La inteligencia artificial rescata a pacientes con asma y EPOC

Hasta el 10% de la población padece asma, tanto una parte de estos pacientes como de quienes viven con EPOC (11,8% de la población) siguen padeciendo problemas en cuanto al diagnóstico y el control de ambas dolencias. Los especialistas proponen emplear la inteligencia artificial para mejorar su situación.

El asma es una de las enfermedades crónicas con mayor prevalencia en España. Se calcula que puede afectar aproximadamente al 10% de la población. En similares cifras se mueven las estimaciones para la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), en torno al 11,8%, aunque dentro de la franja de mayores de 40 años. Esta última condición es la cuarta causa de mortalidad en nuestro país. Los expertos celebran los avances en la prevención de ambas enfermedades, así como las novedades terapéuticas, pero advierten que hay grupos de pacientes a los que no se ha diagnosticado y, por tanto, no están recibiendo los tratamientos que necesitan. La inteligencia artificial puede ser parte de la solución.

Es una de las conclusiones del encuentro científico ChestAir, organizado hace cinco años con el apoyo de la compañía GlaxoSmithKline, en el que se han dado cita un total de 250 neumólogos para abordar los desafíos de la especialidad: adelantar el diagnóstico, mejorar el control y personalizar el tratamiento de estas dos enfermedades respiratorias.

Una de sus potenciales utilidades es el diagnóstico. Entre las publicaciones científicas al respecto, figura un trabajo internacional publicado en la revista Journal of Allergy and Clinical Immunology in Practice. Sus autores sugieren que la inteligencia artificial puede ser un apoyo importante para la detección de pacientes en enfermedades en las que, como sucede en el asma y la EPOC, los criterios de diagnóstico pueden solaparse. Aunque está por verse cómo funciona en la práctica diaria, consideraban en el momento de su publicación (2021) que “será emocionante ver los beneficios que aporta a los pacientes y a los médicos”. Más recientemente, en enero de este año, la publicación oficial de la Sociedad Europea de Medicina Respiratoria (ERC) daba a conocer los resultados de un trabajo en el cual se ha evaluado la utilidad de la inteligencia artificial para medir la calidad de los datos que se emplean en ensayos clínicos sobre asma y EPOC, dotando de mayor objetividad y fiabilidad las mediciones de las espirometrías (una prueba para medir el volumen y ritmo del flujo de aire en los pulmones, muy usada para evaluar a los pacientes con estas dolencias).

En la reunión ChestAir, el objetivo era compartir reflexiones y avances sobre la inteligencia artificial y sobre lo que se conoce como medicina P4: personalizada, predictiva, preventiva y participativa.

Alvar Agustí, neumólogo del Hospital Clinic de Barcelona y miembro del comité científico que ha organizado la reunión se ha referido a la importancia de pasar de una medicina reactiva a una medicina predictiva, adelantándose a que la enfermedad se presente. También advertía que de acuerdo con los datos del estudio EPI-SCAN II, el 75% de los pacientes con EPOC no están diagnosticados. El especialista recuerda que si los especialistas son capaces de predecir correctamente, también “probablemente” serán capaces de diagnosticar antes y empezar a tratar antes. “El factor tiempo es muy importante”, ha aclarado. Muchas enfermedades respiratorias como la EPOC se diagnostican muy tarde. “Cuando los pacientes acuden a la consulta del médico con 65 o 70 años ya tienen enfermedad muy avanzada”, ha añadido.

Roberto Romero, director creativo tecnológico en Accenture Song, otro de los ponentes de la jornada, ha recordado el poder de la tecnología como aliada de la medicina: “La tecnología y la sanidad van inequívocamente de la mano, la computación en la nube permite acceder a más potencia para calcular las fórmulas matemáticas de los compuestos químicos con los que diseñamos tratamientos farmacológicos, pero también nos permite estar más cerca de los pacientes en su día a día, e incluso mejorar su calidad de vida a través de la inclusión por cuestiones de diversidad”. El metaverso forma parte de la revolución en la cual se encuentra sumido el sistema sanitario, a entender de este experto. Su llegada a la medicina también ha supuesto un avance en cuanto a diagnóstico y tratamiento. “Podemos tratar a adultos mayores de forma remota, y también realizar terapias sin la necesidad de trasladar al paciente a un centro hospitalario. Los profesionales sanitarios pueden ayudarse unos a otros, aunque estén al otro lado del mundo durante el desarrollo de una cirugía, o formar a miles de nuevos profesionales reduciendo los costes y los recursos necesarios, haciendo la sanidad más universal en todos los sentidos”, ha apuntado.

En la edición de febrero de la revista Archivos de Bronconeumología, investigadores españoles de la Universidad de Alcalá y la Universidad de Guadalajara parten del cambio que ha supuesto utilizar la inteligencia artificial en diversos campos de la medicina para estudiar su impacto en el área de las enfermedades del aparato respiratorio. Una de las utilidades más destacadas por estos investigadores es el aprovechamiento de la información obtenida en la práctica real.

Por importantes que sean los ensayos clínicos, el tipo de pacientes seleccionados para llevarlos a cabo es muy concreto, y alejado de la compleja realidad de perfiles individuales que los clínicos ven en su día a día. El análisis de grandes cantidades de datos con inteligencia artificial permite, en plazos de tiempo más reducidos, obtener evidencia clínica muy relevante para el manejo de las personas con EPOC. “Solo mediante el empleo de estas nuevas tecnologías, que permiten observar las estrategias terapéuticas en tiempo real, seremos capaces de poner en marcha planes de mejora de una forma realista”, escriben.

Con técnicas como el NLP (o PLN por sus siglas en español, de procesamiento de lenguaje natural), el aprendizaje automático y el aprendizaje profundo podemos obtener respuestas a preguntas para las cuales no hay solución con los métodos de investigación tradicionales, indican.

Consideran que aplicar este tipo de herramientas computacionales a la información clínica, que cada vez está más digitalizada, va a ser fundamental para el diagnóstico, el pronóstico y el manejo de un amplio espectro de enfermedades, incluyendo las respiratorias. La necesidad de información fiable y de alta calidad trasciende a la investigación, y es cada vez mayor también en grupos concretos o en pacientes a título individual; es un instrumento para mejorar la salud de las personas y el sistema.