Los anticuerpos de los camélidos abren una nueva era terapéutica diminuta

Los expertos indican que los nanofármacos tienen potencial para utilizarse como tratamiento para patologías respiratorias, cardiovasculares, inflamatorias, del aparato locomotor y neurodegenerativas

La medicina del futuro cada vez está más cerca, convirtiendo la realidad en una de esas películas de ciencia ficción en la que los médicos operan a través de robots. Ahora es el turno de la nanomedicina, concretamente de los nanofármacos. Estos están compuestos de nanoanticuerpos que se obtienen a partir de los camélidos y tiburones. Además, tienen un gran potencial de aplicación como tratamiento para enfermedades respiratorias, inflamatorias, cardiovasculares, aparato locomotor y cáncer, entre otras muchas. Estos diminutos anticuerpos marcan el comienzo de una nueva era en el área terapéutica.

Los nanofármacos son medicamentos que utilizan la nanotecnología, según los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su tamaño es diez veces más pequeño que un anticuerpo. La nanomedicina es un punto caliente dentro de la investigación al tratar de desarrollar nuevas terapias. “Se trata de una ciencia en expansión. Son muchas las terapias que utilizan esta aproximación especialmente para asociar vacunas a nanopartículas”, afirma la responsable del Laboratorio de Investigación Traslacional de la Fundación MD Anderson Madrid, Gema Moreno Bueno. “La nanomedicina ha conseguido reducir los efectos adversos y la toxicidad asociadas a los fármacos convencionales; sin embargo el aumento de su efecto terapéutico es todavía limitado”, explica el jefe de grupo del CIBER-BBN en el Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), Ramón Mangues.

Un anticuerpo está formado por dos tipos de cadenas: pesadas y ligeras. Por ejemplo, los de los humanos cuentan con ambas clases. No obstante, los camélidos y tiburones producen anticuerpos que solo tienen péptidos de cadena pesada que son los que sirven para llevar a cabo nanofármacos. Los de los camélidos tienen un tamaño de 15 Kda (cada Kda equivale a 1.000 daltons que cada uno iguala a una duodécima parte de la masa de un átomo). Se trata de las moléculas más pequeñas que se pueden encontrar en la naturaleza capaces de reconocer a un ácido graso con una alta afinidad y especificidad.

Los nanofármacos presentan estabilidad en condiciones adversas y con temperaturas extremas a la hora de conservarlos. También muestran una alta biocompatibilidad, especificidad y diversidad lo que permite su uso como tratamiento para distintas enfermedades. “Evitarán que tengamos que estar cambiando de dosis, y nos aseguremos la efectividad y eficiencia del tratamiento, con lo cual va a ser un ahorro al sistema sanitario”, afirmó el director del Banco de Sangre y Tejidos de Navarra, Jose Antonio García Erce en el Foro Nacional de Nanomedicina de 2022. “Los nanomedicamentos permiten transportar fármacos poco solubles en medio acuoso, minimizar sus efectos adversos, incrementar su selectividad de actuación en células y disminuir la resistencia a fármacos”, explica la catedrática del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de Universidad Complutense de Madrid, María Dolores Blanco Gaitán.

Los nanoanticuerpos son una herramienta prometedora para el diagnóstico, prevención y tratamiento de distintas enfermedades. A la hora de tratar el cáncer, algunos tumores son de difícil acceso. El tamaño de los nanofármacos permite una penetración tumoral más profunda y homogénea. “Una sola molécula terapéutica podría crear un puente entre una célula tumoral y una inmunitaria uniéndose a varios sitios en un tumor y una célula inmunitaria. Esto podría ayudar al sistema inmunológico del cuerpo a combatir el cáncer”, explica la farmacéutica Sanofi. Además, existen nanoanticuerpos para dianas tumorales específicas como para el cáncer de mama.

También se están investigando como tratamiento para la hepatitis B y C. Los recientes estudios han demostrado su poder inhibidor sobre la replicación del virus de la VHC y su capacidad de reducir el ARN viral en el interior de los hepatocitos. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el número de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson se triplicaran en los siguientes 30 años. Buscan nuevas terapias para su prevención y tratamiento como los nanofármacos. Otro de los campos en los que se están investigando es en el tratamiento del coronavirus. Investigadores del Instituto de Karolinska en Suecia identificaron pequeños anticuerpos neutralizantes que tienen la capacidad de impedir que el Covid se introduzca en las células humanas para infectarlas. Este descubrimiento apunta a que los nanoanticuerpos tienen el potencial suficiente para poder desarrollar un tratamiento antiviral contra este virus. “Las áreas de estudio son muy amplias, pero con el tiempo estos sectores se irán complementando y luego esto se traducirá en diferentes estudios clínicos”, indica el responsable médico de la unidad de Medicina Especializada de Sanofi, Salvador García.

Sanofi cuenta con un nanofármaco en su cartera de productos, Cablivi. Se trata de nanomedicamento para el tratamiento de la Púrpura Trombocitopénica Trombótica (PTT). Fue el primero en su especie aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) que se basa en la tecnología de los nanoanticuerpos.

Por otro lado, los investigadores del Instituto de Ciencia Materiales de Barcelona y del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana desarrollaron y patentaron un nanomedicamento que mejora el tratamiento del pie diabético. Alcanzaron un acuerdo con la empresa biotecnológica Herber Biotec para comercializar la nanoformulación. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) participa en el proyecto europeo Phoenix, dotado con casi 15 millones de euros, para la creación de una infraestructura que facilite la transferencia de nanofármacos desde los centros de investigación hasta la práctica clínica. “Nuestro objetivo es crear una nueva infraestructura a nivel europeo accesible a todos los centros de investigación, pymes y startups, para facilitar la transferencia de nanofármacos desde el laboratorio a la práctica clínica”, explicó Jesús Martínez de la Fuente, investigador del CSIC.

Los nanofármacos están marcando un antes y un después en el camino de la investigación, farmacoterapia, biofarmacia, diagnóstico y nanorreactivos. Son un instrumento prometedor que los profesionales sanitarios utilizan y usarán para tratar las enfermedades de los pacientes.