Los medicamentos de dispensación hospitalaria, más cerca del paciente

La ‘dispensación colaborativa’ entre farmacéuticos de hospital y comunitarios, con el apoyo de los distribuidores, que permitió a los pacientes recibir sus tratamientos sin tener que ir al hospital en los peores momentos de la pandemia, gana terreno como modelo consolidado en varias comunidades.

Cuando las autoridades nos recomendaban evitar el hospital, había pacientes que no podían obtener sus medicamentos. Son personas tratadas con fármacos DHDH (medicamentos de diagnóstico hospitalario y dispensación hospitalaria), que tenían que retirar en las farmacias de los hospitales. Como medida de urgencia, se puso en marcha una experiencia de colaboración de farmacia comunitaria y hospitalaria para estas personas. En Cataluña, Valencia y Andalucía se ha consolidado este modelo, que ahora valoran poner en marcha otras comunidades autónomas.

Un estudio y valoración de la experiencia adquirida en la pandemia, del Consejo General de Colegios Farmacéuticos e Hiris, da fe de los buenos resultados con el modelo, muy bien valorado tanto por los pacientes como por los profesionales cuyas valoraciones han pasado a formar parte del informe.

La gran mayoría de los pacientes a los que se ofreció la posibilidad de recoger su medicación en las farmacias comunitarias durante los peores meses de la pandemia aceptaron el ofrecimiento. Todos los entrevistados mostraron su satisfacción con la experiencia y su deseo de que se mantenga el sistema. Tras las sucesivas olas de contagios, la dispensación bajo este esquema sigue siendo conveniente, sobre todo para los pacientes crónicos, que se ven afectados por retrasos en el tratamiento y de control médico.

Jordi de Dalmases, coordinador de este trabajo y vicepresidente del CGCOF, se ha referido a la dispensación colaborativa como un modelo que refleja la voluntad de la farmacia por ofrecer soluciones a situaciones críticas, pero también su vocación para estar presente en la atención a los pacientes cuando se trata de los medicamentos del futuro. “Sobre todo, ofrece facilidades al paciente y equidad en el servicio, vivan donde vivan”, ha declarado.

En el estudio se ha visto es una buena opción para un grupo determinado de pacientes externos, ya que combina la atención farmacéutica más completa, centrada en el paciente, cercana y cómoda, “manteniendo la comunicación directa del servicio de farmacia hospitalaria con este cuando resulta necesario”. Otro aspecto que el análisis pone de relieve es que el medicamento no sale del circuito del control profesional del farmacéutico “en ningún momento”.

Los colegios de farmacéuticos han mostrado su disposición y su capacidad para colaborar con la Administración en la organización de estos circuitos en una situación de emergencia, ahora muestran su voluntad de colaborar para su continuidad y mejora, promoviendo la protocolización de estas prácticas y el refuerzo de la formación de los farmacéuticos comunitarios que pueda resultar necesaria.

Jesús María Fernández, director general de Hiris, ve la consolidación paulatina de la dispensación colaborativa como una cuestión de “sentido común” y, como de Dalmases, orientada a ofrecer la mejor atención posible a los pacientes.

También es beneficiosa, reza el informe, en su versión económica, ya que supone un importante ahorro para los pacientes. Puede contribuir a la sostenibilidad del sistema sanitario por la carga de trabajo que supone en la actualidad en las farmacias de hospital y el aprovechamiento de la red de farmacias comunitarias. Algunos informes, como el más reciente de AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal), abogan por ello. La compra pública de medicamentos DHDH es plenamente compatible con la dispensación colaborativa y un régimen de remuneración justo a las farmacias comunitarias y distribuidores según su función, de acuerdo con el análisis de Hiris.

De acuerdo con las conclusiones de este trabajo, la dispensación colaborativa no debería limitarse a acercar el medicamento al domicilio del paciente, sino que este debe recibir una atención farmacéutica personalizada e integrada con el resto de la medicación por parte del farmacéutico comunitario, con la intervención del farmacéutico de hospital si es necesario. Esta dispensación debe tener siempre al paciente en el centro y por ello adaptarse a sus condiciones particulares, que además puede variar a lo largo del tiempo. La dispensación colaborativa deberá también ser capaz de adaptarse y ser flexible ante estas circunstancias.