
La cefalea afecta al 89% de la población y el 4% es crónica
El dolor de cabeza (cefalea) es el trastorno neurológico más frecuente de los que se ven en las consultas de Atención Primaria.
El dolor de cabeza es el principal motivo de consulta neurológica en Atención Primaria. Afecta a más del 73% de los hombres y del 92% de las mujeres. En el último encuentro anual de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), Juan Carlos Martí, miembro del grupo de trabajo de hipertensión arterial y enfermedad cardiovascular de esta sociedad científica ha abordado esta condición, que afecta al 89-99% de la población. Se calcula que un 4% de los casos derivan en dolores crónicos. De ese porcentaje, la mitad son migrañas. En términos absolutos, casi 2 millones de españoles sufren dolor de cabeza más de 15 días al mes.
Hay factores de riesgo que no se pueden modificar -el sexo es uno de ellos, ya que las mujeres son más propensas a padecerlas-, pero los expertos han observado que existen estrategias que sí ayudan a mantenerlos a raya, disminuyendo la frecuencia y la intensidad de las crisis por migrañas. Entre ellos están el tratamiento de la obesidad, del síndrome de apnea/hipopnea del sueño, evitar el consumo excesivo de cafeína, tratar el estrés crónico y la depresión, ya que todas estas enfermedades están asociadas con las crisis.
Los estudios que analizan la dimensión económica de la cefalea no son precisamente abundantes (los estudios rigurosos, en todo caso, matiza el experto): “Los estudios bien diseñados no solo deberían contemplar los costes asociados a los medicamentos que se utilizan para el tratamiento agudo del dolor, sino que deberían incluir el número de horas de trabajo perdidas a causa de las cefaleas que causan incapacidad temporal, las asistencias médicas, los ingresos hospitalarios, los costes intangibles, etc. Podríamos decir, a partir de un estudio nacional, que los costes sanitarios de cada paciente con migraña crónica ascienden a casi 4.000 euros al año, y a casi 1.000 al año en los pacientes con episodios ocasionales”.
A estos costes habría que añadir la pérdida de productividad, los gastos por incapacidad temporal y los gastos intangibles (pérdida de horas de trabajo de familiares, amigos compañeros, etc.)
El experto resume que, en términos generales, el coste sanitario y social vinculado a esta condición es muy cuantioso. Además, recuerda que supone una carga considerable en las consultas de Atención Primaria, donde representa aproximadamente el 15% de las visitas, ya sea por cefalea primaria o secundaria (derivada de otras enfermedades o condiciones ya diagnosticadas).
Por otra parte, indica que existen medicamentos innovadores en el tratamiento de las cefaleas, como por ejemplo el uso de la toxina botulínica (onabotulinotoxina A) o distintos anticuerpos anti-péptido del gen relacionado con la calcitonina (CGRP son sus siglas en inglés) que están ofreciendo muy buenos resultados.
“Lógicamente, estos medicamentos deben ser prescritos por médicos especialistas en neurología y con arreglo a un protocolo establecido, que se corresponde con pacientes correctamente seleccionados. No obstante, no debemos perder de vista que la inmensa mayoría de las personas pueden estar bien controladas con los fármacos a disposición de la Atención Primaria, tanto en el manejo de las crisis como en la prevención”, ha explicado.
Martí ha recordado que se recomienda a las personas que experimentan dolor de cabeza que acudan a su médico ante la aparición de dolor muy intenso, o a personas mayores de 50 años a los que habitualmente no les ocurre. Asimismo, es conveniente acudir a la consulta después de haber sufrido un golpe en la cabeza, o si tras el incidente se presentan fiebre con vómitos y sin náusea. También deben hacerlo los pacientes anticoagulados o las personas que se hayan sometido a tratamientos oncológicos, pacientes con el sistema inmunológico debilitado (pacientes frágiles) o quienes experimentan un dolor de cabeza que no se calma con un analgésico habitual. Son situaciones en las que está justificado buscar la ayuda de un médico.
Desde el punto de vista de los médicos, el control de las cefaleas puede contemplarse desde dos ópticas diferentes una vez identificado el tipo clínico de dolor que afecta a un paciente específico, ha indicado el experto.
“Por un lado, y como siempre, el control del dolor en la crisis, mediante el uso de aquellos fármacos cuya utilidad esté fehacientemente acreditada, como es el caso la administración de oxígeno a alto flujo en la cefalea en racimos, los triptanes en la migraña o el bloqueo de los nervios occipitales en la neuralgia de Arnold,y en algunas situaciones migrañosas, y por otro en su vertiente preventiva como por ejemplo el verapamilo en la cefalea en racimos ,en una de la carbamazepina en la neuralgia del trigémino, y en el aprendizaje cognitivo-conductual en las cefaleas tensionales”, detalla.
Todo el proceso que implica el tratamiento de la cefalea puede completarse en los servicios de Atención Primaria.
“Si se me permite decirlo -ha matizado- hay varios factores que juegan en contra de la eficiencia en este campo. Uno de ellos es el tiempo que hay que dedicar al paciente para realizar la anamnesis dirigida, la exploración básica, la selección -si procede- de las pruebas diagnósticas más eficientes en cada caso y el establecimiento de la estrategia terapéutica. El tiempo es escaso si consideramos las características de una consulta tipo de Atención Primaria, y eso sin que ocurran contratiempos como, tener que sustituir a algún compañero, atender incidencias urgentes, etc. Otro factor adverso en este contexto es la limitación de pruebas diagnósticas a nuestro alcance. Sinceramente no veo por ningún lado las razones que impidan a un médico de familia solicitar una exploración complementaria si está justificado en la solicitud”.
El Dr. Martí considera que habría que mejorar en el diagnóstico y correcto tratamiento de ciertos tipos de cefalea.
“Un paciente con cefalea leve no suele ser problemático, pero puede serlo bajo ciertas circunstancias, como por ejemplo pacientes de más de 50 años que debutan con una cefalea, o aquellos que aun sufriendo cefaleas habitualmente las características de ésta cambian”, razona.
Además, a su modo de ver los médicos también deben tener claro cuáles son los signos de alarma que nos indican cuándo hemos de ser diligentes remitiendo al paciente o bien a los servicios de urgencias o bien a la consulta de neurología, y hacerlo de forma normal o preferente.
“La inercia terapéutica o bien la frustración de tratar a un paciente que acude reiteradamente a consulta nos hace prescribir medicamentos que o bien no son recomendables (caso de los opiáceos, anunció débiles) o bien no identificar correctamente las cefaleas por abuso de analgésicos (paracetamol, ergóticos) u otros tipos de cefalea. En lugar de esto deberíamos hacer una reflexión sobre si estamos haciendo todo lo que podríamos hacer, si debemos revaluar a ese paciente o debemos pedir una interconsulta razonable”, ha añadido.