La revolución de las vacunas de ARN mensajero, más allá de la pandemia

Las vacunas basadas en esta tecnología, a día de hoy, están autorizadas como tratamiento frente al covid y se investigan para enfermedades emergentes, desatendidas o con tratamientos poco eficaces.

El ARN mensajero usado en las vacunas contra el coronavirus ha demostrado el enorme potencial de esta tecnología que ahora empieza a adentrarse para tratar otras patologías como el cáncer o la gripe. Actualmente, solo está autorizado su uso contra el Covid, pero esto tan solo acaba de empezar y cada vez hay más farmacéuticas que se unen a su investigación.

El ARN mensajero se define como una molécula que contiene la receta que dirige a las células para que produzcan una proteína usando su maquinaria natural. Para que las células puedan ingresar sin problemas, el ARN viaja dentro de una burbuja protectora conocida como nanopartícula lipídica. Una vez dentro, las células del organismo leen el ARNm como un conjunto de instrucciones y construyen proteínas que coinciden con partes del antígeno. El sistema inmunitario ve a esos antígenos como invasores y envía a los defensores, es decir, los anticuerpos y células T. Es como si se le diese al sistema inmunitario diferentes mapas con instrucciones para que se produzcan las defensas necesarias.

En los últimos años ha crecido de forma exponencial el interés por este tipo de tecnologías para hacer frente a distintas enfermedades que hasta ahora no tienen tratamiento o hay terapias poco efectivas. “Hemos podido ver que desde que surgió el Covid, en menos de un año se tuvo la primera vacuna de ARN mensajero”, recalca el farmacéutico del Área de Información del Medicamento del Consejo General del Colegio de Farmacéuticos, Carlos Fernández Moriano.

Las vacunas basadas en esta tecnología son más rápidas de diseñar y producir. Antes se tardaban alrededor de más de diez años para desarrollar un suero. Además, se pueden adaptar en su composición y no se necesitan laboratorios de bioseguridad como antes cuando se hablaba de vacunas que procedían de virus vivos, inactivos o no atenuados. También han demostrado un elevado nivel de eficacia y seguridad. Un estudio publicado en la revista The Lancet Infectiuos Diseases estima que la vacunación frente al coronavirus ha evitado 19,8 millones de fallecimientos. Gran parte de las vacunas que lo han hecho posible han sido las basadas en la tecnología de ARNm.

Con la crisis mundial de la pandemia se ha asistido a una carrera biotecnológica para conseguir una vacuna contra el coronavirus en el menor tiempo posible. Ese esfuerzo de conocimiento científico mundial ha sido el impulso necesario para la aplicación de la tecnología de ARNm que puede suponer el futuro para las vacunas y tratamientos de diferentes enfermedades. No solo han servido en la lucha contra el virus que acompaña a la sociedad desde hace más de tres años, como es el caso de Pfizer/BioNtech y Moderna, sino que también sirven de plataforma en investigaciones contra otras enfermedades como la malaria, algunos tipos de cánceres y la esclerosis múltiple; y varios patógenos como el virus de Zika, el VIH o el citomegalovirus, un virus que afecta sobre todo a las mujeres embarazadas. “Estamos oyendo que a partir de octubre es previsible que haya vacunas de ARN mensajero frente a la variante ómicron del coronavirus”, afirma el farmacéutico del Consejo General del Colegio de Farmacéuticos.

Este tipo de sueros contra el Covid-19, únicos que están aprobados por las autoridades sanitarias como la Agencia Europea del Medicamento (EMA) se han autorizado en tan poco tiempo desde que apareció el virus por la experiencia que ya había en la investigación del ARNm frente a otras patologías. Se ha posicionado como un flanco desde el que desarrollar una vacuna eficaz contra el cáncer. Los expertos indican que lograrlo es una tarea complicada debido al parecido de las células tumorales con las sanas, o que el cáncer de cada persona tiene sus propios antígenos distintivos. Los científicos aspiran a poder desarrollar sueros contra muchos tipos de cáncer, incluidos el melanoma, la leucemia, el tumor cerebral, el cáncer de pulmón, el de páncreas o el colorrectal. Por otro lado, un grupo de investigadores de la Escuela de Ingeniería de Tuffs ha conseguido desarrollar una vacuna para combatir el cáncer en ratones. Su método no solo elimina los tumores, sino que también previene su recurrencia. Los resultados del estudio se encuentran en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Las vacunas de ARNm también se investigan frente a enfermedades infecciosas. La farmacéutica alemana BioNtech busca desarrollar el primer suero contra la malaria basado en esta tecnología en un intento por erradicar la enfermedad transmitida por mosquitos. “La respuesta a la pandemia ha demostrado que la ciencia y la innovación pueden transformar la vida de las personas cuando todas las partes claves interesadas trabajan juntas hacia un objetivo común”, afirmó el director ejecutivo y cofundador de BioNtech, Ugur Sahin.

En marzo de 2022, Moderna anunció su intención de comenzar los ensayos clínicos de varias vacunas de ARN mensajero dirigidas a 15 patógenos prioritarios que representan una amenaza para la salud clínica para los que pretenden ofrecer una solución antes de 2025. La farmacéutica está llevando a cabo un ensayo para evaluar la vacuna de ARNm para prevenir la infección por el virus Nipah. Además, el suero experimental será probado en un ensayo clínico de aumento de dosis para evaluar su seguridad, tolerabilidad y capacidad para generar una respuesta inmunitaria en 40 adultos sanos de 18 a 60 años. Moderna también está realizando el ensayo Eclipse que evalúa la seguridad y respuesta inmunitaria de otro suero experimental basado en la misma tecnología destinada a proteger frente al virus de Epstein-Barr que está relacionado con el desarrollo de la esclerosis, por lo que una vacuna contra este patógeno podría prevenir la enfermedad.

Además de estos programas Moderna ha notificado que su vacuna experimental de ARNm contra el Zika ya ha alcanzado la fase dos del ensayo clínico. Otras dos, frente al virus respiratorio sincital y el citomegalovirus han entrado en fase tres. En esa misma fase se encuentra su vacuna experimental de ARNm contra la gripe, denominada mRNA-1010. Por otra parte, el NIAD patrocina el estudio HVTN 302 que examina la seguridad y capacidad de inducir respuesta inmune contra el virus que provoca el SIDA de tres vacunas experimentales basadas en esta tecnología.

La farmacéutica estadounidense Pfizer se está expandiendo en el desarrollo de vacunas de ARN mensajero para el tratamiento de la gripe y culebrilla, explorando también su versatilidad en las áreas de enfermedades genéticas.

En general, las vacunas de ARN mensajero frente a la gripe serán las siguientes en aprobarse. “Están en fase de investigación clínica. Es posible que en los próximos meses o años vean la luz”, afirma Fernández Moriano. Todavía existen importantes preguntas clínicas sobre las vacunas de ARNm, pero las farmacéuticas cada vez van a invertir más en esta tecnología porque “se ha visto que son medicamentos muy útiles que pueden beneficiar en gran medida a la población y que se puede generalizar su uso, y por tanto, tener un interés económico para esta industria”, indica el farmacéutico.

Han demostrado ser una plataforma de gran eficacia para el desarrollo de vacunas terapéuticas. No obstante, existen patologías frente a las cuales va a seguir siendo necesario utilizar sueros que no estén basados en esta tecnología. A pesar de ello, el desarrollo para la obtención de nuevas vacunas de ARNm contra distintas enfermedades emergentes, desatendidas o de tratamientos poco eficaz, tan solo acaba de empezar.