Dolors Montserrat, eurodiputada del PP y ex ministra de Sanidad: “Estamos pagando a sesenta u ochenta céntimos un antibiótico, menos que un paquete de chicles”

Vacunas, Plan contra el Cáncer y, sobre todo, la primera Estrategia Farmacéutica Europea. Estos son los tres temas que han ocupado el tiempo de trabajo de la eurodiputada popular y ex ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, que espera que los dos últimos comiencen a andar este otoño

La ex ministra de Sanidad del Gobierno de Rajoy se ha embarcado en la tarea de conseguir una estrategia farmacéutica europea. Será en otoño cuando comiencen los debates sobre esta novedosa legislación.

Europa ha asegurado dosis para los europeos en 2022 y 2023 con contratos con Moderna y Pfizer. ¿Serán las de ARN las que terminen reinando?

La Unión Europea ha asegurado a los Estados Miembros 4.400 millones de dosis con empresas productoras. Ahora bien, la Unión Europea ha dejado muy claro que quien haya incumplido o incumpla un contrato con la Unión Europea y que haya jugado con su reputación y con la salud de sus ciudadanos no podrán renovar contratos. No es tanto un tema de tipo de vacunas, sino sobre los incumplimientos de contratos. La Unión Europea no será reincidente con aquellos que hayan incumplido los contratos, además con mucha cantidad, como AstraZeneca, que prometió 300 millones a 30 de junio y solo han llegado 100 millones.

¿Se confía en Europa que la vacuna de Curevac se termine aprobando a pesar de su escasa eficacia?

Europa, como ha hecho hasta ahora, va a esperar a lo que diga la Agencia Europea del Medicamento. Lo que se han hecho son precontratos para que en el caso de que se apruebe tener aseguradas las dosis. Habrá que esperar a lo que diga la EMA. Europa ha conseguido, con estos precontratos, hacer posibles los objetivos de vacunación e incluso ser solidarios con muchos otros países. Con Curevac pasará como con todas, esperaremos a la EMA y si la aprueba ya tenemos un contrato que asegura dosis. En Europa confiamos en la evidencia científica, al contrario de lo que ha hecho en alguna ocasión el Gobierno de Sánchez, como con AstraZeneca.

Cambiamos de tercio para hablar de la Estrategia Farmacéutica Europea. ¿Cuál son las principales novedades?

Son tres cosas. La primera pone en el centro de la política farmacéutica al paciente, priorizando soluciones para las necesidades médicas no cubiertas, como por ejemplo las enfermedades raras. Recordar aquí que, de las 8.000 enfermedades raras, el 95% no tienen aún una terapia. También están presentes los pacientes de cáncer pediátrico, donde se investiga poco y queremos apoyar esa investigación. También las resistencias antimicrobianas, porque cada año fallecen en Europa 30.000 personas por bacterias que resisten a los antibióticos. Los científicos ya nos están avanzando que es una pandemia silente, una de las grandes pandemias de este siglo y de la próxima década. Tenemos que estar preparados, investigar más y tener más acceso a los antibióticos y cumplir con las recomendaciones médicas.

Hablaba de tres patas. ¿Cuáles son las otras dos?

Esta década va a ser la de la investigación de los tratamientos avanzados y de la industria europea competitiva. Cuando hablo de industria europea no hablo de capital europeo exclusivamente, lo que queremos es que toda la industria que está en nuestro continente, pues que sea más competitiva y sigamos avanzando en la digitalización. Queremos tener un espacio de big data europeo de salud donde vamos a tener más de un millón de genomas, siempre con protección de datos. Así podremos hacer mejor las políticas de prevención, la detección precoz, canalizar mejor la investigación. En todo esto queremos una industria farmacéutica potente donde, y aquí entronco con la tercera pata, se asegure la sostenibilidad de los sistemas nacionales de salud. La gran diferencia con nuestros dos competidores internacionales, uno es China, aunque no lo podemos comparar porque no es una democracia, y el otro es Estados Unidos, donde no tienen un sistema nacional de salud público y universal. Ese es nuestro gran valor añadido en el mundo, nuestro sistema del bienestar. Queremos, por tanto, que esta estrategia farmacéutica no solo ponga al paciente en el centro e impulse la investigación en las necesidades médicas no cubiertas, sino que también queremos un acceso igual para todos en toda Europa. Hay muchas diferencias de acceso en medicamentos para el cáncer, de 9 días a 1.000 días. Queremos ser el espejo del mundo con esta estrategia.

¿Qué se puede hace para mejorar la competitividad de la industria europea?

Los estados miembros, que son los encargados de poner los precios a los medicamentos, deben tener en cuenta al medicamento made in Europe o a las industrias que son ecosostenibles. También se debe tener en cuenta si un medicamento ha sido investigado con dinero público, debe quedar reflejado en el precio que se le ponga. También hay un gran espacio para el E-health, y también hay que trabajar en la desburocratización. Lo que no puede ser es que la gente tenga que esperar meses tras la aprobación europea de un medicamento. Tenemos que armonizar los procedimientos. Lo hemos visto con las vacunas, al día siguiente de la autorización de la EMA ya estaba en los países.

¿Se van a revisar muchos precios de medicamentos?

Lo que queremos, dentro de nuestras competencias, es que si entra por ejemplo un nuevo antibiótico que controle a las bacterias resistentes y que sea utilizado por muchas personas en Europa, pues que se tenga en cuenta el valor que ofrece ese medicamento. Los antibióticos los estamos pagando a 60 u 80 céntimos, menos que un paquete de chicles, y luego nos quejamos en Europa que las empresas se deslocalizan a otros países por los costes. Pues oiga, igual tenemos que pagar más por el antibiótico para evitar escasez de medicamento. Eso sí, dejamos muy claro que en Europa no tenemos competencia para revisar precios. Lo que se trata es tomar en consideración nuevas medidas para poner precios, que no solo sea el coste de fabricación, sino todo el valor que venga con él.

Ha señalado un problema que es cierto, que es el retraso en la llegada de medicamentos a los países desde su aprobación por la Agencia Europea del Medicamento. ¿Se puede copiar exactamente el sistema que hemos visto con las vacunas del Covid o seguramente veremos en los tratamientos contra este virus?

Es lo que pretendemos, sobre todo porque nos los han reclamado los pacientes, la industria y los propios estados miembros. Lo que necesitamos es la desburocratización y una completa digitalización de los procedimientos centralizados de aprobación europeos. Además, las agencias nacionales tienen que alinear sus tiempos con tiempos máximos. Hemos puesto de máximo seis meses entre la aprobación de la Agencia Europea hasta la aprobación de la agencia nacional. Todo esto es mi estrategia en plena negociación con el resto de grupos. Se han presentado 744 enmiendas y el 11 de octubre se va a votar en la Comisión de Sanidad del Parlamento Europeo. Lo más problemático que he visto por las enmiendas del resto de grupos es que la izquierda pide la liberalización de las patentes en casos de emergencia y lo que estamos hablando del precio, pero ahí tenemos claro que hay mucha competencia a nivel nacional.

Además de trabajar en esta estrategia, antes de que comenzara la pandemia se habló de que la Comisión Europea iba a dar un cheque en blanco para el Plan del Cáncer. ¿Cómo está esto ahora?

El 15 de julio se presentó el primer borrador del informe de la Comisión para la Lucha contra el cáncer. Cada año se diagnostican 3,5 millones de cáncer en Europa y cada año fallecen 1,2 millones de europeos por esta enfermedad. Además, los pacientes nos han dicho que el 66% de los pacientes de cáncer les afecta mucho la parte económica. Una familia en España tiene un sobrecoste cuando entra el cáncer en su vida de 600 ó 700 euros mensuales. La parte socioeconómica es importante en este plan.