No se puede primar una competencia estatal a la salud de la comunidad

Los expertos de distintas disciplinas lo tienen claro. Duplicar el trabajo no solo es un absurdo, sino que además retrasa la solución del problema. Este dogma es aplicable a cualquier aspecto de la vida, pero tenerlo que recordar en el ámbito sanitario parece más dantesco si cabe. Los nuevos tratamientos tardan muchísimo en llegar a España desde que Europa los valida y esto no se puede consentir. Los datos están ahí: 15 meses de media tarda un ciudadano español en poder acceder a la última innovación en comparación con un vecino alemán. ¿Por qué? Pues porque en España (y en otros países europeos) nos empeñamos en repetir los análisis que ya ha hecho la Agencia Europea del Medicamento. Pero como Spain is different para todo, aquí incluso se puede dar el caso de que una comunidad autónoma tenga acceso a un último medicamento antes que otra. Un suplicio para aquellos que intentan salvar vidas.

Estas conclusiones resumidas en este primer párrafo no son propias. Es lo que han dicho y repetido en diversas ocasiones muchos expertos, pero que hace unos días se repitió en un debate promovido por el Financial Times. Pero tampoco es que hayan descubierto la pólvora, tan solo han aplicado una lógica aplastante. Pero es que además, el pasado reciente demuestra que lo que ha ocurrido hasta ahora es un exceso de celo por las competencias nacionales en materia de acceso a los medicamentos. Solo basta mirar a la gestión de la compra de las vacunas o los tratamientos contra el coronavirus. Bastó el sí de la Agencia Europea del Medicamento para que los hospitales españoles comenzaran a recibir sus dosis para poder inocularlas.

Para aquellos que creen que se les puede descontrolar el gasto farmacéutico, basta con tener claro dos cosas. Por un lado, que esté al alcance de un paciente un medicamento no significa que se tenga que usar de forma indiscriminada. Por otro lado, que se consiga aprobar antes quizá también implique una menor presión de las compañías farmacéuticas por el precio. Los laboratorios tienen en contra el reloj del tiempo de patente y ganar un año y una cantidad extensa de territorio bien puede valer una rebaja de las pretensiones económicas.

Hace unos meses nació la Estrategia Farmacéutica Europea. Entre sus mandatos está aligerar la burocracia existente en la aprobación de nuevos medicamentos, sobre todo cuando vengan a cubrir un área médica que no tenga alternativa. No se pudo llegar más lejos porque el Consejo de Europa es reticente a ceder competencias estatales, pero por lo menos es un paso para conseguir que los pacientes puedan tener más rápido el medicamento que puedan demandar. Se trata de derecho a la salud, no de competencias.