Bacterias resistentes causan 4 millones de infecciones graves
Los científicos atribuyen a bacterias resistentes 35.000 muertes al año en Europa, 4 millones de infecciones graves en España.
Antes de que estallara la pandemia, durante esta y, por lo que dicen los expertos, cuando la dejemos atrás, los microorganismos que han aprendido a evitar la acción de los medicamentos van a seguir siendo un problema de salud pública de primera magnitud. El Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) acaba de publicar un documento marco para la vigilancia nacional de la resistencia a los antimicrobianos. En la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados se ha celebrado un encuentro para la presentación de un nuevo informe al respecto, con asistencia de representantes de la administración, industria farmacéutica y sociedades científicas, donde se ha recordado que el problema causa 35.000 muertes al año en Europa, 3.000 en España, y 4 millones de infecciones graves en nuestro país, según datos de Sanidad. Un estudio de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) indica que las muertes, en España, de pacientes con infecciones de este tipo alcanzan las 35.000.
Todo esto sucede a las puertas de la Semana Mundial de la Resistencia Antimicrobiana (AMR, por sus siglas en inglés), que se celebra entre el 18 y el 24 de noviembre. Se trata de una iniciativa de la Organización de la Salud para dar a conocer este problema. El color que simbolizará las iniciativas de la semana es el azul claro, con el que se anima a participar en las actividades organizadas por las autoridades y las sociedades científicas, a teñir de azul los perfiles de las redes sociales y a compartir información sobre AMR.
Puesto que las resistencias aumentan con el (mal) uso de los antibióticos, el lema de la campaña ministerial es Los antibióticos NO valen para todo, una iniciativa que se puso en marcha en 2019. Se ha hablado de esta y de otras medidas orientadas a optimizar su uso y prevenir las resistencias en el marco de un encuentro virtual organizado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
La campaña tiene como mensaje principal el daño que puede acarrear el uso excesivo o inadecuado de los antibióticos. Estos medicamentos sólo tratan infecciones causadas por bacterias, nunca infecciones causadas por virus como la gripe, el resfriado o la Covid-19. Los antibióticos no sirven para aliviar el dolor ni la fiebre, y deben utilizarse únicamente cuando lo indique el médico. Los mensajes estarán también presentes en la campaña dirigida a farmacias del PRAN, elaborado con la colaboración del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF). En el encuentro se han analizado los últimos datos, incluyendo el impacto del empleo de antibióticos en el marco de la pandemia de Covid-19.
Además, a lo largo de los próximos meses el plan nacional avanzará en el lanzamiento de diversos proyectos basados en herramientas informáticas y aplicaciones como instrumentos para la certificación y auditoría de los equipos PROA (programas de optimización del uso de antibióticos), aplicaciones para móviles con guías para la prescripción de antibióticos, entre otras utilidades.
De acuerdo con los análisis del PRAN, el incremento del consumo hospitalario del 40% en el mes de marzo de 2020 responde a la incertidumbre sobre el diagnóstico de los pacientes atendidos en las primeras fases de la pandemia, además de a las prescripciones de antibióticos a personas con Covid-19 que, a la vez, padecían otra infección, causada por bacterias. Se da la circunstancia de que ese aumento se produjo en los hospitales, con un posible impacto en el aumento de las resistencias pero, según ha dicho la directora de la AEMPS, María Jesús Lamas, el consumo de antibióticos en la comunidad se redujo en ese periodo, de modo que el riesgo podría ser menor en Atención Primaria.
Según los últimos datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), en la lista de países europeos en los que el consumo de antibióticos es mayor España se sitúa en quinta posición. Aunque si se tiene en cuenta el empleo de estos medicamentos en el ámbito de los hospitales la posición es mejor, ya que somos decimocuartos.
Cuando los expertos se refieren a la importancia que tiene la AMR ofrecen datos que pueden dar una idea de la proporción de esta amenaza: La mortalidad por infecciones en España es 30 veces superior a la que causan los accidentes de tráfico. Su impacto sobre la población se considera similar al de la gripe, la tuberculosis y el sida juntos. En el año 2050, las infecciones por bacterias multirresistentes podrían llegar a provocar más muertes que el cáncer, y solamente en Europa un millón de personas morirá cada año por este motivo.
De acuerdo con la información divulgada por SEIMC, “si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibiótica en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales; una infección bacteriana común, como una neumonía, que actualmente puede ser tratada sin ningún tipo de complicación, podrá suponer la muerte del paciente”.
De manera complementaria al PRAN, se ha constituido un Grupo Multidisciplinar para el Abordaje de las Resistencias Antimicrobianas (GMARA), integrado por expertos de distintos perfiles que representan a los diferentes agentes que pueden tener un impacto en el control y prevención de las resistencias, desde el nivel clínico hasta el político. El grupo ha identificado diez acciones clave para hacer frente al reto que presenta la AMR. Recomiendan realizar informes de consumo de antibióticos y resistencias antimicrobianas para obtener una imagen de la situación actual a tiempo real y de la evolución de la AMR en España, ya que consideran imprescindible disponer de datos, “y estos han de ser comparables entre hospitales, comunidades autónomas e incluso entre países”. Con esa información, podría documentarse la importancia del problema e identificar las áreas de mejora.
También proponen definir y poner en marcha indicadores que permitan comparar la información disponible, y sugieren que se ahga en todos los centros sanitarios “con independencia de su tamaño”. A estas medidas añaden mejoras en las estructuras informáticas de los centros sanitarios para favorecer la comunicación entre los diferentes niveles asistenciales, puesto que si no se comparten los datos de los pacientes infecciosos entre los diferentes agentes implicados en su control el diagnóstico y la adopción de decisiones sobre tratamiento con antibióticos son mucho más difíciles.
Uno de los cambios más drásticos que considera necesario el grupo es “redefinir el proceso asistencial del tratamiento del paciente infeccioso”. Advierten que hay una gran variabilidad en el manejo de estos casos según las comunidades autónomas e incluso dependiendo del hospital donde se esté atendiendo a la persona. Eso complica la existencia de una ruta “clara y constante” a seguir en los diversos niveles del sistema sanitario”. Los protocolos de atención “coordinada” facilitarían el manejo de las infecciones.
Piden que se establezcan redes de laboratorios (o de hospitales que cuenten con servicio de microbiología) que den apoyo a los centros sanitarios de manera continuada: 24 horas al día y 7 días por semana. Debido a las dificultades estructurales y de rentabilidad que supondría contar con ese tipo de servicio en todos los hospitales, la red serviría para dar cobertura a otros centros, garantizando que todos los hospitales cuenten con diagnóstico microbiológico en todo momento, lo cual promovería el mejor empleo de los antibióticos.
La sexta medida es la promoción de la investigación y el desarrollo de la innovación en el ámbito de las resistencias antimicrobianas. De los 50 antibióticos que se están investigando actualmente, solo 32 están dirigidos contra las bacterias resistentes que se consideran prioritarias (sobre todo las bacterias gramnegativas), según un informe de la OMS.
El grupo pide también que se actualicen las guías de tratamiento antibiótico para reducir al mínimo los errores de diagnóstico; el establecimiento de un sistema de incentivos para los centros que pongan en marcha iniciativas frente a la AMR con resultados positivos; la difusión de los resultados de las iniciativas en boletines informativos y la puesta en marcha de campañas de concienciación sobre la problemática de la AMR en sectores concretos para prevenir infecciones (vacunación, higiene, manipulación de alimentos) y evitar en la medida de lo posible el autoconsumo de antibióticos.