Las enfermedades cardiovasculares se cobran 18 millones de vidas

A pesar de las medidas de prevención, cada vez más extendidas, y de los avances terapéuticos, las enfermedades cardiovasculares se mantienen como primera causa de mortalidad en todo el mundo, cobrándose más de 18 millones de vidas cada año, según datos de la Sociedad Europea de Cardiología.

La Sociedad Europea de Cardiología (ESC) acaba de celebrar en Barcelona su encuentro anual y ha presentado los últimos datos sobre el peso de las enfermedades cardiovasculares en la mortalidad mundial. Son más de 18 millones de muertes al año en todo el mundo, el 33% del total. En los países que representa la ESC, la proporción es del 42%: 2,2 millones de muertes al año en mujeres (el 46% del total) y 1,9 millones entre la población masculina (el 38% de todos los decesos). Son los datos del informe Realidades cardiovasculares 2022 elaborado por la organización y presentado en el encuentro, que este año conecta a 23.565 profesionales de más de 172 países.

En los países de la ESC hay 113 millones de personas que viven con enfermedades cardiovasculares y, de acuerdo con este análisis, cada año en esta zona geográfica se diagnostican 13 millones de nuevos casos de dolencias cardiovasculares, ha indicado Achenbach Stephan, presidente de la sociedad científica en el marco de la jornada inaugural para los medios de comunicación.

Achenbach ha destacado de esta edición el incremento de estudios “de alta calidad” llevados a cabo por iniciativa de instituciones públicas, aunque recuerda también que la aportación de la industria farmacéutica en términos de innovaciones terapéuticas sigue siendo la clave. Se ha referido a los hallazgos presentados en el congreso, en general, como resultados de estudios que dan respuesta a cuestiones clave para las personas con enfermedades cardiovasculares y los profesionales de distintas disciplinas que les atienden.

Aunque las sesiones destacadas por la organización en las convocatorias que han agrupado bajo la etiqueta hot-line han sido muchas, entre ellas él se ha referido al estudio TIME. El investigador principal de este trabajo, el británico Thomas MacDonald, de la Universidad de Dundee, ha explicado: “Es uno de los estudios cardiovasculares de mayor envergadura hasta el momento, y ofrece una respuesta a la pregunta sobre si es mejor tomar los medicamentos para la hipertensión por la noche o a primera hora de la mañana”. El estudio muestra “claramente” que a la hora de prevenir los infartos de miocardio, el ictus y la muerte por causa vascular, la hora a la cual se toman estos medicamentos es irrelevante.

La población estudiada en TIME es de más de 21.000 pacientes, y el periodo observado ha superado los cinco años. Saber a qué hora es mejor tomar la medicación es una cuestión importante para la población de pacientes con hipertensión, que supera los 1.000 millones de personas. Se calcula que esta condición es la primera causa de mortalidad prevenible. Solo en 2015 se documentaron cerca de 10 fallecimientos derivados de complicaciones de esta enfermedad.

Había trabajos anteriores que sugerían que lo mejor es hacerlo por la noche, pero el más conocido de ellos, el estudio Hygia, estuvo rodeado de polémica. MacDonald y sus colaboradores han venido a zanjar la cuestión determinando que la protección que confieren los fármacos para el control de los valores de presión arterial es similar cuando se toman a última hora del día o a primera de la mañana.

La segunda referencia del presidente de la sociedad científica a un trabajo importante era para el estudio PERSPECTIVE, que ha estudiado los efectos de dos tipos de medicación en la función cognitiva de los pacientes con insuficiencia cardiaca.

Según se ha recordado en su presentación en Barcelona, se calcula que entre el 30 y el 80% de los pacientes con esta condición muestran cierto grado de deterioro cognitivo. Son personas que, cuando se comparan con la población general, tienen un riesgo más elevado de desarrollar demencia. En la comunidad científica ha existido hace tiempo cierta preocupación por la posibilidad de que una de las terapias que se les puede administrar (la combinación de sacubitrilo y valsartán) empeore la situación. De hecho, esa preocupación es la que hizo que la agencia estadounidense del medicamento, la FDA (Food and Drug Administration) y otras agencias reguladoras pidieran estudios para evaluar la combinación con la terapia basada en valsartán.

Para hacerlo, el equipo de investigación llevó a cabo una serie de pruebas neurocognitivas a los participantes y obtuvieron imágenes con tomografía por emisión de positrones (PET). Es la primera vez que se ha estudiado este aspecto de la terapia sobre una muestra aleatorizada de pacientes con insuficiencia cardiaca y fracción de eyección preservada o solo levemente reducida. La fracción de eyección es un parámetro que se utiliza para indicar el volumen de sangre que el corazón es capaz de bombear cada vez que se contrae.