
Un sector protagonista en plena transformación
Dos años después del inicio de la pandemia de la Covid-19 y hoy 7 de abril, Día Mundial de la Salud, es un buen momento para reflexionar hacia dónde se dirige este sector. Tras seis olas diferentes, más de 100.000 muertos y el 86% de la población española vacunada, estamos ya en una fase endémica. Dejamos de lado la mascarilla, el recuento diario de casos y pasamos a preocuparnos por otras crisis no relacionadas con la salud. Y ahora, ¿qué pasará con este sector que ha sido protagonista indiscutible durante dos años?, ¿cómo podemos contribuir para que su importancia y la necesaria transformación que requiere no caigan en el olvido?
Para afrontar con éxito este nuevo escenario, será necesario que los diferentes actores involucrados en el sector sepamos aprovechar el proceso de transformación iniciado para convertir los retos en oportunidades de una mejor salud para todos. En este sentido, será importante tener presente las principales tendencias que marcarán la agenda y los nuevos proyectos que se desarrollarán desde el sector sanitario para seguir siendo protagonistas de su propia transformación.
La digitalización es un claro ejemplo de desafío convertido en oportunidad. La pandemia ha acelerado un proceso de transformación digital que muestra que es el momento de invertir en procesos estructurales basados en las nuevas tecnologías, de planificar y de adoptar medidas para impulsar una verdadera transformación digital del sector, creando sistemas de salud modernos e interconectados.
La necesaria conexión entre salud y sostenibilidad es otra de las claves del futuro. Sostenibilidad entendida no solo como la eficiencia económica del sistema de salud, si no en su relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde la salud es uno de los pilares. En este ámbito, es urgente buscar soluciones a nivel regulatorio, en términos de concienciación de la población y de un compromiso real por parte de las empresas. En línea con esto, el enfoque One Health se presenta como propuesta de solución a los retos que a los que se enfrenta el futuro de la salud humana, animal y del planeta.
El acceso equitativo a la salud también se configura como uno de los grandes retos. La salud es un derecho fundamental y un componente clave de la justicia social, pero se presenta como un desafío complejo de abordar que, a diferentes niveles, necesitará un compromiso a largo plazo y una colaboración estratégica entre los gobiernos, la sociedad y el sector privado.
En este tiempo, hemos visto como la Covid-19 ha bloqueado nuestro sistema de salud y otras patologías prevalentes han quedado en un segundo plano. Es el caso de las enfermedades no transmisibles (ENT) que necesitarán el foco de atención para retomar el ritmo de diagnóstico precoz; para continuar avanzando en nuevos abordajes clínicos y en la investigación de terapias innovadoras. Pero esta pandemia también ha visibilizado otras enfermedades antes escondidas como la salud mental, de la que ya se habla cada vez más pero donde aún hay mucho trabajo por hacer. Será necesario crear programas de prevención, promoción y aportación de fondos públicos, crear nuevos tratamientos eficaces e integrar la salud mental en la atención primaria. A su vez, debe darse voz a estos pacientes, visibilizar estas patologías y conseguir reducir los estigmas. Por otro lado, a nivel de ciencia e investigación, veremos importantes avances en medicina personalizada y de precisión gracias a la farmacogenómica, la nanomedicina y la epigenómica.
También cabe señalar que estamos pasando de la atención a la enfermedad a la democratización del cuidado de la salud, con una clara tendencia a la prevención y el autocuidado. En este sentido, será fundamental alcanzar a todas las capas sociales y grupos de edad para que interioricen estos dos planteamientos y adopten un abordaje de su salud como individuos activos. Será necesaria mucha concienciación, que debe ir acompañada de estrategias de formación y empoderamiento.
Precisamente, los pacientes y la población general están cada vez más empoderados y tienen más capacidad de acceso a información sobre salud de forma autónoma gracias a las redes sociales y nuevos perfiles de divulgación científica. Por eso, es más importante que nunca garantizar que la información rigurosa y las voces autorizadas estén disponibles en los canales donde está la audiencia.
Otro de los retos que enfrentamos en salud es la necesaria respuesta al envejecimiento de la población. Este cambio demográfico produce un aumento de pacientes crónicos que necesitan asistencia, seguimiento y tratamiento. La teleasistencia, telemedicina y teleconsulta podrán suponer una ayuda. Además, la silver economy (economía plateada), que aglutina a diferentes sectores, entre los que se encuentra la salud, se configura como una respuesta a los retos que supone la longevidad.
Me gustaría también mencionar el poder de la colaboración público-privada que ha evidenciado la pandemia como una tendencia que brindará nuevas oportunidades de mejora. Es el momento de aprovechar las lecciones aprendidas para seguir construyendo hacia una mayor apertura y colaboración. Y si miramos a uno de los principales sectores dinamizadores de la economía, el farmacéutico, destacaría el gran reto que enfrentan para garantizar modelos innovadores y transparentes de acceso, donde las terapias sean reconocidas por el valor que aportan a la sociedad.
En definitiva, las iniciativas que aporten soluciones en línea con estas tendencias permitirán dar respuesta a las nuevas necesidades de los pacientes, de la sociedad y de un sistema de salud que requiere ser cada vez más transparente, eficiente, accesible y sostenible.