La apuesta económica por la sanidad permitirá reforzar la reactivación

‘elEconomista’ organizó un observatorio en colaboración con Farmaindustria donde se llegó a la conclusión de que un aumento de la partida presupuestaria de dos puntos sobre el Producto Interior Bruto permitirá crecer un 0,25% anual.

El sistema sanitario ha mostrado su capacidad para resolver la peor crisis sanitaria de los últimos cien años. Sin embargo, el papel que puede tener es mucho más relevante y proactivo que el de ser un garante de la salud de los ciudadanos. En el contexto actual, con la reconstrucción en ciernes y los fondos europeos asomando por la frontera, el sector reclama una apuesta decidida, que aúne inversión (tanto económica como de proyecto de país) y certidumbre regulatoria para que la sanidad sea un tractor económico de España.

Sobre este contexto, elEconomista organizó un observatorio, con la colaboración de Farmaindustria, bajo el nombre de Inversión en Sanidad: motor de crecimiento económico y social para España. En él participaron el subdirector general de la patronal del medicamento innovador, Javier Urzay, y Diego Vizcaíno, socio director del Área de Economía Aplicada de AFI.

Precisamente, el coloquio comenzó en torno a un estudio realizado por la consultora para reflejar en cifras qué significa apostar por la sanidad. “Si se eleva en dos puntos del PIB la inversión que España realiza en Sanidad, éste crecerá en un cuarto de punto anual hasta 2040”, dijo Vizcaíno. Es decir, la riqueza de España subiría en 427.000 millones si se decide apostar por el sector de la salud en un momento tan crucial como el actual.

La sanidad impregna una gran cantidad de la actividad económica que existe en un país. El empleo que genera el sector es de 1,8 millones de trabajadores, el 10% de los que hay hoy en España. “Existe un efecto multiplicador sobre otras actividades al invertir en sanidad. Aumenta la eficiencia de nuestra economía. En un estudio realizado por nosotros, hemos concluido que cada euro invertido en investigación sanitaria genera 1,6 euros de valor añadido”, añade Vizcaíno.

A las mejoras en la calidad de vida que ofrece la sanidad, ahora hay una ventana de oportunidad económica. Durante la pandemia, el porcentaje de inversión sobre el PIB ha aumentado por dos motivos: una mayor inversión puntual y un retroceso de la riqueza del país por el parón que supuso el coronavirus. “Existe el peligro de que cuando superemos la pandemia volvamos atrás. Antes de 2020 se invertía el 6% del PIB pero aún así la media europea está en torno al 7,5%”, advirtió Urzay.

Pero sanidad es solo uno de los platos de la balanza. Para mantener la buena dirección es necesario también invertir en ciencia. En este capítulo, hay cosas muy bien hechas ya y que solo hay que mantenerlas, pero también hay déficits estructurales. “España es un país muy relevante en ensayos clínicos. Como ejemplo, durante la pandemia hemos sido el primer país europeo en número de ensayos contra el coronavirus y el cuarto a nivel mundial. Pero es cierto que no estamos a la altura en inversión en ciencia respecto al PIB”, sentenció Urzay.

La industria farmacéutica presume de ser uno de los líderes en inversión en investigación y desarrollo. Durante el año pasado se destinaron 1.200 millones de euros, “el 20% del total de la industria en España”. Tejer un sistema científico, además, redunda sobre la excelencia del sistema sanitario. Atraer ensayos permite a los pacientes acceder a la última novedad terapéutica y permite que los profesionales sanitarios estén a la vanguardia de la investigación.

Fabricación nacional

La pandemia ha dejado también claro que Europa ha descuidado durante los últimos años su tejido industrial, deslocalizando numerosas fábricas y convirtiéndose en una gran dependiente del mundo globalizado. Por eso, uno de los grandes retos que tienen por delante tanto los países como la industria farmacéutica es concentrar parte de la fabricación de medicamentos estratégicos en el continente. “Son medicamentos clásicos pero muy necesarios. Por motivos de coste, la producción en Europa se hizo inviable. Pero pensamos que ahora España debe ganar cierta independencia industrial en este campo. Para ello hemos presentado un proyecto, que implica a 40 compañías, con una inversión de 1.700 millones de euros, y que busca reforzar el tejido productivo”, explicó Urzay.

El plan ha sido acogido de buen grado por el Ministerio de Industria y ahora habrá que ver si se incorpora a uno de los Perte que apruebe el Gobierno. “Eso sí, necesitamos que nos digan qué medicamentos son esenciales y que aseguren que será rentable producirlos en España”, apuntó Urzay.

Para entender esta última afirmación, hay que conocer un poco la política farmacéutica patria. Los medicamentos que pierden la patente (que serían esos clásicos cuya fabricación se quiere potenciar), se les baja el precio cada año mediante el sistema de precios de referencia. Ha sido esta apuesta por comprar barato lo que precisamente provocó la deslocalización y ahora la industria pide que, al menos en los medicamentos que se quiera fabricar aquí, su valoración económica sea diferente.

Lo que pidió el subdirector general de Farmaindustria está en consonancia con los vientos que suenan desde Europa. Recientemente la Comisión de Sanidad del Parlamento Europeo dio el sí a la Estrategia Europea Farmacéutica, donde uno de los principios es valorar el Made in Europe.

El análisis realizado por Urzay fue corroborado por Vizcaíno. Ante la llegada del maná europeo, elEconomista pide actuar con cabeza. “A la hora de asignar recursos, tenemos que fijarnos en lo que nos dará rendimiento. Además, aunque parezca que la ciencia siempre es a largo plazo, las inversiones en I+D también tienen un efecto a corto plazo. Por último, también será importante aumentar las exportaciones, donde hoy por hoy ya nos colocamos en puestos altos a nivel global”, dijo.

La búsqueda de un nuevo marco de colaboración entre la industria farmacéutica y el gobierno viene de lejos. De hecho, tal y como admitió Urzay, las primeras reuniones se celebraron con Salvador Illa como ministro de Sanidad. “Acabamos de salir de una de las crisis más severas. Se ha puesto de manifiesto la interdependencia entre salud y economía y creo que las lecciones han calado. Otra de las lecciones es que si no se fortalece el sistema de salud no podríamos estar donde estamos hoy”, añadió Vizcaíno.

Lo cierto, es que invertir en una mejor sanidad mejora la productividad, ya que los periodos de baja se reducen, se puede aprovechar la tercera edad y se reducen las horas perdidas. El efecto multiplicador, como lo denominó Vizcaíno, se nota con cada euro que aumenta el presupuesto.

Financiación autonómica

Pero un análisis económico no se puede concluir sin tener en cuenta dónde están las grandes bolsas de dinero a la hora de invertir. En España, son las comunidades autónomas las que tienen las competencias y los presupuestos de éstas suelen dedicar alrededor del 30% de su dinero a políticas sanitarias.

Sin embargo, parece claro que el sistema sanitario público necesita una mayor inversión. De hecho, es vox populi que hay muchas regiones que están infrafinanciadas y que cada vez que hay un extra, hay que recurrir a la deuda. “Los últimos barómetros del CIS indican que el 70% de los españoles piensa que la inversión en Sanidad es poca. Lo que falta ahora es que los recursos sigan a los discursos”, dijo Urzay.

Los ponentes señalaron que no hay una financiación específica para sanidad que igual sería conveniente y apuntaron a la negociación de la financiación autonómica como un buen momento para abordar alguna de estas cuestiones.

Uno de los miedos que los ponentes señalaron a la hora de cerrar la financiación a futuro es que el estado de bonanza actual no durará siempre. Señalaron que volverán las reglas de déficit y que también los fondos europeos son un empuje coyuntural.

Por ello recordaron que el sector sanitario será un motor económico tractor si se respetan sus tiempos, lo que significa que se debe tener un horizonte claro en el marco regulatorio para que las inversiones que se realicen fructifiquen para el bien común de la economía española.