La pandemia retrasa 45.000 cirugías traumatológicas

En 2020 han dejado de realizarse 35.000 intervenciones programadas de cadera y rodilla; 5.500 cirugías protésicas de hombro y 5.000 operaciones de columna.

El sector de Traumatología ha puesto de manifiesto su preocupación por la demora y las cancelaciones que se han producido en las cirugías no urgentes del ámbito traumatológico a causa de la pandemia por la Covid-19. Según estimaciones del sector, en España en el año 2020 se dejaron de practicar más de 45.000 cirugías traumatológicas programadas (alrededor de 35.000 cirugías corresponden a cadera y rodilla; 5.500 a cirugías protésicas de hombro y en torno a 5.000 se refieren a intervenciones de columna).

Para amortiguar el impacto sanitario y económico motivado por la cancelación de estas intervenciones, el sector de Traumatología de Fenin considera fundamental que se normalice la actividad quirúrgica no urgente y que se reprogramen aquellas cirugías que se han visto afectadas a causa de la pandemia. Para ello el sector propone la puesta en marcha de un plan específico de recuperación de listas de espera, así como la dotación a los hospitales de los recursos y mecanismos necesarios para poner fin a esta situación, de modo que las listas de espera no continúen aumentando.

Si bien este tipo de intervenciones quirúrgicas no son urgentes, su retraso conlleva importantes consecuencias en el pronóstico de estas patologías, así como en lo que respecta a la calidad de vida de los pacientes, además de que compromete su recuperación, lo que se traduce en destacados costes para el sistema sanitario (bajas laborales, frecuentación hospitalaria y visitas a urgencias, etc.). Posponer este tipo de cirugías puede suponer también que persista y se agrave el dolor en los pacientes, así como la limitación funcional que provocan dichas afecciones, lo que impacta directamente sobre el desarrollo normal de la actividad diaria de los afectados y favorece el sedentarismo, con las consiguientes consecuencias sobre la salud cardiovascular, especialmente de cara a enfermedades tales como la diabetes o la hipertensión.

Asimismo, para paliar el dolor de estos pacientes, se tiende a aumentar el consumo de fármacos (especialmente analgésicos y antiinflamatorios). Otra de las consecuencias derivadas del retraso de estas intervenciones es el agravamiento de la patología y la sobrecarga mecánica de otras articulaciones, acelerando la artrosis y provocando contracturas o tendinitis, lo que supone un empeoramiento del estado físico del paciente.