La vacunación acusa el golpe de la pandemia con retrasos de 12 meses
Los expertos advierten que la actividad vacunal normal se ha retrasado de forma significativa a consecuencia de la pandemia, con retrasos de hasta 12 meses en la primovacunación, las dosis de recuerdo de vacunas a adolescentes y menores tasas de vacunación en embarazadas y adultos.
Cuando los expertos se han dedicado a analizar la evolución de la actividad vacunal en España en el último año se han encontrado lo que muchos se temían: retrasos en la administración de primeras vacunas, retrasos en la administración de dosis de recuerdo de vacunas administradas antes del primer estallido de contagios de coronavirus y menores tasas de vacunación entre embarazadas y adultos.
Eliseo Pastor Villalba, jefe de la unidad de coordinación y promoción de la salud de la consejería de sanidad de la Comunidad de Valencia, fue una de las primeras personas en divulgar datos al respecto cuando la pandemia casi no había hecho más que empezar. En parte, atribuía el fenómeno al miedo de la población a acudir a los centros sanitarios y a la adaptación de la actividad asistencial a la situación de urgencia. Federico Martinón, jefe de pediatría en el Hospital Clínico Universitario de Santiago, que ha constatado el problema en una presentación de datos de ámbito internacional, ha sugerido que la separación de vacunas en diferentes visitas no siempre tiene sentido. El experto se inclina por coadministrar vacunas en una única visita siempre que las fichas técnicas lo contemplen, ya que esta estrategia “tiene más ventajas que inconvenientes”. Desde su punto de vista, las razones que hacen esencial la vacunación, a pesar del Covid-19, son garantizar la protección individual, mantener la inmunidad colectiva, la protección frente a la coinfección (Covid-19 y otra dolencia de tipo infeccioso) y la posible estimulación del sistema inmune.
Fernando A. Moraga Llop, vicepresidente de la Asocaición Española de Vacunología, ha recordado que “diversos organismos y sociedades científicas han advertido sobre el impacto que está teniendo la pandemia en las vacunaciones debido a la redistribución de los recursos humanos y económicas a causa de esta grave amenaza para la salud pública”. Este nuevo escenario y el miedo al contagio “está originando que los padres no vayan con sus hijos al pediatra, ni los adultos al médico de familia”. De acuerdo con este experto, las recomendaciones de distanciamiento social y la evitación de los centros sanitarios hechas por el Gobierno no estaban suficientemente claras.
La ONU advierte que el nuevo coronavirus ha creado una situación de “temor e inseguridad” que ha hecho que muchos padres se pregunten qué hacer en cuanto a la vacunación rutinaria de sus hijos durante estos meses. El descenso en el índice de vacunaciones infantiles ha sido calificado de “alarmante” por la agencia de la ONU para la infancia, Unicef.
Tedros Adhanon Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho en una de sus intervenciones ante los medios: “Las vacunas son uno de los instrumentos más poderosos en la historia de la salud pública, pero la pandemia ha puesto en peligro esos avances. El sufrimiento y la enfermedad que pueden evitarse con las vacunas habituales podrían ser mayores que los que cause la propia Covid-19. No obstante, no tiene por qué ser así. Se pueden administrar las vacunas con seguridad, incluso durante la pandemia, hacemos un llamamiento a los países para asegurar que se mantienen los programas de vacunación esencial, ya que son una estrategia que salva vidas”.
De acuerdo con este organismo, “por mucho que la Covid-19 altere nuestras rutinas, debe intentarse vacunar a los niños en todos los lugares en los cuales ese servicio sanitario esté disponible”.
Como admiten que la situación no solo es desigual, sino que evoluciona rápidamente en cada lugar, indican a los padres que se dirijan a los servicios de pediatría correspondientes para vacunar a sus hijos y, si por las circunstancias no están disponibles, les recomiendan tomar nota para volver a intentarlo en otro momento. En lugar de tomarse la pandemia como un motivo para no vacunar, los responsables de este organismo consideran que esta situación “nos recuerda cuánto valor tienen las vacunas; nos muestra que cuando hay una vacuna disponible para una enfermedad, debemos tener nuestras vacunas y las de nuestros hijos actualizadas”. Sin esa protección, las enfermedades se pueden extender rápidamente y con “terribles consecuencias”.
Así, recuerdan que el sarampión y otras enfermedades siguen siendo un riesgo “constante”, y que “somos muy afortunados por tener la protección de las vacunas frente a esas enfermedades”.
Tanto Unicef como la OMS han establecido iniciativas de apoyo a los países en sus esfuerzos para recuperar el ritmo en la administración de vacunas. También han emitido una serie de recomendaciones para la “reconstrucción” de los sistemas que dan soporte a la vacunación: restaurar los servicios proporcionando a los profesionales sanitarios instrucciones sobre seguridad y dotándoles de los equipos de protección que necesitan para recuperar la actividad en vacunación de forma segura; apoyar al personal sanitario en su comunicación con los responsables de los servicios en los cuales desarrollan su trabajo para explicar de qué modo pueden recuperarse los servicios con seguridad; rectificar las carencias en términos de tasas de vacunación.
Para alcanzar este último objetivo, consideran que es muy probable que sea necesario extender los servicios de vacunación habituales para llegar a las comunidades y grupos de población que han perdido su oportunidad de vacunarse, con atención particular a las comunidades en las cuales viven los niños más vulnerables.