El éxito ante el coronavirus debe extrapolarse a los antibióticos

Entrevistar al director general de Pfizer en España un año después de que la FDA diera el visto bueno a su vacuna, la primera, contra el coronavirus permite pararse a pensar la dimensión que hemos vivido, tanto científicamente como políticamente. En menos de un año, diez meses aproximadamente, se ha conseguido que un medicamento biológico sea desarrollado desde cero y llegue al mercado. Esto no será siempre extrapolable porque no siempre habrá una conjura planetaria que ponga a toda la humanidad a trabajar en la misma dirección. Pero ahora sabemos que es posible, que solo es cuestión de voluntad porque la ciencia es capaz de dar respuestas. Y viendo que es posible, solo se puede desear que no decaiga para algunas de las amenazas más feroces que tenemos bajo los pies.

El cambio climático es una amenaza que cada vez hará más frecuentes la irrupción de virus exóticos capaces de encerrar en sus casas a la ciudadanía. También provocará inundaciones o sequías que provoquen otros atentados contra la salud. Pero la suerte que tiene el cambio climático es que no hay una sola persona sobre la faz de la tierra que no sepa de qué se trata e, incluso, qué debería hacer para tratar de frenarlo. Sin embargo, nadie sabe nada sobre algunas bacterias que conviven junto a nosotros y que son capaces de matarnos porque ya no tenemos herramientas terapéuticas que nos protejan.

Necesitamos nuevas penicilinas que cambien el curso de la historia. Hoy, las resistencias a los antibióticos de ciertas bacterias son un cuento de terror que cobra miles de muertes en Europa. Hemos consumido en exceso antibióticos. Se los hemos dado al ganado como se fuera pienso. Y hoy, algunas bacterias se pasan por el forro el efecto de estos medicamentos porque han evolucionado y aprendido a defenderse de ellos. Se comienza a hablar de One Health, pero solo es un murmuro ante el ruido del día a día.

Las farmacéuticas deben investigar fórmulas para sacar al mercado nuevos antibióticos. Los Estados deben favorecer esa investigación y darle prioridad dentro de las agencias regulatorias. Hemos visto que es posible, que de la nada se han sacado vacunas que han evitado que el coronavirus colapsara el mundo. No vale ya la excusa de que es un proceso complicado. Lo puede ser, pero se puede hacer. Ahora se aprobará, previsiblemente, la nueva estrategia europea de farmacia y en ella se dice que deben priorizarse la investigación en las necesidades médicas no cubiertas. No existe hoy ninguna más transversal que la falta de antibióticos. Que unos investiguen, que otros quiten los palos de las ruedas y el resto, hagamos un uso responsable mientras tanto.