Europa abre la puerta a tres dosis de vacuna para todos

La Agencia Europea del Medicamento recomienda, además, la vacunación con tres dosis de vacunas Covid en personas con inmunodepresión severa.

La Agencia Europea del Medicamento recomienda una dosis de refuerzo para la población general (mayores de 18 años) seis meses después de haber completado la pauta normal. Así lo ha dedicido el comité técnico (CHMP) tras una reunión que han mantenido este lunes por la tarde. “El CHMP ha evaluado datos de Comirnaty (Pfizer) que muestran un aumento en los niveles de anticuerpos cuando se administra una dosis de refuerzo aproximadamente 6 meses después de la segunda dosis en personas de 18 a 55 años”, explica la agencia reguladora en un comunicado.

Las palabras de la EMA se reducen a una recomendación, ya que tendrán que ser los estados miembro de la Unión Europea los que decidan sobre si aplican este booster a su población. “A nivel nacional, los organismos de salud pública pueden emitir recomendaciones oficiales sobre el uso de dosis de refuerzo, teniendo en cuenta los datos de eficacia emergentes y los datos de seguridad limitados”, añaden desde la agencia.

La EMA también ha explicado que conviene distinguir entre el refuerzo explicado líneas atrás y la pauta de tres dosis para personas inmunodeprimidas. Para estos últimos, el comité técnico de la Agencia asegura que “ha llegado a la conclusión de que se puede administrar una dosis adicional de las vacunas COVID-19 Comirnaty (BioNTech / Pfizer) y Spikevax (Moderna) a personas con sistemas inmunitarios gravemente debilitados, al menos 28 días después de la segunda dosis”.

¿Es que con dos dosis no estamos protegidos? Marcos López-Hoyos, presidende de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), lo descarta tajantemente. “Las vacunas están demostrando que funcionan. En la población general, la inmunidad es suficiente y va a durar. De otro modo, la ola de este verano, con tanta circulación del virus, habría sido catastrófica, y no ha sido así”, ha explicado. La combinación de evidencias epidemiológicas y los datos de inmunidad indica que el efecto protector de las vacunas no se desvanece tan rápidamente en la población general, ha apuntado.

Los autores de un reciente artículo publicado en la revista científica British Medical Journal, profesores en las universidades de Stanford, Pennsylvania (EEUU) y St. Andrews (Reino Unido), dicen que “se ha exagerado al hablar de que la inmunidad que generan las vacunas pierde fuerza con el tiempo”.

En sus últimas reflexiones sobre la cuestión, estos profesores se muestran convencidos de que los argumentos a favor de recurrir a una tercera dosis de las vacunas Covid para toda la población son “débiles” y que los beneficios que puede reportar esta estrategia están “poco claros”.

Desde que se dieron a conocer los primeros ensayos clínicos que mostraban una elevada eficacia de las vacunas frente a los síntomas de Covid, se han seguido realizando análisis observacionales (“sobre la marcha”) para evaluar y documentar cómo funcionan las vacunas en el mundo real (los ensayos iniciales parten de poblaciones seleccionadas y en condiciones muy diferentes a nuestro día a día), en diferentes contextos y a lo largo de periodos de tiempo más prolongados.

Los expertos que firman el nuevo artículo en el British Medical Journal hacen balance: “Además de proporcionar una protección directa frente la enfermedad, las vacunas actualmente disponibles también reducen de forma sustancial la transmisión del virus, en parte porque ofrecen protección tanto frente a la infección sintomática como a la que no provoca síntomas”, escriben. Aunque ha existido preocupación por la capacidad de la variante Delta para evitar los efectos protectores de la vacuna -”escape inmune”, en jerga médica-, los estudios demuestran consistentemente que las vacunas son eficaces contra ella. Uno de los estudios más amplios sobre la duración de la respuesta inmune inducida por las vacunas, realizado en Reino Unido, muestra que los niveles de protección frente a las formas severas de Covid siguen siendo “muy elevados” cuando han transcurrido más de cinco meses desde que se administrara la vacuna. Esta evidencia está clara cuando se trata de sujetos sin enfermedades de base.