Las biotecnológicas emergentes acaparan el 64% de la innovación

Un nuevo estudio muestra que el 64% de medicamentos en desarrollo pertenece a empresas biofarmacéuticas emergentes (EBP), un 7% en colaboración con las grandes.

Las empresas biofarmacéuticas emergentes, que en la nomenclatura del último informe de IQVIA al respecto se designan con las siglas EBP, son empresas con ventas por debajo de los 500 millones de dólares al año y una inversión en I+D por debajo de los 200 millones. A pesar de esas dimensiones relativamente reducidas, en sus manos está el 64% de todos los nuevos medicamentos que se investigan en el mundo, y solo el 7% de ellos los están desarrollando en colaboración con los grandes del sector.

La implantación de las EBP es mayor en Estados Unidos y Europa que en otros territorios, pero los autores de este análisis indican que las que tienen sede social en China han pasado de representar el 6% de este tipo de compañías en el mundo (en 2016) a constituir el 17% cinco años después.

Si se tiene en cuenta la aportación de este grupo a la innovación en regiones o países específicos, que los autores califican de “un signo de madurez de los sistemas de innovación biomédica”, en Japón aportan el 22% de las moléculas en desarrollo, en Europa el 47%, en Estados Unidos el 62% y en China el 83% de todas las terapias en fase de desarrollo.

Por áreas terapéuticas, se aprecia una intensidad especial de la actividad investigadora en oncología, enfermedades infecciosas y vacunas, y menos en neurología e inmunología. Una proporción significativa de las terapias contra el cáncer tiene su origen en EPB. La oncología representa el 39% de su cartera de productos en desarrollo, con más de 1.500 medicamentos. Una particularidad de este tipo de compañías es que un número considerable de ellas solamente se dedican a una molécula, advierten los autores del informe.

También recuerdan que las adquisiciones clave de EBP en 2021 consistieron en compras por grandes compañías, que adquirían los compuestos una vez había tenido lugar su lanzamiento, junto con otros productos de la cartera de las EBP. Tres de las diez fusiones y compras de mayor envergadura del año pasado fueron operaciones en las que una de las grandes adquiría una firma emergente. En todos esos casos, además de un producto en el mercado, la firma de menor tamaño tenía otros productos en desarrollo.

Además de las adquisiciones, otras fórmulas de colaboración -las más extendidas, en realidad- han sido acuerdos con incentivos en lugar de pagos, o bien incentivos con opciones a compra. Las más numerosas de todas, por áreas terapéuticas, han sido las colaboraciones en el campo de las terapias génicas y celulares, y las que implicaban terapias basadas en ARN o ARNm (mensajero).

En España, el número de fusiones y adquisiciones se incrementó un 40% en 2021, con la industria farmacéutica como uno de los sectores más atractivos para los inversores, según informaba recientemente elEconomista.es

Sin embargo, comparada con la de ejercicios anteriores, la actividad de compras y adquisiciones no fue particularmente intensa. Las previsiones, de las que se ha hecho eco elEconomista.es, indican que eso va a cambiar. Según el banco de inversión especializado en asistencia sanitaria SVB Leerink, una de las razones para la reactivación de compras y adquisiciones es la liquidez de la que gozan a fecha de hoy las grandes compañías farmacéuticas. Entre las que cuentan con cajas particularmente saneadas señala Johnson & Johnson (200.000 millones), Pfizer (175.000 millones) y Novartis (esta última con 150.000).

Aunque no se descartan grandes operaciones en los próximos años, en los últimos la tendencia es hacerse con moléculas que tienen un futuro muy prometedor o bien con empresas que tienen alguna tecnología que destaca. Como informaba elEconomista.es, Sanofi compró Translate Bio para hacerse con la tecnología de ARN mensajero para su división de vacunas. Por su parte, Pfizer adquirió Trillium con el objetivo de fortalecer su cartera de tratamientos frente al cáncer hematológico (de la sangre), una operación parecida a la que un año antes había realizado Gilead con Forty Seven.

De acuerdo con el informe de IQVIA, las compañías biofarmacéuticas emergentes son en realidad un conjunto muy heterogéneo de empresas, y cuentan con una diversidad de áreas terapéuticas más amplia que las de las firmas convencionales. Por eso, cuentan con un número cada vez mayor de “parcelas de mercado emergentes”, lo cual puede hacerlas muy atractivas.

En todo caso, los analistas de IQVIA aprecian cambios en el modo en el cual las EBP buscan los fondos que necesitan en los últimos tiempos, que ya no siempre tiene la vista puesta en las compañías consolidadas y de gran tamaño. El documento ahora publicado constata que las transacciones en modo de acuerdo entre dos EBP representaban ya en el año 2021 (el último del cual recopilaron información) el 62% de todas las operaciones de este tipo, cuando hace cinco años eran solamente el 49% del total.A su modo de ver, esto es un indicio de que existe un ecosistema de innovadores y proveedores de servicios dentro de la “comunidad EBP” que aún no requiere la implicación de las compañías de mayor tamaño para llevar a cabo las operaciones que su actividad puede requerir. El cambio que ha supuesto llegar a la fase de comercialización y promoción de sus propios productos, que tradicionalmente era un proceso del que se encargaban los grandes del sector -dotados de más “músculo”, suele decirse- es algo palpable, escriben los autores del informe.