Giuseppe Chiericatti, director general de Chiesi España: “La innovación incremental puede marcar una diferencia importante para el paciente”

Giuseppe Chiericatti pone en valor la innvación incremental por su capacidad para ofrecer mejoras en el control de las enfermedades y en las vidas de los pacientes. Lamenta que no siempre se perciban como innovadores los cambios en formas de administración o combinaciones que logran transformar los tratamientos

Giuseppe Chiericatti lidera el negocio de Chiesi en España desde 2016 y tras dos décadas trabajando en la compañía. Es licenciado en Química y Tecnología Farmacéutica por la Universidad de Módena (Italia) y se formó como investigador bioquímico en la Universidad de California en San Francisco. Dentro de la organización cuenta con una amplia experiencia internacional, en la gestión de diferentes productos y en el liderazgo de diversas áreas de negocio. Entre otras iniciativas, creó y coordinó el Consejo Asesor Europeo de Hipertensión de la compañía.

En el último año han cambiado muchas cosas en el sector ¿Puede ofrecer un balance general de los últimos 12 meses y lo que han supuesto para la industria?

Ha sido un año de aprendizaje, del cual hemos logrado salir fortalecidos a pesar de la gravedad de la situación y sin olvidar a todas las personas que han fallecido. Destacaría el papel de todos los profesionales sanitarios y todos los que han estado al frente porque, desde nuestra posición, vivirlo en el día a día, ha sido una muestra enorme de solidaridad. En las primeras semanas y meses nuestros esfuerzos se concentraron en garantizar el suministro de medicamentos. En nuestro caso, todas las plantas de producción están en Europa y en el periodo más duro conseguimos, como todo el sector, mantener la producción a ritmo, e incluso incrementarla cuando se han producido picos de demanda para entregar a tiempo. Ningún paciente se ha quedado sin su medicación. Era una prioridad para Chiesi y para todo el sector.

En la parte digital hemos pasado de cero a cien. En nuestro caso pedimos al personal que podría trabajar a distancia que se quedara en casa varios días antes de que fuera obligatorio. Ahí la gran incógnita es si todo iba a funcionar. Ha sido un crash test del que hemos salido airosos. Ahora que lo sabemos, podemos modular el uso de la tecnología para buscar un equilibrio. Siempre que sea posible y seguro procuraremos mantener el contacto directo entre personas, que es importante, y utilizaremos el teletrabajo para conciliar. Las herramientas digitales también han permitido mantener el contacto con los profesionales sanitarios y los pacientes, incluso ganando en eficiencia en muchos casos. Lo mismo ha pasado con los encuentros científicos, en los cuales ha sido posible convocar con más facilidad a expertos de todo el mundo gracias a la tecnología, con programas más enriquecedores.

Hablaba de la concentración de la producción en Europa, un tema del que también se ha hablado mucho a lo largo de este año por su importancia para garantizar los suministros de medicamentos...

Efectivamente, una parte sustancial de nuestros productos sale de Italia y de Francia. En España también hay una producción significativa, sobre todo en consumer care a partir de terceros. El 65-70% de lo que se vende en España se ha producido aquí.

La Comisión Europea ha aprobado la comercialización de la triple terapia de Chiesi en un único inhalador para tratar el asma. Era una opción ya aprobada para Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) ¿Qué aporta esta terapia?

El tema de la adherencia terapéutica es fundamental siempre, pero más aún cuando hablamos de tratamientos para pacientes crónicos, que son para toda la vida.

El problema que presentan algunos tratamientos para estas enfermedades respiratorias no es una cuestión de incumplimiento porque al paciente se le olvide alguna dosis, es que son difíciles de administrar, con dos inhaladores como mínimo y una complejidad que puede inducir a error. El hecho de tener una triple combinación simplifica enormemente las cosas. Hay que tener en cuenta que muchas veces las personas con EPOC tienen como mínimo 60-65 años y necesitan terapias para otras condiciones. El aumento de la adherencia al tratamiento se traduce en mejor control.

Para nosotros es importante conseguir mejoras para el paciente, a veces eso se consigue con nuevas formas de administración o combinaciones terapéuticas, o reduciendo el número de dosis diarias. Son avances que a veces no se perciben como una gran innovación, pero este tipo de innovación, la incremental, puede marcar una diferencia fundamental. Es necesario defenderla y ponerla en valor, porque es el camino para seguir desarrollando terapias cada vez mejores para los pacientes.

¿Cree que el valor de esa innovación incremental se traduce de forma adecuada en la evaluación de los medicamentos para su aprobación y en la determinación de precio para reembolso?

La cuestión de las decisiones sobre precio es muy compleja. Creo que deberíamos empezar por producir más evidencias científicas sobre los medicamentos, no solo durante su desarrollo, sino más allá, obteniendo datos en práctica clínica (RWE, Real World Evidenc’, suele llamarse en el sector) después de que sean comercializados. Es algo que en Chiesi ya se hace. Si luego eso tendrá consecuencias en el precio o no es otra cuestión. Antes de nada vamos a necesitar los datos.

Un punto importante a considerar en el precio son los ahorros indirectos que puede generar el empleo de una terapia eficaz. Eso no se valora, a pesar de que está en el dosier y puede ofrecer datos interesantes. El uso que se haga de esa información es otra cosa.

Ahora que hablamos de evidencias científicas ¿cuál es la situación de España en cuanto a investigación?

En España tenemos la suerte de contar con centros de excelencia, hospitales públicos y otras instituciones que, en las especialidades en las que trabajamos son referentes de excelencia, en muchos casos a nivel internacional. No faltan centros para colaborar y eso es una ventaja fundamental que tiene España.

Lo que se ha hecho para agilizar los ensayos clínicos es una herramienta que puede atraer inversión. Evidentemente, cada país compite positivamente para conseguir atraer fondos, y en ese aspecto España está muy bien posicionada.

En 2018 Chiesi se convirtió en una ‘Benefit Corporation’, con la exigencia legal de considerar el impacto de sus actividades en el medio ambiente y la sociedad -trabajadores, clientes, proveedores e incluso la sociedad en su conjunto- ¿Puede hablarnos de lo que ha supuesto?

La responsabilidad social corporativa (RSC) es algo que está en nuestro ADN. Al buscar en nuestras acciones no solamente el bien de la compañía, sino el de la sociedad, lo que sucede es que no hay departamentos estancos para el ejercicio de esa responsabilidad. La RSC forma parte de cada función de la empresa. La certificación es complicada y muy pocos la consiguen. Es algo que estamos empezando a pedir también a nuestros partners. Es el camino que hemos decidido tomar y además de realizar mediciones objetivas de su puesta en marcha las propias variables y registros se van ampliando a nuestros partners. De hecho, es parte del compromiso para obtener esa certificación, cada dos años hay que demostrar que se ha mejorado en la calificación. A ese respecto hay dos hitos en el horizonte: alcanzar la neutralidad en huella de carbono en 2030 y la neutralidad indirecta en 2035.

¿Puede hablarnos de la iniciativa ‘Action over words’?

En el sector salud trabajamos para mejorar la vida de las personas, por eso hay que pensar en la acción más que en el discurso. Tenemos identificados objetivos que hemos hecho públicos, basados en criterios científicos, la neutralidad en cuanto a la huella de carbono es solamente uno de ellos. Queremos ser transparentes. Es nuestro compromiso y el ejemplo que queremos dar.