La vacuna es el arma más económica contra las enfermedades
Vacunar a un hombre o una mujer a lo largo de toda su vida oscila entre 625 y 725 euros, de los cuales, un 25% son gastos de administración. Cualquier tratamiento contra las patologías que protegen son mucho más caras, además de los perjucios sanitarios.
La crisis sanitaria del Covid-19 ha puesto en el foco las vacunas. Diferentes expertos del sector resaltan la importancia de la cobertura vacunal en todos los rangos de edad. Más que un gasto, las vacunas deben ser consideradas como una inversión, dado que es una de las herramientas más efectivas del sistema sanitario, no solo en la prevención de las enfermedades infecciosas y en la disminución de la mortalidad, sino también, por su papel en el entrenamiento del sistema inmune. Estas son algunas conclusiones del Observatorio online, Vacunas para una sociedad más sostenible, organizado por elEconomista en colaboración de GSK.
En España, el 0,25% del presupuesto sanitario anual se dedica a vacunas. Según un artículo publicado en la Revista Española de Salud Pública elaborado por profesionales del Ministerio de Sanidad, vacunar a una mujer a lo largo de toda su vida vale 726 euros y a un hombre 625 euros, cifras a las que habría que restar un 25% por gastos de administración.
Javier Castrodeza Sanz, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, jefe de servicio de Medicina Preventiva del HCUV y exsecretario General del Ministerio de Sanidad indica que “nuestra estrategia de vacunas, que supone un 0,25% del gasto sanitario, nos ha permitido sumar años de vida de calidad, disminuir la mortandad y avanzar social y económicamente”, por lo que, en su opinión, “la estrategia de vacunación es incuestionable”. Así, Castrodeza cree que este calendario de vacunación “es un logro extraordinario que debe irse completando con el tiempo, sobre la base de la evidencia científica, haciendo un esfuerzo para que nuestra sociedad tenga un abanico de vacunas que mejore la salud”, además, considera que esto “no supondría una descompensación económica del sistema sanitario”.
Al hablar de vacunas se hace referencia al coste o gasto, sin embargo, “cuando vacunamos invertimos en salud, en mejora de calidad de vida, en hacer más sostenible la estructura del sistema sanitario porque vamos a evitar que éste tenga que descompensarse en la atención de problemas que hemos podido evitar con las vacunas”, expone Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV). Además, cree que es “muy potente” el avance que se ha conseguido en nuestro país respecto al calendario vacunal, al avanzar de una concepción exclusivamente infantil de las vacunas a un calendario de vacunas a lo largo de la vida:
Al hacer referencia a las vacunas se piensa en Covid, en agentes infecciosos, “que la población tenga claro que las vacunas han permitido disminuir enormemente, incluso anular la mortalidad asociada a múltiples enfermedades infecciosas, incluso, en algunos casos, la causada por cáncer, ya que hay muchas neoplasias secundarias a procesos infecciosos y mediante la vacunación conseguimos reducirlas o incluso eliminarlas. El ejemplo más claro es la vacunación del virus del papiloma humano”, resalta Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
Un ejemplo es el descenso de gripe registrado que, además de por el uso de la mascarilla, ha caído por la gran tasa de vacunación. “Esa es la mejor demostración de que las vacunas son efectivas. Además, la población debe tener claro que las vacunas no solo afectan a una infección concreta, sino que mediante la evitación de esas infecciones evitamos otros problemas muy importantes”, explica López.
“Vacunamos para erradicar las enfermedades”, indica Libia Quero, pediatra de la clínica HLA Santa Isabel de Sevilla. La pediatra resalta la necesidad de investigación, ya que “estamos demostrando que las vacunas son capaces de protegernos de otras enfermedades crónicas que consumen recursos y alteran la salud del paciente”.
La parte social debería ir pesando cada vez más en la toma de decisión de modificación del calendario vacunal o la valoración de un precio, así lo considera Castrodeza, “porque todavía no hemos llegado a esa cultura de hacer una valoración integral del beneficio que aporta un medicamento, una vacuna, la repercusión que tiene en la sociedad, qué ahorros tiene en el sector sanitario, qué mejoras aporta...”.
En cuanto al margen de mejora en el proceso de aprobación de vacunas, el presidente de la AEV remarca que en nuestro país, “tenemos un calendario vacunal robusto y potente, con margen de mejora, como todo. Aquí tenemos una ventaja indudable y es la financiación pública de la oferta vacunal. Es uno de los motivos que nos ha permitido, junto a la responsabilidad profesional de los sanitarios, tener las coberturas que tenemos, envidiadas y envidiables”. “Hay que entender que la posibilidad de un cambio en la estructura del calendario vacunal está sujeto a las posibilidades que tiene nuestro país para ir implementando determinados cambios que tienen que estar basados en un estudio exhaustivo de la ciencia, pero también con un análisis de coste efectividad porque tenemos que hacer el sistema sostenible”, añade García.
“Para hacer un buen estudio de coste efectividad, de cambios en la sociedad y agrupar no solo los datos sanitarios, porque no solo tiene que entenderse desde el punto de vista vacuna-resultado en salud, sino que hay que integrar todo el contexto socioeconómico de la población en ese algoritmo”, López Hoyos apunta a la necesidad de “converger hacia la historia electrónica única, compartir todas las bases de datos para poder hacer estudios”. A día de hoy, “el calendario vacunal en nuestro país se ha unificado bastante”, señala el presidente de la Sociedad Española de Inmunología, aunque “hay alguna divergencia por comunidades y nos podría incluso servir para determinar o hacer estudios de implantación”.
Los expertos hacen un llamamiento hacia campañas de vacunación potentes. En el caso de los pediatras, Quero resalta que “si estuviéramos respaldados con una campaña, ya sea a través de los grandes medios como televisión, periódicos o internet creo que iríamos mucho mejor. Nosotros hacemos una campaña paciente a paciente, pero siempre te encuentras algún rechazo que podría, tal vez, aplanarse con una campaña dirigida y unificada”.