Dejar de fumar con vapeadores solo tiene un 20% de eficacia

Las sustancias que contienen los cigarrillos electrónicos al inhalarlas provoca enfermedades respiratorias a corto tiempo, y vasculares, cardíacas y diversos tumores a medio y largo plazo.

Muchas personas tienen asociado la acción de fumar en un hábito de vida como si del café de la mañana se tratase. Ahora quiénes buscan dejarlo se dirigen en un primer momento a los cigarrillos electrónicos y solo el 20% lo consiguen. Sin embargo, los vapeadores no son inocuos y su comercialización agresiva está provocando una explosión de enfermedades. Además, su utilización se está convirtiendo en una moda entre los más jóvenes. Los neumólogos lo llaman “la epidemia del siglo XXI”.

Los datos actuales muestran un incremento del número de consumidores de cigarrillos electrónicos y vapeadores (dispositivos que funcionan con pilas para insuflar nicotina u otros aerosoles con otras sustancias químicas), sobre todo en los adolescentes. Entre el 12,1% de la población española consume este tipo de productos y el 72,85% lo ha probado alguna vez, según la última encuesta EDADES del Ministerio de Sanidad. Además, cabe recalcar que el 44,9% los utilizan como sustituto del tabaco destacando la población de entre 45 y 54 años con un 65,3%. “Estamos muy preocupados por el incremento porque los cigarrillos electrónicos suponen una puerta de entrada al consumo de tabaco y un freno en el objetivo de las políticas de control de tabaquismo: la reducción del número de fumadores”, afirma la Sociedad Española de Neumología.

Estos dispositivos no son inocuos para la salud debido a que disponen de una serie de sustancias en su composición que producen daño al organismo. Contienen nicotina y la cantidad varía dependiendo del tipo de dispositivo y del líquido de relleno que se utilice. Sin embargo, tienen la capacidad de contener más nicotina que los convencionales. “Mientras que uno convencional puede contener entre ocho y 20 miligramos de nicotina, algunos electrónicos pueden almacenar más de 80 lo que significa que algunos usuarios pueden estar consumiendo más nicotina que si estuvieran fumando los típicos cigarros”, afirma el jefe de servicio de neumología del Hospital Puerta del Hierro (Madrid), el doctor Carlos Almonacid Sánchez. No solo pueden incluir nicotina, sino también otro tipo de sustancias. Las principales son propilenglicol (70%) y la glicerina vegetal (20%). También pueden contener saborizantes, aromas, además de otras sustancias tóxicas, y metales como níquel, cobre, cadmio, cromo, estaño, plomo, manganeso, aluminio y hierro, o acetato de vitamina E.

Los cigarrillos electrónicos y vapeadores principalmente causan daños pulmonares. “Al vapear se inhalan sustancias nocivas que dañan los pulmones y aumentan el riesgo de enfermedades respiratorias”, afirma Almonacid Sánchez. Además, según indica el jefe de servicio de neumología del Hospital Quirónsalud Sur, el doctor Jesús Fernández Francés, la más estudiada es la neumonía grave, y también síntomas respiratorios parecidos a los del asma.

Por otro lado, “las sustancias inhaladas pasan a la sangre y a través de los vasos sanguíneos se reparten por todo el cuerpo desarrollando enfermedades vasculares y cardíacas”, comenta el neumólogo del Hospital Puerta de Hierro. Además, cada vez se disponen más pruebas de que también pueden provocar tumores a medio o largo plazo. “Para los cigarrillos convencionales se tardaron 50 años en ver que estaban relacionados con el cáncer de pulmón, pero ya hay datos de alteración biológica de la formación de cambios en las células y del ADN para llegar a producirlo”, explica el neumólogo del Hospital 12 de Octubre, el doctor Ignacio de Grande Orive.

Por otro lado, los cigarrillos electrónicos con nicotina aumentan las tasas de abandono en comparación con las terapias sustitutivas, sin embargo, el riesgo de terminar fumando cigarrillos convencionales se multiplica por ocho en los pacientes que usaban vapeadores frente a los que no los utilizaban. “Muchos consumidores cronifican su utilización o la combinan con el cigarrillo tradicional dificultando el acceso a la ayuda farmacológica convencional”, indica Almonacid Sánchez. “Quiénes lo utilizan con la idea de dejar de fumar al final se acaba convirtiendo en fumador de ambas, es decir, tanto de los convencionales como de los electrónicos”, añade Ignacio de Grande Orive.

Además, es una puerta de entrada a fumar para los más jóvenes. De hecho, la edad media de probar un cigarrillo está en los 13 años y de convertirse en fumador habitual entre los 14 y 16 años. Diversos estudios muestran que los adolescentes son especialmente propensos a utilizar estos dispositivos convirtiéndolo en una moda. “Los vapeadores desechables son especialmente populares debido a su publicidad atractiva para los menores de 25 años”, dice el doctor Carlos Almonacid Sánchez. El peligro está en que su uso aumenta el riesgo de terminen consumiendo cigarrillos convencionales. “Se ha querido vender como una práctica segura y no es así”, recalca Jesús Fernández Francés.

Por otro lado, entre un 60 y 70% de los fumadores incluyen entre sus propósitos de año nuevo el dejar de fumar, pero menos de la mitad (entre el 30 y el 50%) lo consiguen. Los cigarrillos electrónicos están demostrando ser mucho más populares que las terapias sustitutivas de nicotina (chicles, parches o spray bucal) o los medicamentos para dejar este hábito debido a un amplio listado de razones.

En primer lugar, la publicidad que realizan las compañías sobre estos productos. “Venden los productos como que son inocuos y que pueden ayudarte a dejar de fumar y la gente intenta utilizarlos para ver si puede ser de utilidad”, explica el doctor Ignacio de Grande Orive. Además, el cigarrillo electrónico es muy accesible y tiene un coste mucho menor que el de los fármacos para dejar de fumar. El coste de un vapeador está entorno a los cinco y seis euros, mientras que los medicamentos son más caros. “Lo que vale un fármaco es un obstáculo para que el fumador haga un intento serio de abandono”, recalca la Sociedad Española de Neumología.

Actualmente solo hay un medicamento para dejar de fumar financiado por el Ministerio de Sanidad Todacitan de la farmacéutica Aflofarm con un precio de 116,93 euros. Este en los últimos días ha sufrido problemas de suministro. “El Sistema Nacional de Salud tiene que facilitar el acceso ya que va a hacer que más fumadores utilicen este método, y como consecuencia se evitarán todos los costes asociados al tabaco”, afirma la Sociedad Española de Neumología. “Esto supone un ahorro económico de millones de euros para las arcas públicas”, añade. Por otro lado, los neumólogos afirman que también se ha solicitado la financiación de las terapias sustitutivas de nicotina.

A día de hoy, la legislación que regula el consumode cigarrillos electrónicos y vapeadores es distinta a la del tabaco. Esto hecho hace que los diferentes países tegan que hacer frente a un brote de lesiones pulmonares asociadas al uso de cigarrillos electrónicos y vapeadores. “El problema es que en el fondo es un producto de consumo y no está regulado como cualquier producto de tabaco y es algo que se debería de hacer”, afirma el doctor del Hospital 12 de Octubre.