Amós García, representante para España en la OMS y miembro del Comité de Vacunas del Ministerio de Sanidad: “Pudo haber algo de política desde la Unión Europea con la vacuna de AstraZeneca”

Ha estado desde el primer minuto dentro de las entrañas del Ministerio de Sanidad decidiendo sobre cómo administrar las vacunas contra el coronavirus. Ahora, ha sido nombrado representante de España para la Organización Mundial de la Salud. Amós García analiza la actualidad para esta revista.

Muchas han sido las decisiones que se han tomado en este país donde ha estado presente el vacunólogo Amós García. Quizá no tan mediático como otras personas, su aportación ha sido clave para el uso de las vacunas contra el coronavirus..

¿Qué significa para ti ser representante de España en la Organización Mundial de la Salud?

Francamente, el hecho de que la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud me haya elegido es una satisfacción personal importantísima. Primero por ser representante de nuestro país y luego por recibir tal confianza. También hay una mezcla de sentimientos. Por un lado, emoción, por otro, responsabilidad, y luego también deseo de contribuir para que la OMS y Europa sigan consolidando un espacio clave en el ámbito sanitario. Esto no es un puesto remunerado. La remuneración que voy a recibir es afectiva, por estar en ese organismo trabajando por la salud pública.

¿Cuál serán las funciones que tendrá en el puesto?

Como voy a formar parte del Comité Permanente, serán todos los procesos deliberativos que se realicen en el contexto de este comité. Básicamente, se van elaborando recomendaciones sobre política sanitaria necesarias para mejorar el nivel de la salud de la ciudadanía europea con una perspectiva puesta en los ciudadanos de los países en vías de desarrollo.

Con esa visión de la que habla, y aterrizando en la actualidad, existen dos visiones sobre qué hacer ahora con la vacunación del coronavirus. Dar una tercera dosis o potenciar la vacunación en países que no han tenido la suerte de contar con tantas dosis como los países más desarrollados. ¿En qué lado se coloca usted?

Yo me coloco en el lado de la evidencia científica, que es donde deberíamos colocarnos todos. En este contexto, hay un elemento importante que tenemos que poner sobre la mesa. Una cosa es una tercera dosis y otro es una dosis adicional. Me explico. Una tercera dosis sería una dosis necesaria para completar la pauta vacunal correcta, porque se haya constatado que dos dosis no son suficientes. En ese caso, la visión de la tercera dosis tendría un carácter universal, no vinculado a unos colectivos definidos. Otra cosa sería una dosis adicional, que sería aquella que necesitas administrar en determinados colectivos porque en ellos, y en función de sus estatus de salud, las dos dosis que forman la pauta completa no han desarrollado la respuesta protectora robusta que se necesita fruto de su estado de salud. En estos momentos, la evidencia científica explicita claramente que la dosis adicional es necesaria para estos grupos. Una tercera dosis, es decir, una visión más global, yo creo que conviene esperar un poco a que haya más evidencia al respecto. Esto sin olvidar algo importantísimo. En los países desarrollados estamos hablando de una tercera dosis en población general sin que la evidencia científica sea sólida al respecto y hay países que están pidiendo a gritos que les llegue la primera dosis porque no tienen ninguna. Estamos en una pandemia, que es un problema global, requiere recetas globales y no locales. Y no son solo necesarias esas respuestas globales por una cuestión de equidad y justicia social, sino también por cuestiones de impacto epidemiológico. Si no vacunamos en determinados países, sus ciudadanos van a seguir enfermando y esto va a presuponer la posibilidad de que aparezcan nuevas variantes que terminen afectándonos a todos.

La EMA ha dicho que esperará a este mes para pronunciarse. ¿Los ciudadanos mayores de 40 o 50 años pueden estar tranquilos este invierno porque la pauta vacunal que han recibido será suficiente?

Ese es mi caso y yo estoy absolutamente tranquilo. Los ensayos que se han realizado sobre la duración de la respuesta protectora así lo demuestran. No tengo ninguna duda de que estoy plenamente protegido. Otra cosa es que conforme avance el tiempo se constate la necesidad o no, porque no hay evidencia todavía, de esa tercera dosis. Pero hay otros escenarios posibles sobre los que habría que reflexionar. La posibilidad de una dosis de recuerdo o cada año como la gripe. Pero sí tenemos respuestas sobre la cuestión fundamental y es que las vacunas nos están permitiendo abonar el terreno adecuado para decirle adiós a este drama. Las vacunas están salvando vidas.

¿Cómo han sido estos meses de trabajo en el Ministerio de Sanidad?

Ha sido muy intenso y reflexivo. Se han dedicado horas y horas a analizar las evidencias de las publicaciones. Ha habido mucho debate y sobre todo ha sido un tiempo donde se ha dejado constancia de que el discurso sosegado en ciencia es fundamental. Analizando con coherencia a la toma de decisiones, el consenso por parte de los profesionales es claro.

¿Tiene la sensación de que el poder político, en este caso el Ministerio de Sanidad, ha seguido las recomendaciones?

En líneas generales sí las han seguido. No solo el ministerio, sino también todas las comunidades autónomas, que son las que tienen competencia en sus respectivos territorios.

Sin embargo, ha habido lunares en ese trabajo. Uno de los más llamativos fueron los contantes cambios en las recomendaciones con la vacuna de AstraZeneca. ¿Por qué ocurrió?

Yo creo que ocurrió porque a vecer le hemos pedido demasiado a la ciencia. Cuando sale el SarsCOV2 nadie nos lo había presentado. No sabíamos nada de él y empezamos a conocerlo poco a poco. Y hay una frase que se ha asociado a uno de mis poetas favoritos, Mario Benedetti, que decía que cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas. Eso es ciencia, navegar entre incertidumbres y ser conscientes de que no siempre se tienen respuestas y hay que esperar a que esos pozos de incertidumbre se vayan consolidando con espacios de conocimiento. Mire, se cuestionó mucho en algunos foros la recomendación de dar una pauta heteróloga a las personas menores de 60 años que habían recibido una dosis de AstraZeneca. La pauta heteróloga luego se ha demostrado que era una medida tremendamente poderosa que ha generado una respuesta protectora altísima. A veces pensamos que la ciencia tiene respuestas inmediatas a problemas nuevos, y no es así.

Ha entrado usted en otro de los lunares que fue la pauta heteróloga. Lo llamativo es que todos esos debates siempre estuvieran relacionados con la vacuna de AstraZeneca. ¿Por qué? ¿Cree que ha habido algo más aparte de ciencia, como por ejemplo los problemas que tuvo la farmacéutica con la Unión Europea?

Puede haber habido algo de política desde una perspectiva de la Unión Europea. Recuerde que con AstraZeneca hubo muchos problemas de suministro, que hubo un incumplimiento de contrato que llevó a cierta desazón y desadherencia a la relación que había entre la Unión Europea y este producto. Posiblemente todo aquello que pasó haya que ponerlo sobre la mesa.

¿Seguirá trabajando para el ministerio de Sanidad a pesar del nombramiento de la OMS?

Sí, seguiré en el grupo de trabajo y todas las decisiones que se tomen ahí, lógicamente, intentaré que tengan peso en la Organización Mundial de la Salud.

Ahora viene una nueva hornada de vacunas basadas en proteínas. El ministerio de Sanidad explicó a este medio que tendrían un papel relevante en las dosis de refuerzo que se necesiten. ¿Será así?

Lógicamente, todas las vacunas de nueva generación van a ser muy estimulantes. Hay varias razones, como puede ser que alguna de las que lleguen sean también esterilizantes, que eviten además de la enfermedad la infección. Por lo tanto van a suponer mayor perfección y eso hay que valorarlo positivamente.

¿Qué pasará con la vacuna que se desarrolla en España?

Es algo que demuestra algo fundamental. En España sobra el talento, pero no sabemos gestionarlo. La investigación no ocupa el papel que debería tener porque investigar en España sigue siendo llorar. Si hubiésemos estimulado la investigación y el tejido social que la posibilitara, la vacuna ya estaría disponible.

En cualquier caso, lo que sí es cierto es que en España la vacunación ha sido un éxito y se le ha ganado la batalla al discurso contra las vacunas. Sin embargo, países de nuestro entorno tienen menos coberturas. ¿España es una isla en confianza vacunal?

Recuerdo que las encuestas previas a la llegada de las vacunas decían que casi la mitad de los ciudadanos de este país tenía cierta reticencia a vacunarse, al menos inicialmente con esas vacunas. La clave estaba en el matiz de que era una percepción inicial. Con el tiempo hemos demostrado que somos un país muy vacunador, y yo estaba convencido que en cuanto llegara la vacuna contra el Covid y se comprobara que todas las leyendas urbanas negativas que existían eran falsedades, la adherencia iba a ser inmensa como así ha sido.

¿Cree que las redes sociales han potenciado un discurso que no coincidía con el sentir general?

No tengo ninguna duda. Son muy pocos en este país los negacionistas, pero son extremadamente ruidosos. Y son capaces de hacer uso de los elementos que amplifican su discurso, como son las redes sociales. Afortunadamente prevalece más la sensatez entre la población.

Más allá del coronavirus, en política sobre vacunas, ¿cómo está España respecto a otros países europeos?

En España hay una diferencia importante con respecto a otros países. Aquí, una vez se incorporan, es totalmente gratuita para los ciudadanos. En otros países, las vacunas se planifican, pero no se financian completamente. En algunas ocasiones nada y en otras parcialmente. Y eso es un matiz diferenciador. Desde esa perspectiva, tenemos que sentirnos orgullosos de vivir en un país donde el ejercicio de planificación de las vacunas es extremadamente riguroso y tenemos unas coberturas vacunales envidiables y envidiadas. A eso hay que añadir el rol fundamental que desempeñan nuestros profesionales sanitarios. España tiene una de las mejores políticas vacunales del mundo.

Ahora va a empezar la campaña de la gripe y se han comprado menos vacunas que el año pasado. Por otro lado, los pediatras han pedido que se vacune este año a los menores de cinco años. ¿Cree que este año tendremos problemas derivados de que se junten gripe y coronavirus?

Es cierto que se han comprado menos vacunas en relación al año pasado. Quizá sea porque entonces hubo una cobertura vacunal enorme, que ojalá se repita este año. Pero al haberse controlado un poco la situación que tenemos respecto al Covid, a lo mejor hay una pequeña bajada en la cobertura. Esperemos que no, pero es posible. Por otro lado, cualquier aspecto novedoso relacionado con esta vacuna hay que valorarlo y debatirlo. Yo no sé si en este momento se podría asumir la vacunación en niños, básicamente porque todavía no tenemos las coberturas adecuadas en población de riesgo, que son los mayores y las personas con patologías de base. Pero sí que debemos debatirlo.