La incidencia acumulada deja de ser la vía para predecir la pandemia
El pasado 28 de enero la ministra de Sanidad anunciaba que la sexta ola del coronavirus comenzaba a descender. La responsable de la cartera sanitaria se apoya en datos que, es cierto, muestran un decalaje en el número de contagios, pero también pidió prudencia. Esa prudencia se basa en que los datos que hasta ahora permitían anticipar el comportamiento del virus ya no son tan determinantes. Las famosas incidencias acumuladas, tanto a 7 como a 14 días, ya no son tan fiables, pero no por el sistema en sí, sino por el comportamiento del virus en los ciudadanos.
En anteriores olas, bastaba con observar si la incidencia a siete días era más o menos de la mitad que el dato a dos semanas. Con esa simple cuenta, se adivinaba si los casos por coronavirus iban a seguir subieron o bajando. Pero ahora, esos números están viciados. Así lo explican los expertos en salud pública a este medio. La razón es que hay muchos contagios que no se comunican, bien por la saturación que se ha vivido en atención primaria o bien porque la afección es tan leve que las personas se quedan en casa sin más.
También el indicador de la positividad está algo viciado. Los test que se han realizado en los centros sanitarios eran bajo la clara sospecha de que el paciente estaba contagiado, de ahí que hayan alcanzado cotas enormes. Todo esto sin restar importancia a la capacidad de contagio de ómicron, que claramente ha distorsionado también la realidad que se conocía hasta ahora. De esto también avisan los expertos.
Por todo esto, ahora la fórmula que permite acercarse a la realidad con mayor grado de acierto es la situación hospitalaria. La cantidad de ingresos versus altas, que dan como consecuencia los porcentajes de ocupación de camas y UCI son la mejor forma de saber. Pero esto deja un poco en el aire el qué hacer con aquellos positivos leves respecto a las cuarentenas que se deben guardar.
Este análisis forma parte de la nueva forma de enfocar la enfermedad, esa gripalización de la que se lleva hablando todo el mes de enero. El único problema que puede provocar es que la gripe no suele ser asintomática o leve, muy al contrario, suele meter en la cama al paciente durante, al menos, cuatro o cinco días.
Pero es cierto que hace falta un cambio, no se puede actuar igual que al principio por varios motivos. El primero es que ya hay herramientas terapéuticas y experiencia médica para atender a los pacientes más graves. Lo segundo es que también la población debe saber ya cuáles son actividades de riesgo en caso de una nueva ola de contagios.