El fin de las mascarillas lleva al ostracismo a sus fabricantes

Los empresarios respondieron a la llamada de auxilio del Gobierno y las comunidades autónomas a comienzo de la pandemia y tras la eliminación de las restricciones, primero en interiores y después en exteriores, los que sobreviven se sientes abandonados.

A comienzos de la pandemia los fabricantes respondieron a la llamada de auxilio del gobierno cuando en España no había suficientes mascarillas. Ahora, con la eliminación de los cubrebocas la producción ha descendido hasta un 60%, según la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis (OESP). Muchas fábricas han tenido que echar el cierre y las que sobreviven se sienten abandonados por el Gobierno.

El coronavirus pilló a España “en volandas”, es decir, sin una industria de mascarillas asentadas. Los únicos tapabocas que había en ese momento procedían de fuera, sobre todo, de Asia. “Cuando nos pusimos a ver qué estaba pasando nos dimos cuenta de que en Europa no había fábricas capaces de satisfacer la demanda. Dependíamos 100% de China”, afirma el CEO de ESPMask, Esteban Hernando.

Los emprendedores decidieron invertir todos sus ahorros en la creación de un mercado propio que ha dado un valor añadido al sector económico español. Compraron máquinas que solo sirven para fabricar este tipo de producto. Estas se adquirieron por el triple de dinero de lo que valen actualmente puesto que únicamente se encontraban en China, según los fabricantes. “Con 10 millones de beneficio se pueden comprar entre 16 y 20 máquinas que van a fabricar alrededor de 20 millones de mascarillas al mes”, explica Hernando. “A día de hoy, hay mucha maquinaria parada y eso es dinero perdido”, agrega la fábrica Akrasalud.

Ahora que parece que todo está volviendo a la normalidad, el Gobierno ha vuelto a las costumbres de antes: comprar productos sanitarios de China puesto que “la mano de obra es más barata y por tanto su valor económico también”, denuncia ESPMask. “No tiene sentido que compitamos con China si las reglas no son las mismas”, añade.

Para fabricar una mascarilla en España deben seguir “normas estrictas” expuestas por la Agencia Europea del Medicamento. “Es más caro fabricar aquí que en otros países con otras condiciones. A los europeos nos encanta dar oportunidades a la gente con dificultad y no contaminar, pero eso a la hora de fabricar tiene un coste. Es imposible competir con países donde esos valores no son tan importantes para ellos”, recalca el presidente de OESP, Juan Francisco Sánchez.

Los fabricantes denuncian que el gobierno solo se fije en la cifra económica y que no repartan más ayudas. “Si el gobierno a través de todos los concursos que sacan nos dieran una oportunidad a las empresas españolas podríamos llegar a tener un incremento mayor y por lo menos poder mantenerse un poquito, pero si no es muy difícil competir con el mercado asiático y otros de fuera”, dice Akrasalud. “Los políticos en este punto deberían reflexionar porque muchos empresarios hemos puesto nuestro patrimonio en juego y hemos atendido la llamada del gobierno, pero si esto queda en nada, a la segunda llamada no va a acudir nadie”.