La farmacia se erige como aliado de la salud mental

Un sondeo revela que el 75% de los profesionales de las oficinas de farmacia han atendido un número creciente de consultas de pacientes sobre problemas de salud mental.

Cada vez son más los españoles que recurren a la farmacia en busca de consejo profesional en materia de salud mental. De hecho, el 74,4% de los farmacéuticos, los profesionales sanitarios más próximos a la ciudadanía, reconoce que se ha producido un aumento en el número de consultas relacionadas con bienestar emocional o psicológico a pie de mostrador.

Así lo demuestra el sondeo llevado a cabo por Cofares en el marco del congreso Infarma Madrid 2022, el mayor encuentro profesional del sector farmacéutico a nivel nacional. Los profesionales han declarado que las consultas relativas al manejo del estrés, problemas como la respiración acelerada e incluso casos de insomnio se han convertido en cuestiones cada vez más habituales entre los pacientes que acuden a las oficinas de farmacia tras estos dos años de pandemia.

Han sido numerosas las advertencias de las sociedades científicas sobre las consecuencias de la pandemia en la salud mental a corto y a largo plazo. Según la Fundación Española de Psiquiatría y Salud mental, estas consecuencias se miden en términos de incrementos objetivables de la morbilidad y de la demanda de atención en salud mental, como la que están experimentando los farmacéuticos.

La fundación mantiene que el punto de partida en el Sistema Nacional de Salud es una insuficiencia de recursos en este campo que es preciso abordar. La demanda creciente precisa de una ampliación de los servicios de salud mental, normalizando la atención a los pacientes y abordándolos desde una óptica integral. También apuntan que, durante la pandemia, buena parte de las iniciativas con utilidad práctica para pacientes y personal sanitario, partieron de los propios profesionales. Los principales factores de riesgo derivados de la pandemia han sido la alteración completa de la vida diaria, el aislamiento, el miedo y la sobresaturación de los recursos del SNS.

Las poblaciones más afectadas por las consecuencias de la pandemia han sido los niños, los adolescentes, las personas mayores, los que ya padecían algún trastorno mental y, en general, el personal sanitario. Estos grupos requieren de planes específicos para afrontar la carga de enfermedad generada y las consecuencias futuras en términos de morbimortalidad. Esto, sobre una población en la que ya se calculaba que una de cada cuatro personas tendrá un problema de salud mental en algún momento de la vida. El 9% de la población española padece alguna alteración de este tipo, y el 25% pasará por ello en algún momento, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La pandemia ha generado un aumento de problemas de ansiedad y depresión. El confinamiento ha tenido especial impacto en la salud mental de niños, jóvenes y adolescentes con aumentos de frecuencia de autolesiones, intentos de suicidio y síntomas relacionados con trastornos por déficit de atención. Aumentó el tiempo dedicado a pantallas y contactos virtuales. Esta conducta debe abordarse en especial en niños y adolescentes, teniendo en cuenta los efectos negativos de esta práctica cuando se prolonga en el tiempo y sus imprevisibles consecuencias cerebrales en el futuro.

Se han valorado como positivas las iniciativas de sistemas multimedia(videollamadas, llamadas telefónicas, servicios de teleasistencia, etc.) para la prestación de servicios. La pandemia ha puesto de manifiesto la utilidad de la telemedicina en la atención sanitaria a los trastornos mentales y, en general, como herramienta para la prevención en salud mental.

La fundación recomienda, en línea con esas estrategias, un abordaje integral de la salud mental dentro del propio sistema, incluyendo en la atención a diferentes especialistas trabajando en línea con la atención primaria y la psiquiatría, sin olvidar que los riesgos comunes para la salud en general están incrementados en la población con algún trastorno mental y más aún con enfermedad mental grave.

Son muy comunes entre los expertos los llamamientos a poner en marcha iniciativas que acaben con el estigma asociado a un espectro de enfermedades que se han hecho particularmente prevalentes en los últimos dos años.

Pacientes anónimos y conocidos y profesionales de diferentes ámbitos abordan abiertamente todos los ángulos que rodean a una enfermedad del territorio de salud mental tan compleja como la depresión en No es depre, es depresión; una serie documental de seis capítulos impulsada por Janssen que ha contado para su realización con el asesoramiento de profesionales sanitarios así como con las asociaciones de pacientes Asapme (Asociación Aragonesa Pro Salud Mental), ES+Salud Mental (Asociación Empresarial de la Economía Social en Salud Mental) y Avifes (Asociación Vizcaína de Familiares y Personas con Enfermedad Mental). La serie de documentales está disponible también en internet a través de la página web destinada a pacientes, Janssen Contigo.

La depresión afecta en España a cerca de tres millones de personas. Es más frecuente en las mujeres. Según la OMS, es la principal causa de discapacidad en el mundo. Como explican varios de los profesionales sanitarios que intervienen en la serie, se trata de una patología grave y discapacitante, que interrumpe la vida de las personas que la padecen y que todavía se sigue banalizando y confundiendo socialmente con expresiones como estoy de bajón o estoy depre, lo que no ayuda a las personas que la sufren.

“Ante una depresión, como en cualquier otra enfermedad”,asegura Víctor Pérez Sola, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica,“lo primero que hay que hacer es un diagnóstico precoz que permita diferenciar lo que es el proceso de una tristeza normal, alteraciones que responden a otras enfermedades mentales con síntomas muy parecidos o -como sucede en ocasiones- incluso enfermedades orgánicas, que muchas veces tienen sintomatología depresiva”.

Pérez Sola insiste en que cada enfermo con depresión es una persona única y cada uno necesita un abordaje distinto.“Lo que sí es muy importante -añade-es buscar ayuda lo antes posible. De la depresión se puede salir”.