesta de competencias en función del ámbito donde desarrollan su actividad profesional: asistencial, laboratorio, salud digital, salud comunitaria, investigación y gestión y planificación. Además, se propone una clasificación por niveles progresivos de capacitación que sería recomendable adquirir para cada competencia según el perfil profesional.

La formación es un pilar fundamental para implementar los avances, por lo que se ha de crear un entorno de aprendizaje continuo y adaptado al contexto actual y futuro para dar respuesta a las demandas de la población. “El proceso de formación es algo muy progresivo que requiere tiempo. Por tanto, es un proceso difícil porque significa un cambio de mentalidad. Hay nueva información, nuevas habilidades y un cambio de actitudes. Lo primero que necesitamos son las herramientas y el primer problema que tenemos es hacer que la implementación llegue al servicio de salud. La hemos tenido a nivel de investigación, pero tiene que llegar al servicio de manera diversa”, explica Llerena.

Situación por CCAA

Otro de los retos a los que se tendrá que enfrentar la medicina de precisión será el de ver cuáles son las necesidades de cada una de las diferentes CCAA. Cataluña ya presentó a finales de 2021su Programa de Medicina de Precisión para el área de oncología, lo cual la sitúa como el territorio español más avanzado en esta materia. Otras autonomías, como Valencia, Andalucía, Madrid, Castilla y León o Cantabria ya han establecido un plan estratégico para el impulso de la medicina de precisión y en Canarias, recientemente han puesto en marcha un plan de formación para sus profesionales. Otros territorios como Aragón se encuentran elaborando su plan, mientras que el País Vasco cuenta con una dirección de medicina personalizada.

“Hay que ver cuáles son las necesidades de cada CCAA y el punto en el que se encuentra. Todas se están movilizando y cuentan con alguna iniciativa. La más madura es Cataluña porque ya tienen un plan de financiación desde hace dos años. Este presupuesto les ayudará a progresar y ahora serán más ambiciosos”, recalca Teresa Ramos, responsable de Medicina Personalizada de Roche Farma en España.

A juicio de los expertos en esta materia, a nivel autonómico la medicina de precisión tendrá que perseguir la consecución de un plan equitativo entre las diferentes autonomías porque, en caso de que no se persiga este objetivo, puede ocurrir que en unos hospitales están disponibles unos biomarcadores y en otros no. “Necesitamos un plan de implementación para no caer en la situación de que cada CCAA decida su propia formación, ya que estamos hablando de conocimientos estandarizados a nivel mundial. Si esto no se hace así, puede conducir a la inequidad en el Sistema Nacional de Salud. Necesitamos un plan de formación. Me interesa más lo que se va a hacer con ese dinero que la cantidad de dinero en sí. Tiene que haber un plan de capacitación profesional para cambiar y poder avanzar”, concluye Llerena.